IX

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[POV Seokjin]

Caminé con elegancia entre toda la gente que se encontraba en aquella discoteca, estaba completamente repleto de gente y yo parecía ser el único que se sentía como un pez fuera del agua allí.

Mis ojos viajaron con disimulo hasta encontrarme con Namjoon, se veía feliz y aquello me molestaba.

Era verdad que desde que él había comenzado a asistir al grupo de autoayuda todo había mejorado, bueno, en parte. Aún había momentos donde él era violento y lograba suponer que era normal, aún no estaba "mejor" del todo ¿Mejor, acaso en algún momento estuvo mal? 

Caminé más despacio alcanzandole el paso a él quien iba acompañado de Jungkook. Mí brazo viajo por su espalda abrazándolo y apegandolo a mí en un veloz movimiento. Él me miró.

— ¿Qué haces, Jin? -cuestiono con cierto humor mientras una de sus cejas se arqueaban y reía apenas un poco, estaba incómodo.

— Hay paparazzis, ¿Recuerdas? Somos pareja cariño -murmuré yo sonriendo con cierta falsedad — ¿Acaso hay alguien aquí que no debería vernos juntos? -interrogue con dobles intenciones.

Su mejoría había sido extraña ha decir verdad, en simples semanas todo había vuelto a la normalidad y él me trataba repentinamente como uno más del grupo, no me mal entiendan, prefería eso antes que un golpe pero sabía que algo andaba mal. Él era frío incluso en frente de las cámaras, ya no me veía con los mismos ojos, sentía que estaba enamorándose de alguien más. De Jackson.

— Discúlpame Seokjin a ver si entiendo tu pregunta -recriminó mirándome con el ceño fruncido y algo exasperado — ¿Tú estás celoso?

No hallaba las palabras justas para describir el esfuerzo que estaba haciendo por no mandarlo a la mierda. Me habia engañado, pegado, hecho cosas horribles y, ahora, simplemente se enamoraba de alguien más luego de unas semanas, eso era inaudito. No iba a permitirlo, de ninguna manera él se iría de mí lado con aquél otro chico.

— No, Namjoon, no estoy celoso -gruñi por lo bajo alejándome de él, con cierto resentimiento pues, una vez más, había sabido leer mis sentimientos.

— No te comprendo -oí venir desde sus labios mientras sus ojos se ponían en blanco y posteriormente soltaba un suspiro — mejor voy a saludar a Jackson -murmuró relamiendo sus labios y alejándose de ahí a paso lento y relajado con sus manos metidas en sus bolsillos.

Y allí me dejó, tirado, de nuevo.

Comenzaba a preguntarme si en algun momento yo había sido una prioridad para él, si había significado algo.
Siempre había alguna cosa, o persona, por sobre mí. Me dolía admitirlo. Había días, cuando la inspiración se apoderaba de él y yo pasaba a segundo plano, si no, había problemas. Sabía la gran responsabilidad que ser líder conllevaba, pero, aún así me había sentido desplazado.

— ¿En qué tanto piensas, Hyung? -pude oír la voz de Taehyung desde atrás mío, en un momento había quedado completamente sólo en el hall de entrada de aquél lugar. — realmente no querías venir, ¿No es así? -cuestiono finalmente y yo aparte la mirada.

— No, Taetae, no es eso -hablé con calma mientras intentaba dibujar una sonrisa sobre mis labios. Vaya que era difícil. Suspiré suavemente y mis ojos se cerraron unos cuantos segundos.

— Quizá a Nam podrás mentirle pero, ¿A tin mismo, Hyung? -añadio dejándome desconcertado. Había momentos donde Tae podía ser muy extraño. Por momentos parecía ser simplemente un niño dentro del cuerpo de un adulto pero, en otros como ahora, me dejaba completamente atónito.

Carraspee unas cuantas veces fingiendo confusión. Mis ojos viajaron con lentitud hasta encontrarme con él, se veía inexpresivo.

— No sé de que hablas, Taehyung -murmuré por lo bajo acomodando mí cabello con ciertos aires de diva.

Él rió.

— Está bien, huyng, quizá mí percepción respecto a sus celos con Jackson estaba un poco... Uhm, ¿Distorsionada?

— Como si yo fuera a estar celoso de aquél tipo -gruñi por lo bajo inconcientemente, nuevamente él rió. Ahora con más ganas. — Olvídalo -comence a caminar en dirección a la fiesta, ya la había cagado lo suficiente.

— Hyung, no debería tener miedo ¿Sabe? Yo creo que Nam lo ama con todo su corazón -murmuró tímidamente él, si tan sólo supiera que Namjoon carece de un corazón.

— Quizá tienes razón, Tae

No quería seguir ahí, no quería seguir hablando. Solamente quería correr y olvidarme de todo, de él, de cómo me había vuelto a fallar.

Cuando entré al bar las luces de neon me enceguecio  durante unos cuantos segundos dejándome un leve dolor en la cabeza y obligándome a cerrar los ojos durante un tiempo. Cuando los abrí la peor escena se presentó frente a mí, ahí estaba Namjoon, mí Namjoon, abrazando por hombros a Jackson quién sonreía y lo abrazaba por la espalda. Gruñi. ¿Acaso no le importaba que ese hombre tuviera un historial de violencia? Claramente no lo hacía.

Carraspee desde detrás y ambos me miraron aunque Namjoon apartó rápidamente la mirada de mí, ¿Qué pasó Nam, no te siente capaz de verme a los ojos? Sonreí.

— Espero que tengas un cumpleaños muy feliz, Jackson -hice una corta referencia y pese a que él sonreía sabía que no era precisamente la persona que más quisiera ver en ese momento. Después de todo yo aún era la pareja de Namjoon en frente de los medios, y así seguiría.

— Muchas gracias Seokjin, disfruta la fiesta -él habló con calma y lentamente se dio vuelta a la barra para tomar nuevamente su vaso. Aún no soltaba a Namjoon.

— Lo haré, tú intenta no apoderarte de mí chico -sonreí maliciosamente pues sabía que ese comentario desataría algo grande, si ya estábamos en el juego, ¿Por qué no jugar?

— ¿Perdón? -él se dio vuelta con una ceja arqueada y apartando su brazo de Nam.

— Seokjin creo que será mejor que vayas a otro lado, ¿Por qué no vas donde Jungkook? -murmuró Namjoon fulminandome con la mirada, nuevamente sonreí.

— Oh, vamos Nam, es sólo una broma

— Vete -solto en un murmuro recargado de odio mientras que con el rabillo del ojo pude percibir como sus puños se cerraban y hacia fuerza.

No dije nada, ¿Qué más podía? Él me había lastimado, una vez más, yo lo había dejado lastimarme, una vez más. Siempre era igual, siempre era él quien mandaba, sus sentimientos eran los únicos que valían. Yo no era nada. Jamás había sido nada.

A paso lento había salido de ahí, me hallaba el la zona exterior del lugar entrado en un banco, pensando, lamentándome, una vez más, haberme enamorado de ese hombre.

Pronto oí una voz desde la salida que logró erizar cada vello en mi.

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