Capítulo 1.- La noche del baile. Una catástrofe evitada.

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Morty estaba llegando a la escuela, podía escuchar la fuerte música desde afuera, se sentía completamente nervioso pero era ahora o nunca. Él sólo quería una cita y su desesperación era tanta que ya no le importaba usar algún invento raro y posiblemente peligroso de su abuelo para conseguir lo que quería. Una vez se hayo en el gimnasio buscó a Jessica, tardo unos pocos minutos en encontrarla pero lo logró y cuando la miró un solo pensamiento cruzó por su cabeza: "Es hermosa".

No desperdicio más tiempo observándola y con determinación se acercó a ella, sacó un pequeño frasco de su pantalón y vertió la mitad del contenido en su mano izquierda acercándose aún más a la pelirroja sin embargo alguien le toco el hombro provocando que se detuviera. Dio la media vuelta y observo a una chica de la misma altura que él, usaba un vestido morado con pequeños detalles en negros y zapatos bajos negros.

—Disculpa pero creo que la agujeta de tu zapato está desatada. —Por un segundo se quedó hipnotizado por la chica pues, a su parecer, ella era la viva representación de la palabra bonita. —Deberías tener cuidado o te terminarás cayendo. —Su sonrisa hizo que dejara de mirarla como un tonto.

—S-si, muchas gracias. —Lanzó una risita nerviosa para después hincarse a atarse el cordón del zapato pero no se había percatado de que su mano aún seguía manchada del líquido que le serviría para enamorar a Jessica. —Ah...

—Oh, vaya —Al parecer aquella joven noto el líquido en su mano. —Toma mi servilleta.

Morty simplemente obedecía, debía ser cuidadoso pues si ella o cualquier otra persona notaban su plan lo detendrían de inmediato pensando que quería drogar a Jessica o algo por el estilo.... Que de hecho, no está muy lejos de la realidad.

— ¿Oye tu no vas en el mismo salón que Verónica?

— ¿Eh? Ah, sí. –Morty dio un vistazo a la pelirroja, seguía con sus amigas pero si no se apuraba pronto el idiota de su novio vendría dejándolo sin posibilidades para acercarse a ella. –Disculpa pero debo irme. –Ni siquiera la volteo a ver ultima vez, sólo siguió caminando mientras ponía una vez lo último del líquido.

Creyó escuchar un adiós pero muy lejano, no le importo. Él quería estar con Jessica, sólo quería una cita pero al parecer eso era demasiado pedir para la chica popular. Con aún más determinación en su cuerpo llevó la mano al hombro de ella. Más esta nunca la alcanzo, ni siquiera pudo decirle una palabra cuando se sintió arrastrado afuera del gimnasio.

—¿Pero qué es lo que te pasa, eh? ¿La pensabas drogar o qué? –Y otra vez se hallaba con ella, la chica bonita de vestido morado.

—Eh... ¡E-eso n-no es de tu incumbencia! ¡A-además... Y-yo no le i-iba a hacer n-nada!

—Si claro. Vi como ponías esa cosa en tu mano y ponías una cara seria. No me fío de ti. –La mirada que le daba era seria y acusadora. –Llamaré a la policía... --Ahí fue cuando Morty se pudo nervioso. —¿Y esa cara? –Su sonrisa era burlona. –Si no es nada malo lo que tienes en la mano y no le ibas a provocar ningún daño a ella no debes porque temer. --¿Quién rayos es esta chica?

—P-por supuesto que no es nada sólo... sólo no quiero hablar con la policía.

—No me importa. Ahora, dime que es o--

—¡Morty!¡Carajo, hasta que te encuentro! Imbécil, dime que no le has dado a Jessica la fórmula que te di.

—¿No que no era nada? –No se hizo esperar el enojo de ella acompañado de un cruzamiento de brazos.

—¿Quién *burp* es esta idiota?

—¡Rick, no seas grosero!

—Estoy harta de esto. Llamaré a la policía. –Morty jamás había escuchado a una persona hablar tan segura y fría.

Rivales en el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora