A pesar de cómo han sido las cosas desde que Rachel Amber y yo nos hicimos tan unidas, sigue causándome un poco de remordimiento cada vez que logra convencerme de romper las reglas. No han pasado más de veinte minutos, y ya siento que quiero volver al estudio de tatuajes. Pero Rachel no me deja siquiera tocar el tema. Cuando lo intento, ella sólo me toma por los hombros y me obliga a seguir avanzando hacia la sección de licores en el súpermercado. Además de nuestro cargamento de cervezas, ha decidido comprar algo de mejor calidad para brindar esta noche. Lleva suficientes rosquillas como para no comer nada más por el resto del día. Y aún así, Rachel cree que es necesario lanzar al carrito un par de cajas de galletas de chocolate. Cualquiera que viera eso, no podría creer que ella no necesita más para mantener su figura perfecta.
Claro que...
Bueno, tal vez Chloe tiene razón cuando dice que Rachel no necesita grandes rutinas de gimnasio cuando me tiene a mí.
Creo que no debí pensar eso...
Siempre que pienso en Rachel de esa manera, algo cambia dentro de mí. Una necesidad imperiosa de estar cada vez más cerca de ella. Que me hace más consciente de la forma en que contonea sus caderas. De la forma en que ondea su cabello rubio. De cuán perfectos son sus rasgos.
Rachel Amber me vuelve loca.
—Quiero llevar un vino que valga la pena. Podría dejar un poco para Max y Chloe.
—¿De qué hablas?
—Bueno, digamos que... ¿Recuerdas que hace unos días, Chloe me pidió que la acompañara a buscar un mecánico?
—Sí.
—En realidad fuimos a la joyería. Definitivamente nunca había visto nada como eso, ¿sabes? No esperaba que Chloe pudiese planear algo así.
—Creo que no estoy entendiéndolo.
—Chloe me pidió que no se lo dijera a Max. Le dirá que quiere comprometerse a pasar juntas el resto de sus vidas.
—¿No crees que somos un poco jóvenes para pensar en esas cosas?
Ella sonríe.
—Creo que nunca sabemos lo que pasará mañana, así que es mejor tomar riesgos y hacer esas cosas que nunca harías si te detienes a pensarlo. Además... Si dependiera de mí, yo también querría pasar mi vida entera contigo. ¿Tú no?
¿Qué se supone que debo responder a eso?
¿Quiero hacerlo también?
¿No quiero hacerlo?
¿Estoy segura, o no...?
Supongo que... Sólo debo decir lo que siento.
—Rachel, yo... No estoy segura. Creo que no estoy lista para tomar una decisión tan importante.
Eso no le agrada. Puedo verlo. Y me duele saber que le he hecho daño, aunque no haya sido mi intención. Así que sólo suspira. Sonríe de nuevo y me dedica un guiño.
—Entiendo... Vamos, aún debemos buscar un par de cosas más.
—Rachel, yo...
—No te preocupes por eso.
Pero sé que debería hacerlo. Sé que ella esperaba otra respuesta. Y sé que me costará hacer que ella se sienta mejor. Ella sólo sigue con su camino, sin decir una palabra más.
En momentos así...
Realmente me gustaría tener el mismo poder que tiene Max, y así podría remediar mis errores. Tener una segunda oportunidad.
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Fate is Strange
Fanfic¿Por dónde comenzar...? Mi nombre es Kate Marsh, y tengo diecinueve años. Hasta hace veinticuatro horas, mi vida era tan normal como la tuya. Compartiendo un piso con mis mejores amigas, trabajando en el estudio de tatuajes de Ted, pasando cada noch...