Parte II

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Baje donde mi familia, solo tomé una taza de café junto con un yogur y subí de nuevo a mi habitación. No sé por qué se empeñaban tanto en hacerme bajar si nunca desayunaba con ellos, siempre aparentando ser la familia perfecta, pero lo único que hacíamos era pelear o más bien eso era lo único que hacían mientras estaba yo. 

Mi hermano me había llamado anoche para decirme que mi padre había invitado a algunos amigos y querían conocerme, además de que llevarían a sus hijos, lo que significaba que tendría que correr con alguno de los chicos, ya conocía a algunos, a otros no, pero solo sabía que me llevaban algunos años, creo que después de ese corto desayuno. Solo me recosté un rato, pero no duro mucho, me metí a bañar y me decidí a poner algo cómodo, ya que el día estaba algo triste, parecía que iba a llover y así fue, parecía un día normal, pero no sabía qué durante aquel día lluvioso algo arruinaría más mi vida.

Seguí recostada en la cama, el sueño me estaba invadiendo de nuevo, anoche, llegue tarde y no había dormido mucho, aparte mi cabeza daba muchas vueltas. Mi teléfono comenzó a sonar y me desperté de mi pequeño sueño.

— ¿Carla estás ahí? - era Deban, se escuchaba raro.

— Hola Deban, aquí estoy, ¿estás bien? - respondí preocupada por la forma en que dijo sus palabras, nunca lo había escuchado de esa forma.

— Lo siento mucho C-Carla, Patrick tuvo un accidente y él no - suspiro, para luego seguir hablando - falleció anoche, lo siento mucho - al otro lado de la línea solo se escuchaban pequeños sollozos por parte de mi amigo.

Me levanté de la cama, eso me cayó como un balde de agua fría, yo no supe qué hacer, hasta que en un momento la realidad me golpeo y deje caer mi teléfono y me tire al suelo. Las palabras de Deban no dejaban de sonar en mi cabeza, Patrick tuvo un accidente, él falleció anoche, ¿Cómo pudo pasar eso?, me preguntaba una y otra vez, lo había perdido. No quería llorar, pero me di cuenta demasiado tarde y las lágrimas ya resbalaban por mis mejillas y yo ya ni las intentaba evitar, estaba recostada en la cama, cómo una bolita, llorando y maldiciendo, no sabía qué hacer.

Me quedé recostada todo el día, no me importó que mis padres entraran a verme o me gritaran para que bajara, lloré hasta quedarme dormida, decidí levantarme e ir a la cocina por un poco de agua, ni siquiera me puse otra ropa decidí quedarme así y esperar a mi hermano, solo me quede recostada en la cama esperando; no sé en qué momento llegó, pero cuando me desperté ya estaba en la camioneta, mi hermano me sostenía como si fuese una bebé, escondí mi cara entre su pecho, me veía indefensa así, muy pocos me han visto de esa forma.

El camino a casa era algo largo y al estar así entre sus brazos me sentía protegida, pero aun así las lágrimas no tardaron en aparecer, solloce entre sus brazos mientras él solo me sostenía, los chicos que nos llevaban a casa intentaban ignorarme, pero ellos me conocían de hace tiempo, aun así no dijeron nada en todo el camino. Me dejaron llorar y en un momento me costaba respirar, por tanto, llorar, mi hermano se limitó a susurrarme que todo estaría bien, pero ambos sabíamos que eso no pasaría, casi llegábamos a casa, me dijo que pronto llegaríamos, pero decidí quedarme abrazada a mi hermano.

Llegamos, se abrieron las puertas de la casa, estacionaron enfrente de la puerta y mi hermano les dijo que abrieran la puerta de casa, me cargo en brazos y me llevo dentro de la casa, papá estaba en la sala esperándonos; pero mi hermano no me bajo en ningún momento de sus brazos, me llevo hasta mi cuarto, me dejo en la cama y salió de mi cuarto. Me levanté de la cama, fui al baño y me dispuse a llenar la tina, espere un rato hasta que se calentó el agua, me quite la ropa y me metí a bañar, me quede un rato ahí hasta qué el agua se enfrió.

Salí del baño, busqué mi ropa y mi pijama para dormir, mi hermano subió mientras yo salía de mi cuarto.

— Ya estás lista - dijo mi hermano mientras se acercaba a donde yo estaba, se veía cansado, ya era tarde - Malu te preparo chocolate caliente o hay un poco de té por si quieres bajar y tomar algo.

— ¿Viniste por mí? - pregunté mientras acomodaba mi pelo, mi mirada era triste y mi cara estaba hinchada de tanto llorar.

— Si hermosa - me gustaba como lo decía, de forma coqueta, así es él, coqueto - así que bajemos antes de que se enfríe lo qué Malu preparo.

Bajamos y mi papá estaba en el comedor intentando sacar un trozo de galleta que le cayó a su chocolate, llegue y lo salude, me abrazo y después me senté a su lado, tome un poco de chocolate, nadie decía nada, aparte ya era tarde; en un rato nos iríamos a dormir, papá tenía que decirme lo de su fiesta para presentarnos ante los nuevos socios, pero nadie decía nada quizá pensaba qué no era el momento.

— Y bien, ¿qué vamos a hacer para la cena papá? - lo dije para romper un poco la tensión, lo hice para olvidar todo lo malo.

— Será una cena como cualquier otra, vaya lo mismo de siempre, amigos, alcohol, carreras, hija... — ya sabía que diría eso, creo que se dio cuenta por mi mirada de "para, ya no quiero" - deberían dormir, es tarde y yo aún debo de hacer unas cosas - fue lo único que dijo.

Terminé mi chocolate y me dirigí a las escaleras para ir a la planta de arriba y dormir, quería olvidar todo, esté día en particular. Entre a mi habitación y mi hermano no tardó en aparecer detrás de mí, solo llego y me abrazo, necesitaba tenerlo cerca, necesitaba que él me dijera que todo estaría bien, se separó de mí y me tendió la mano, me entregó unas pastillas; supongo que eran para ayudarme a estar tranquila y así poder dormir, después de qué las tome se ofreció a quedarse conmigo. 

Me metí a la cama y espere a qué se recostará conmigo, solamente lo abrace y comencé a llorar de nuevo, llore y llore hasta quedarme dormida en sus brazos, él no se fue de mi lado.

© MI PECADO (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora