Su mejilla dolía. Su ser estaba destrozado. Era la tercera vez en el día que había sido despojado de sus ropas sin su consentimiento.
Su labio temblaba. Miedo. Miedo. Miedo. Es lo único que llegó a pensar en ése momento. Por más que le rogaba que parara, no lo hizo. Quizá, esa no era la palabra correcta para detenerlo porque al estar rogando, él aumentaba más sus embestidas, haciéndolo soltar más gritos de dolor y lágrimas.
Todo había terminado.
Lo observaba vestirse de nuevo, no quería preguntarle a dónde es qué iba. Tiene miedo de volver a ser golpeado y humillado por sus palabras.
Lo estaba estresando.
Lo estaba matando.
Y no sabía cómo detenerlo.
—No salgas o estarás en problemas.
Su voz sonó como una amenaza. Simplemente asintió ante aquella figura grande. El rizado lo miró de reojo con una mueca de lastima, antes de salir.
Se preguntaba, ¿por qué Harry lo miraba así?
Ya no era tan lindo, de seguro.
Harry ya no era el mismo de siempre.
Sin embargo aún lo ama, y no puede detenerlo.
Se encogió en la cama, quedando de lado contra el buró, cubriéndose con la sábana, estaba desnudo y hacía un abundante frío.
Un ruido comenzó a sonar. No obstante, divisó en el mueble el celular del rizado, quizá lo había olvidado y alguien de su trabajo podría estar llamándole.
El celular había dejado de sonar, para nuevamente comenzar a sonar.
Otra vez se detuvo.
Y nuevamente, sonó.
Temía el contestar, Harry le había dicho que no tocara sus pertenencias, que habían límites. Pero en este caso, el celular no para de sonar y la persona que llamaba seguía insistiendo.
—¡Hasta que me contestas, cielo!
Se quedó estupefacto.
—Ya estoy aquí. ¿Vienes en camino?
Harry le había jurado amor eterno desde el día en que firmaron aquel papel de bodas.
—Harry, cariño, ¿estás ahí?
Harry ya no lo amaba y por eso lo trataba así.
Por eso lo trataba como un saco de basura, aventándolo, dejándolo caer para al fin romperlo y lastimarlo.
No podía hablar. Quería llorar.
—¿Bebé?
Su corazón dolía más que hace un rato. Su corazón se rompía más.
Él se estaba desmoronando, quería gritar y preguntar quién era él y por qué le hablaba a Harry de esa manera que él solía utilizar cuando estaban más cercanos y enamorados.
—Harry. Me estás enfadando. Deja de jugar y respóndeme. Mi padres ya están aquí esperando para conocerte.
Esa fue la señal, eso fue todo para acabar con él. Estaba completamente seguro que Harry lo iba a dejar después de esto. Lo estaba, lo estaba.
—Lo lamento, soy el primo de Harry —dijo con dificultad—. Él. Él ya está en camino. Sólo que se ha olvidado del móvil. Iba bastante arreglado, espero que... Todo salga bien. Me ha contado sobre ti. Y él piensa que eres una persona bastante bonito. Les deseo lo mejor...
—¡Oh! Con razón. Estuve llamando varias veces.
—Sí... Bueno, espero que disfruten. Mucho gusto... —prendió el celular y contempló el nombre de la persona—, Tom.
—¡Muchas gracias, primo de Harry! Y claro, déjame decirte que tienes al mejor primo del mundo —se notaba la vibra de emoción del chico.
Pero su mente seguía repitiendo que Harry lo engañaba desde hace tiempo.
—Bueno, tengo que colgar. Tu primo ya debe de llegar. Hoy es el día, ¿si te contó? —cuestionó, el castaño negó con voz fría —. ¡Hazz es tan olvidadizo yo quería saber qué es la sorpresa que me tiene! ¿No sabes nada? ¿De verdad? Es que yo pienso que me pedirá ser su novio o matrimonio, no lo sé. Pero bueno, creí que sabías. Bien, me voy... Primo de Harry. ¡Espero Harry me presente contigo algún día! Eres muy simpático. Hasta luego —colgó la llamada y el castaño se quedó sin aire.
Dejó caer el celular del rizado en la cama. Comenzó a agitarse, su ritmo cardíaco se aceleró demasiado, las lágrimas no tardaron en aparecer en sus celestes orbes descendiendo por sus mejillas golpeadas.
Ardía, su ser ardía. Quería salir de ahí. Quería acabar con todo esto. Se levantó aún completamente desnudo en busca de ropa.
Debía huir.
Debía alejarse del rizado.
Sacó el anillo de matrimonio de su dedo y lo aventó al suelo con dolor.Harry ya no lo amaba en lo absoluto.
No pudo evitar sollozar más porque el rizado ya no lo amaba para nada.
¿Qué hacía ahí entonces?
Harry lo tenía como una cosa para quitar su estrés o meter el lápiz en un sacapuntas, dejándolo con la basura dentro de él.
Sacó ropa interior, un suéter negro y un pantalón de color mezclilla para después introducirlo en él y sentirse vestido. Corrió por una mochila metiendo sus pertenencias con rapidez.
Pero el ruido de la puerta se hizo presente en toda la casa. Seguro era Harry y venía por lo que había olvidado; el celular.Escondió la mochila debajo de la cama y fingió estar acomodando la cama.
El rizado entró por la puerta de la habitación.
Louis notó que el celular estaba aún en la cama, y lo puso rápidamente en el buró.
—He regresado por el celular. ¿Lo has visto? —preguntó con voz demandante, el rizado.
Louis asintió y señaló el buró. Le tenía tanto miedo.
Harry caminó hasta el buró y lo tomó sin haberle revisado nada, guardándolo en su bolsillo del pantalón de vestir. Tomó a Louis por la cintura, aquella forma en la que el castaño estaba tan expuesta lo había provocado, lo rodeó acariciándole.
—¿Te he dicho que luces tan follable de esta manera? Dejando tu trasero a la vista —se acercó a la oreja del castaño susurrando obscenidades. Louis tembló, ya no quería que lo tratara así.
Harry mordió por el cuello del castaño, marcándolo, dejando su saliva.
—No salgas o los problemas vendrán a ti, Louis.
Advirtió, para después soltarlo y salir por la puerta del cuarto. Y por último, salir de la casa.
Louis sintió tanto asco por Harry.
Está cansado de sus sucios juegos, está cansado de todo el drama que le hace pasar.
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Regresando a ti.
Short Story"No importa cuántas veces me lastimes, siempre estaré regresando a ti." - La historia llegó al puesto #587 en Historia Corta, 19.10.17. #508 en Historia Corta, 22.10.17. ¡Gracias!