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Me gustas.

Es la frase, que más se me dificulta decir delante de alguien. Ni siquiera me siento segura de decírsela a alguien más que no sea la víctima.

En estos instantes mi cuerpo brota dopamina, como respira oxígeno.

¿Por qué, preguntas? Por ti. Un humano que, con tan solo respirar me causa escalofríos, pulsaciones exageradas, y temblor en las piernas. 

Si te soy sincera, siempre he admirado la belleza de alguien a lo lejos, pero, contigo es distinto. Tú, me haces querer acercarme y olfatear tu aroma, haces que quiera abrazarte, besarte, concentrarme en tus ojos.

Sin embargo, cuando me acerco, quiero alejarme. Siento que así todo se perdería. Dejaría de quererte en secreto. No sé sostendría “esto” y no quiero eso. Quiero que seamos contemporáneos. Qué sintamos lo mismo, pero a distancia. Estando cerca y lejos. Es lo que deseo, la mayoría del tiempo.

La minoría de las veces siento algo en el pecho que me molesta —como la ansiedad—, y me hace querer llorar. Tú ocasionas cada una de esas sensaciones en mí.

Te quiero tanto cerca, como lejos. ¿Entiendes, cariño?

Cartas a Daniel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora