Cartas a Daniel.

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Tus amigos rodearon mi asiento, y puedo decir que me sentí nerviosa y feliz, de por fin haber destacado por algo más. No siempre que me señalarán como "la nueva".

¿Por qué digo esto? Sencillo, te encontré mirando mis cejas y lentes como si fuera algo un poco extraño, pero que te gustaba. No sé si solo estoy haciendo películas en mi cabeza, pero, juro que en ese momento tuve el momento más loco de mi vida. Quise dibujar cada facción de tu rostro, y cómo se curva una parte de tu mandíbula. Tu ceño a medio fruncir. Sobretodo tus ojos que son como cascada de miel. Sin embargo me contuve, no quería que huyeras de mí, como sueles hacer.

Llámame loca, pero pude ver una media sonrisa cuando dije que alguien de nuestro salón me gustaba. De seguro ya sabes que eres tú quien me atrae. ¿Tan evidente soy?

Mi cerebro, desde la tarde, no se detiene en ninguna película con cada recuerdo. Sigues, y sigues alimentando mi sentir, ¿cómo puedes ser tan malditamente perfecto?

Cuando hablas, se siente como escuchar paz. Verte es como ver a un tímido chico, que es todo lo contrario y sorprende cuando se muestra en realidad. Me gusta pensar que algún día te acercarás y me dirás «Me gustas» pero, sé que solo estoy soñando despierta.

No te preocupes, cariño. Lo que siento por ti, no se esfumará por algún periodo, tendrás más tiempo para enamorarte y declararte ante mi.