CAPITULO SEIS

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Dedicado a: __vale__7u7

¡Por ser una lectora tan fiel! Muchas gracias <3



- Eso no ha funcionado en lo absoluto. - Dijo la voz. – De hecho, hasta te debilitó.

La mujer se remueve bajo la sombra de un árbol mientras gira sus dedos creando pequeños aros de humo.

- Ya cálmate – Responde dejando escapar un suspiro. – Sí, eso me dañó, pero solo hay que verle el lado bueno... ¡Ya sabemos qué es lo que no debemos hacer!

- Pero no lo que debemos hacer.

-Si tan solo te esforzaras en conseguir el control de la bestia que se te asigno como lo haces en fastidiarme, - Señala a un lugar al azar con rojas y afiladas garras acusadoras. – entonces quizá tendríamos con quien experimentar.

- Trabajo en ello, pero estos no son tan fáciles.

Abro lo ojos y observo el techo de mi habitación mientras analizo el sueño. Ya no me molesta, de hecho se siente como un sueño normal, solo que ahora sé que es real, todo es real. Lo que más me preocupa es "de la bestia que se te asigno" ¿acaso estoy siendo controlado? ¿Acaso todos estamos siendo controlados? Ciertamente perdí el control en la plaza y mataría por creer que fue otro quien introdujo esa gran sed de sangre en mí, pero para mi pesar sé que he sido yo. Miles de preguntas comienzan a formularse en mi mente y hago mi mayor esfuerzo por ignorarlas, porque después de todo es inútil el simple hecho de pensarlas, jamás tendrán respuestas.

Tomo la cobija y me tapo la cabeza con ella quedando completamente cubierto, por un momento imagino que acá abajo nada puede alcanzarme, que este mi refugio contra el mundo, mi bunker contra todo lo que sucede, aunque pensándolo bien, quizá lo que necesite es una jaula que proteja al mundo de mí. No quiero lastimar a nadie, no puedo permitirme enloquecer de nuevo.

La alarma me saca de mis pensamientos avisándome que debo despertar para ir al instituto. Se me escapa un suspiro derrotado, ni siquiera lo de ayer me salvó. Nicole está realmente molesta, así que no me dejará hacer lo que quiera, de igual forma, tengo asuntos que atender en el instituto.

Tomo el teléfono para parar la alarma y me fijo en mi bandeja de entrada. Nada. Se supone que la loca me escribiría, me pasé toda la tarde de ayer como una colegiala enamorada revisando el teléfono cada 2 minutos en espera de su mensaje, quedamos en encontrarnos hoy, pero debido a su gran entusiasmo supongo que no. Al diablo.

Salgo del enredo de telas que es mi cama y me dirijo al baño, de camino recojo un pantalón del piso el cual torpemente me coloco. Maldigo al verme en el espejo, el moretón de mi frente desapareció y hasta dónde puedo ver, la mancha negra en mi espalda también se fue sin dejar marca alguna, por lo menos lo de mi espalda lo tengo cubierto pero definitivamente debo dejar de lastimarme... O hacerlo sin que los demás se enteren.

Pequeños toc toc vienen desde el piso de mi habitación.

- ¡Silas, despierta! – Escucho a mi padre gritar desde abajo afirmandome que de nuevo esta golpeando el techo con la escoba.

Ahora, cada vez que lo veo a la cara, brilla en mi mente la malvada sonrisa que me dio ayer, quise hablarle al respecto pero evadió el tema, se limito a preguntarme si vi a otros a lo cual respondí que si, asintió con convicción y pereció que eso no era lo que quería porque inmediatamente giro sobre sus talones y dándome la espalda, me advirtió que no me relacionara con ellos. Mi padre sabe más cosas de las que aparenta y es frustrante que no me diga nada ¿quizá tiene un papel en todo lo que está sucediendo? O incluso puede que sea como yo, digo, de algún lado saque todo esto y la herencia no queda descartada. Y si es así ¿por qué ocultármelo? No es que lo vaya a juzgar, soy maldito monstruo.

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