Capítulo I: La Carta

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Es un día hermoso. Soleado. Perfecto para abrir un poco antes el estudio de tatuajes. Si todo sale conforme a lo planeado, Ted volverá mañana de su viaje a Los Ángeles. Unas merecidas vacaciones luego de tanto trabajo. Cuando comencé a trabajar con él, teníamos que compartir el espacio con la sala de sus padres. Ahora tenemos nuestro propio negocio. Dos tatuadores contra el mundo.

El único defecto es la forma en que Ted suele mirarnos a mí y a mi ángel cuando estamos juntas en este lugar. No ha terminado de entender nuestra situación y... Bueno, supongo que nadie puede culparlo por su forma de interpretar las cosas. Si fuéramos un poco más discretas, como Max y Chloe, tak vez no tendríamos que enfrentarnos a esto. Sea como sea, Ted es un buen sujeto y un gran amigo. Ha confiado en mí para mantener a flote nuestra nave.

En la agenda sólo tenemos un par de trabajos importantes qur sin duda nos tomarían un par de horas. Uno de ellos es mera formalidad, pues Max siempre es bienvenida aquí sin que tenga que hacer una cita previamente.

Sin Ted aquí, el momento es perfecto para encender una vela aromática. Eso sin duda da una mejor imagen que su sutil olor a hierba. No es que pueda quejarme, de cualquier manera... Max no se cansa de decir que no termina de entender cómo es posible que sea ella y no yo quien se niega a encender un porro.

El espejo me recuerda constantemente que mis mechones necesitan un retoque. Y aún así, me agrada cómo lucen ahora. Lo que sin duda no está sujeto a discusión es que mi brazo izquierdo es donde sin duda quieto hacer ese tatuaje que propuso mi ángel. Una mariposa azul tatuada en cada una de nosotras. Una muestra de que existen cosas que podríamos no comprender nunca, y que aún así no podrían ser de otra manera.

Si mis padres vieran mi cuerpo ahora...

Recuerdo bien cómo reaccionaron cuando supieron que estaba saliendo con Rachel Amber. Por supuesto, en ese tiempo no tenía ningún tatuaje. Y ahora... Creo que aún queda un pequeño espacio en mi brazo derecho. Mi ángel tuvo que detenerme antes de que tatuara algo sin sentido en mi espalda. En sus palabras, cada tatuaje debe ser importante. Lo suficientemente importante para que merezca estar en mi piel. Para que valga la pena si he de cargar con ello por siempre.

Y, hablando de la reina de Roma...

Ahora mismo va entrando al estudio. Siempre lucha contra la puerta principal. Suele atascarse. Como cada día, mi ángel luce radiante y perfecta. Y va agitando victoriosamente un sobre de gran tamaño.

—Buenos días, Katie. Alguien olvidó despedirse esta mañana. Sabes que eso se paga muy caro.

—Lo siento. Tuve que ir a buscar más agujas antes de abrir el estudio.

—Esa no es excusa. Si hubieses desayunado con nosotras, habrías visto esto de primera mano. Chloe y Max tuvieron el privilegio. Eres la peor novia en la faz de la tierra.

Ahora sólo agita el sobre frente a mí. Pretende evitar que lo tome. Pero cuando consigo arrebatarlo de sus manos, sólo ríe a carcajadas. Tamborilea con sus dedos sobre la mesa con impaciencia mientras yo miro al fin el book fotográfico. El más reciente, donde incluso incluye un par de desnudos artísticos.

—Cielos... Max sí que tiene un gran talento. Te ha capturado desde los mejores ángulos.

—Max dice que todos mis ángulos son buenos.

—Y no se equivoca. No puedo decidir cuál de estas fotos es la mejor.

—También ha llegado el mural que pedí para colgar en nuestra habitación. Podrás mirarme el culo siempre que me extrañes.

—Eres asquerosa.

—Sólo imagínalo... Con este book, estoy segura de que conseguiré una gran oprtunidad.

—¿Lo has enviado ya al casting del que Ted te habló?

—Estuve hablando con el director esta mañana, pero aún no estoy segura... Creerás que es ridículo, pero no estoy lista para dar un paso tan grande.

—Podemos discutirlo con Max y Chloe esta noche.

—Sí... Aunque creo que esta decisión debería tomarla por mi propia cuenta.

—Lo entiendo... Pero aún así, sabea que iría contigo hasta el fin del mundo.

Y sonríe. Se ruboriza un poco. Se inclina para besarme. Y ahora sujeta mis manos con fuerza.

—Andando, Katie. Hagamos una locura. Cierra el estudio y vamos a la playa con Max y Chloe.

—No puedo hacerlo. Ted me mataría.

—Y yo puedo matarlo de vuelta. Anda.

—Rachie...

—No aceptaré otra respuesta. Oh... Y casi lo olvido. También tú tienes correspondencia.

Toma el sobre de sus bolsillos traseros. Lo lanza hacia mis manos y ríe a carcajadas.

—Te espero en el auto, tortuga. Tengo rosquillas.

Se contonea victoriosamente hasta la salida, dando vuelta al letrero que ahora anuncia que el estudio está cerrado. Debe estar totalmente segura de que voy a seguirla, aunque eso no me haga sentir bien conmigo misma. Sé que Max podría esperar un día más para tener su nuevo tatuaje. Y la otra cita podría posponerla un día más para que Ted se haga cargo, y yo... Oh, ¿qué más da? Un día libre siempre me viene bien.

Ahora el sobre parece estar quemando en mis manos.

¿Qué tenemos aquí? Una carta de Oregon, enviada desde... ¿Qué diablos...? ¿La Academia Blackwell? Pero, ¿por qué...? ¿Cómo supieron que...?

Este mal presentimiento... ¿Debería abrir la carta, o simplemente dejarla en el olvido?

Fate is StrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora