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Se había hundido en su mierda estos dos años.

Su exnoviazgo con el pelirrojo había jactado de manera escandalizada. Finalizando por el manipulamiento que Harry quería traer sobre él, agrediéndolo físicamente y emocionalmente. Tom no era un tonto, lo denunció y ahora el rizado de ojos color esmeraldas y labios rosados llevaba casi un año y medio de condena, saldría en pocos meses. Lo habían puesto derecho en ese lugar. 

Había recibido ayuda mental por la bipolaridad que él decidió crearse por su cuenta cuando los celos de ver a su pareja con alguien no podía controlar. Pero en ningún momento Louis o Tom le dieron motivos para actuar de esa manera.

Sin lugar a dudas, no podría reparar nada del condenado pasado que él mismo se había creado por los actos que cometió.

Y, no obstante. Una parte de él pedía ir a disculparse saliendo, sabía como controlarse si un arranque de ira se presenciaba. Había aprendido con golpes y los golpes lo pusieron en línea, era la peor manera de arreglarlo, que sin embargo, fue la más efectiva.

Iba a ser una tarea difícil porque recuerda muy bien que, Tom no lo quería ver ni en pintura, jamás.

Y que, Louis se había marchado por su infidelidad y no había lugar a dónde encontrarlo. El sentimiento de amor hacia aquel chico—que le hizo pasar tantos ratos-años de mierda estando junto a una persona como lo era era él, lo carcomía noche y día, no podía ni siquiera él mismo perdonarse lo que hizo, Louis menos iba a hacerlo—seguía ahí, y sabe que aún están en matrimonio y una parte de él le susurraba que aún Louis lo amaba como siempre lo había hecho.

Regresando a ti. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora