Capítulo VII

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Durante las semanas siguientes, se celebraron el funeral del monarca y posteriormente, la coronación oficial de Magnus.

Si bien no eran pocos los que dudaban de la veracidad de la historia de Signe, el nuevo rey había decidido hacer oídos sordos a dichas personas. Aunque a él mismo le costaba creer que su padre había fallecido, no tenía ninguna razón por la cual cuestionar la historia que le había proporcionado la muchacha.

—Al menos deberíamos ir a buscar el cuerpo del rey y de sus acompañantes —Aconsejó un hombre encorvado.

—Sí, podríamos y de paso, perder más hombres en el intento —Magnus contestó con desdén antes de prepararse para el funeral de su padre.

—El antiguo rey se merece ser enterrado en la Catedral —respondió nuevamente el mismo hombre y al darse cuenta de que se estaba equivocando en el trato con el muchacho, añadió:—Su Majestad.

Magnus rodó los ojos.

—Quiero... —Se mordió los labios. Se preguntaba qué podría ser lo más sensato en aquel instante. Si las cosas eran como Signe le había explicado, no quería arriesgar a más hombres sin tener mayor información:—¿No hay algún modo de verificar que el sitio es seguro antes de enviar a alguna patrulla?

Thorvald había estado pendiente de todo pues formaba parte del consejo del rey. Había decidido esperar hasta aquel instante para hablar, pues no estaba seguro si el mismo era tan abierto de mente como su hermana.

—Su Majestad, me gustaría hablar con usted en privado —Le solicitó el anciano, mientras que hacía una reverencia un tanto exagerada.

Magnus arqueó una de sus cejas, intrigado. Hizo un ademán para que los demás se retiraran y los dejaran solos.

—El rey ha hecho esa incursión con un propósito —explicó el hombre mientras que tanteaba terreno. Estaba seguro que el muchacho era más escéptico que Annelisse:—Como sabrá, al parecer el fuego negro está haciendo estragos en el norte del país —Chasqueó su lengua:—O mejor dicho, estaba.

Al muchacho no le gustaba jugar a las adivinanzas. Estaba algo cansado de todos los consejeros que se le acercaban y le explicaban sobre asuntos sobre los cuales un mes atrás no tenía la menor idea. Sin embargo, sabía que aquel anciano era el preferido de su padre.

—¿Estaba? —Magnus se inclinó en su trono:—¿A qué te refieres? —le preguntó, pues dudaba de que ese hombre hubiera podido hacer un viaje a miles de kilómetros sin que nadie lo supiera.

Thorvald se dio cuenta de que había conseguido captar su atención así que se arriesgó un poco más.

—¿Habría alguna posibilidad de que Signe pudiera acompañarnos? —le solicitó el anciano.

Desde el incidente con Annelisse, Magnus le había dado una habitación mucho más cercana a la suya. De hecho, ambos dormitorios estaban conectados por un pasadizo secreto y había noches que pasaban juntos.

Signe se había recompuesto lo suficiente como para incursionar nuevamente al jardín y cuidar de sus criaturas, pero rehusaba de hablar sobre el tema.

—No quiero obligarla a hacer algo que no quiera —respondió el muchacho.

—Prometo no ser invasivo, Su Majestad. Sólo necesito que me confirme algo —añadió Thorvald. Sabía que se estaba moviendo por terreno difícil, pero teniendo en cuenta de que el reino estaba en juego, no le quedaba de otra más que hacerlo.

El rey respiró profundamente. Había dejado de hablar con su hermana por culpa de lo que ella le había hecho a Signe. Decidió que primero debía poner algunas reglas antes de acceder a la petición del anciano.

La leyenda del Rey del Norte [Denmark x NyoNorway]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora