Capitulo VIII (Narra Lena)
Al salir de su habitación, me dirigí a la mía aun consternada por lo que acababa de suceder, me recosté en mi cama y entonces me puse pensar….
“Cuando te conocí me sentí suspendida en el aire, sin saber a donde ir…”
Son las palabras que me persiguen constantemente…
Quiero que me guarden un secreto ¿si? Necesito confesarles algo que lleva atormentándome varios días, sé que puedo confiar en ustedes.
Aquel día en la casa (Siberia) ella enfermo y al hacerlo, me preocupe mucho, su fiebre era alta, le detectaron bronquitis, se veía muy indefensa, pero aun así me sentí sucia de solo imaginar que colocara sus manos en micuerpo. Mientras Larissa dormía, al igual que los demás, vele sus sueños, balbuceaba mi nombre “como siempre para maldecirme” pero a duras penas, la escuche decir aquellas palabras que me hicieron recordar todo “no me gusta admitir mis debilidades, pero tu eres una de ellas, sé que jamás sentirás algo por mi… puede que así sea mejor”
Recordé como me cargo y le pidió a Dios que me salvara, esa mujer a la que yo creí un ser sin alma y corazón, me había salvado la vida y para darle el toque de gracias, me hizo la más importante de las confesiones “sé que jamás sentirás algo por mi… puede que así sea mejor” me sentí tan mal, me sentí culpable, ella me había salvado y mipremio por hacerlo fue aquella tremenda bofetada. Quería disculparme, pero como hacerlo si siempre terminamos discutiendo, esa mujer logra impacientarme de una manera única y total.
¿Cómo me habrá encontrado? Lo único que hice fue tararear aquella vieja melodía que cuando era joven, esperé que alguien me la dedicara, pero ese alguien nunca llego… ¿me habrá escuchado? ¡Bah! Eso es imposible, no creo que ella conozca la canción o si?
Aquella vez en el establo recuerdo como la vi desnudarse, su cuerpo calentó el mío, la escuche llorar aun dormida, la abracé un poco, por alguna extraña razón me sentí bien en ese abrazo, me gusto su aroma, me sentí protegida.
Siento que ella sabe que estoy arrepentida, pero si me disculpo ella no me perdonará, es muy orgullosa… en eso nos parecemos, es mejor seguir manteniendo mi postura.
Hay ocasiones que siento, que en vez de disgustarnos al discutir ambas adoramos hacerlo, me gusta la forma en que sus ojos, se topan con los míos demostrándome esa furia que lleva por dentro, por algo Larissa dice que es como un lobo salvaje.
Esa enana logra hacerme perder la paciencia en un dos por tres, pero quien diría que detrás de esa coraza, se esconde una tímida joven de gran corazón…
Al principio me dio un poco de “asco” saber que una mujer estaba enamorada de mi y no cualquier mujer si no la que más “odio”
Pero al ir pasando los días esa confesión resonaba una y otra vez en mi cabeza, comencé a bajar un poco la guardia, como aquel día “soy tu esposa… no tu madre” micabeza era un mar de pensamientos “prejuicios VS ¿amor?”
Al regresar de Siberia todo empeoro, nuestras discusiones eran más fuertes, me moría por gritarle “soy una bruja, pero esta bruja te robo el corazón” sé muy bien que ella jamás lo admitirá y yo tampoco… Olviden lo que dije.
Aquella noche me di un cálido baño para relajarme, me coloque solo mi ropa interior y mi bata negra (favorita) “sé que saben que noche” espere que todos estuvieran dormidos y fui a su habitación, “los impulsos me ganaron” por primera vez sentí algo extraño al verla así tan angelical, su flequillo cubría un poco sus ojos, se veía muy linda, estuve un rato viéndola desde el marco de la puerta hasta que no resistí más y me acerque.