Capítulo 3.- Una intrusa ridícula

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—E-estás en mi casa... —La sonrisa de Morty era nerviosa.

—¿Qué? —Lentamente la joven misteriosa trataba de sentarse en la cama, se quejaba suavemente mientras se llevaba la mano a la cabeza, después al ojo izquierdo. —Me duele mi ojo...

Morty enojado mira a Rick mientras que este sólo dirige su vista a otro lado haciéndose el despistado y, como es clásico de él, importándole poco.

S-si... lamento eso, m-mi abuelo no quiso lastimarte... —Ambos jóvenes oyeron como salía una pequeña queja por parte del anciano. —Deja me te traigo hielo pa-para desinflamar tú herida.

Con estas últimas palabras Morty abandonó la habitación para ir por el hielo dejando a la chica y su abuelo en un incómodo silencio. La señorita miro al anciano y este, al notar la mirada, la volteo a ver casi con ira, pero, sobre todo, con extrema curiosidad. Ella trago saliva sonoramente lo cual provoco una sonrisa de satisfacción en el adulto por causar tremendo miedo en la niña.

Afortunadamente para ella, Morty volvió rápido con un trapo morado lleno de cubos de hielo. Para ella no pasó desapercibido, de cierta forma, lo lindo que se veía el chico. Con un traje de segunda marca pero que no se le miraba mal, con un gracioso cabello castaño ondulado casi al punto de llegar a ser rizado, de rostro no muy atractivo pero tampoco nada feo, parecía que traía los nervios a flor de piel y tenía un tenue olor a colonia demasiado agradable. Ese chico no estaba nada mal. Y, por supuesto, esa mirada que le daba la chica tampoco pasó de inadvertida para Rick (que más que mirarlo se lo comía con la vista, de forma sutil, pero lo hacía). Rick maldijo en su mente y ella tomo el trapo con un leve "gracias".

—Creo que debería volver a casa... —Habló suavemente ella al par que ponía el hielo sobre su ojo morado.

—Oh geez, ¿e-estás segura? —Nadie notó la furia en los ojos del anciano cuando escucho la pregunta de su nieto. Bueno, tal vez solo un poco la desconocida. —De-deberías quedarte un po-poco más, no tiene mucho que acabas de despertar.

—No, muchas gracias. Mis padres podrían preocuparse.

—S-si deseas, llámalos y-y que te recojan aquí.

—¿No te importa? —Un sonrojo casi invisible apareció en las mejillas de la chica, jamás un chico se ha preocupado tanto por ella.

—N-no, para nada. —Le sonrió Morty.

Rick, asqueado por tanta cursilería estúpida, se marcho del cuarto. Morty vio como se marcho pero no lo quiso detener por ningún motivo pues seguía molesto con él.

—¿Qué es de ti? —Preguntó con cierto temor de meterse en lo que no debía porque con un ojo morado le bastaba y le servía para toda la noche y el resto de su vida.

—E-es mi-mi abuelo. —Le regaló una risa tímida.

—Oh. —Fue lo único que atinó a decir.

—S-será mejor que te deje sola, a-así le marcas a tus padres. —A ella le sorprendió el hecho de que siempre que hablaba sonaba tímido, tartamudeando.

—Gracias. —Él le acerco su bolso y se marchó.

Mientras que la chica marcaba el castaño, bajó al garaje buscando a su abuelo. Debían hablar. Abrió la puerta para ver a su abuelo ocupado con algún nuevo proyecto de lo más raro pero de lo que estaba seguro es que sería el conejillo de indias porque su abuelo no podía hacer nada sin él, debía ser el primero en saber que es lo que hacia para ser el primero en probar en sus experimentos y estar seguros de que funcionaban.

—Sí vienes ha-hablar de la perra esa, no estoy de humor. *Burp*

La voz de Rick hizo que dejara de mirar su espalda donde se había perdido en sus recuerdos, porque últimamente, y como hoy, de pronto, su espalda parecía ser la cosa más interesante del mundo.

—Deja de ser grosero y de-deja de llamarla así. —Le contestó, a pesar de su tartamudeo, con firmeza.

El anciano le dio una rápida mirada, luego volvió su vista a su proyecto.

—N-no entiendo por*burp*que la defiendes tanto, s-s-solo es una adolescente hormonal más. Si lo que quieres es c-coger con ella déjame de-decirte que hay mejores. —No volteó a ver a su nieto pero se imaginó la mirada casi de odio que le dirigió.

—La golpeaste y la dejaste inconsciente. ¡La ibas a dejar a su suerte! Perdóname si me preocupo por ti para evitarte una demanda. —Lo miró desafiante.

—N-no necesito que m-m-me cuides. ¿Qué crees que soy? ¿Un *burp* Morty?

Evitó mirarlo con odio pero le era difícil que no se molestara con ese tipo de comentario.

—Eres mi abuelo. Y me preocupo por ti. —Desde el marco de la puerta no podía observar la reacción de Rick. —Y no, no quiero cogérmela como tu dices.

El sonido de tacones bajando las escaleras hizo que Morty volteara bruscamente para toparse con aquella chica al principio de las escaleras.

—Perdón, no quería interrumpirlos. —El adolescente notó lo incomoda que estaba. Quién sabe cuánto habrá escuchado, eso hizo sonrojar a Morty.

—No. No te preocupes. —Sonrío apenado. Aquella sonrisa relajó a la chica.

—Mi padre no tarda en venir.

—De acuerdo. Si quieres puedes esperar en mi habitación...

—¿Cómo? —El chico se dio cuenta de lo mal que sonaba aquella frase si se pensaba de esa manera.

—¡O en la sala! —Trato de corregirse lo más rápido que pudo lleno de un enorme bochorno.

La joven se relajó de un, exagerado, pequeño infarto pues ella se miraba como un gato cuando se erizaba. Rick dirigió su total atención al par que estaba frente a él, cruzo sus brazos y le regalo una mirada llena de veneno.

—S-si, gracias...

Ambos jóvenes se encaminaron a la susodicha habitación dirigidos por Morty con unos sonrojos notables.

—Tsk...

Nadie escucho el quejido que soltó Rick y una vez más volvió a su experimento, no sin antes tomar un gran trago a su cantinflora.

—Se mira ridícula con esa cosa en el ojo. *Burp*

Declaro al aire por el hielo que la intrusa sostenía sobre su ojo. 


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¡Hola! Si...lo admito, he tardado DEMASIADO en la creación y publicación de este capítulo. Quiero que sepan que lo lamento demasiado pero por más que trate y trate de escribir simplemente no me llegaba la inspiración hasta hoy en la mera madrugada. 

Le dedico este capítulo a todos los lectores, las personas que comentaron y en especial a @Jammy_guy 

Con todo el amor del mundo a mis lectores fantasmagóricos, que yo sé que un día atraparé sus corazones ¡aunque tenga que utilizar pokebolas! 

Natsume Pichu, cambio y fuera


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Rivales en el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora