Una y tantas Lunas. [MiNayeon]. Short Story

Segunda Luna. Así en todos mis cumpleaños.

Mientras Mina soplaba las 3 velas (que representaban 10 años cada una) en su pastel de cumpleaños, al lado de su mejor amiga Jeongyeon; las imágenes de su primer y único cumpleaños junto a Nayeon empezaron a llegar a su cabeza con gran velocidad en blanco y negro, para después tomar color. Haciéndola derramar lágrimas que ya no se veían, llevaba años que Mina se había quedado sin lágrimas...

Throwback 

M: No necesito nada de regalos Nayeon, sólo ven conmigo a cenar ¿Sí? -preguntó la menor mientras ayudaba a Nayeon a colocar los libros en el carrito de la biblioteca

N: No puedo Mina, esta noche tengo muchas cosas que hacer, le prometí a mi madre que cenaría con ella y pasaría por mi hermana a la academia después de eso -puso una cara larga- me encantaría estar ahí contigo amiga, pero no puedo. -dijo esto último mientras tomaba su bolso y empezaba a caminar al ascensor con Mina detrás- pero te veré mañana un rato antes de la clase- entró al ascensor y presionó un botón- te quiero, ¡feliz cumpleaños! De nuevo... adiós -sonrió y se despidió con la mano mientras Mina veía las puertas cerrarse.

Mina se quedó en la biblioteca leyendo uno de sus favoritos, "El océano al final del camino" y después de 2 horas tomó camino a su casa. Le esperaba uno de los cumpleaños más solitarios del mundo. Ni siquiera su familia estaría con ella porque se habían ido a Japón por un imprevisto. Jeongyeon, su mejor amiga, la había visitado en la mañana y le había llevado un enorme pastel de frambuesa, le cantó y se quedó con ella un tiempo porque en la noche estaría muy ocupada.

En el camino pasó por una franquicia de pollos, se compró un paquete de pollo sazonado y se lo llevó a casa. Tomó la parada para el autobús ruta 24 y se sentó junto a una ventana, se colocó los audífonos y reprodujo las canciones que su horóscopo le recomendó para esa semana. Al llegar a su parada Mina bajó y casi tira la orden de pollo al resbalarse con un charco de lodo, se maldijo así misma y siguió caminando.

Llegó al enorme edificio de departamentos y entró, el portero amablemente la felicito y Mina le regresó el gesto con una sonrisa, caminó hacia las escaleras y subió peldaño por peldaño con la mayor flojera del mundo. "Excelente, por qué no mejor me siento aquí a comer mi pollo" y se sentó en un eslabón. Estaba a punto de abrir el pollo cuando le dio un frío inexplicable y decidió mejor entrar a casa, que aunque solitaria, era más cálida que un eslabón a la mitad de la noche.

Mina introdujo la llave en la cerradura y la giró a la derecha para accionar el mecanismo y poder entrar a casa, pero entonces se dio cuenta que la puerta estaba abierta. Abrió la puerta temerosa y dejó el pollo en la entrada, casi aventándolo. Dio dos pasos hacia el interruptor de la luz y estiró la mano poco a poco y muy atenta de cada sonido, a escasos dos centímetros de prender la luz, sintió como alguien la abrazaba por el costado; Mina saltó.

N: Feliz cumpleaños, "amiga" -le susurró la otra a la menor mientras hacía énfasis en la palabra amiga- te amo.

Mina prendió la luz y se volteó a abrazar a Nayeon quien la miraba con los ojos brillosos y llenos de amor. Mina estaba tan conmocionada por escuchar un "te amo" por primera vez de la boca de la persona que llevaba meses robándole el sueño. Nayeon alzó la vista y se acercó a los labios de Mina, los besó con tacto y amabilidad, lento, suave y profundo. Mina correspondió el beso, mezclándose en él, estaba feliz a manos llenas, se embriagó del sabor a Nayeon, le acarició los labios y jugueteó con su lengua, mordisqueó con suavidad su labio superior, después el inferior y se apropió de los labios de Nayeon.

Un pequeño suspiro salió de la boca de la mayor, indicando falta de aire. Nayeon besó la frente de Mina quien se estremeció por completo. Cada una de sus células murieron por un microsegundo para después revivir con intensidad, hipersensibles a cualquier estímulo. Mina podía sentir su corazón acelerado, pero más feliz que nunca y lo proyectó a través de sus ojos, que eran observados por la mujer de sus sueños, quien le veía con ternura y temor a que ella se negara a su siguiente movimiento, pero Mina le sonrió tímida y Nayeon supo que no había nada que temer.

Nayeon cerró con cuidado la puerta principal, y lentamente volteó hacia Mina quien se encontraba recargada en el reposabrazos del sillón mirando hacia el piso con la cara colorada, le tomó la mano y Mina alzó la mirada, se regalaron palabras de amor con la simple mirada y se dirigieron a la habitación de Mina, tomadas de la mano con el corazón a mil por hora.

Las manos de ambas empezaron un juego difícil de detener, pero que era dulce y suave. Las almas de ambas estaban conectándose a otro nivel, un nivel superior que nunca habían conocido y que querían guardar en sus memorias para siempre. Empezaron a sentirse lentamente hasta conocer cada parte de sus cuerpos, sus mentes estaban en blanco y a lo lejos escuchaban la suave melodía proveniente de sus respiraciones entrecortadas.

Nada habría sido mejor regalo que este para Myoui, complementarse con Nayeon era un deseo no solo de Mina sino de su cuerpo completo. Nunca pensó que la chica que veía desde la lejanía todos los lunes, miércoles y viernes en la biblioteca ayudando a niños pequeños a leer, fuera a ser su más grande regalo de vida.

Mina y Nayeon durmieron abrazadas esa noche, después de haberlo compartido todo, cada parte de su cuerpo y de sus almas se habían conocido en su totalidad. Se besaban de vez en cuando, sonreían e incluso una que otra lágrima de felicidad recorría las mejillas de Nayeon. Respiraban el aire que la otra exhalaba y eso no les molestaba en lo absoluto, al contrario, les traía de vuelta a la vida.

Desde esa noche Mina y Nayeon decidieron compartir sus madrugadas, mañanas, tardes y noches juntas. Nayeon se fue a vivir con su ahora novia, quien el destino había elegido celosamente para ella. Una oportunidad como esta no podía repetirse de nuevo en la vida de ninguna de las dos, eso estaba escrito en roca.