s i e t e

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familia!AU; fluff; comedia; romance; mpreg, ♠3.1k
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Chanyeol se encontraba sólo un poco demasiado estresado, bueno, la palabra estresado era meramente un eufemismo, él se sentía en completo descontrol de sí mismo, agotado y con ganas enteramente de echarse sobre el piso a dormir al menos dos horas seguidas ininterrumpidas, pero en cambio, Chanyeol estaba allí, en una tienda cualquiera a las tres de la mañana, tratando de conseguir un helado especial, de un sabor especial, con calidad especial y una marca medio desconocida.

─Señorita, dígame que si tiene, mire, viene en un tarro color rosa ─explicó; la mujer estaba un poco atemorizada, y no era para menos, si Chanyeol estaba lejos de verse como un ser humano normal.

Tenía ojeras mucho más largas y pronunciadas que las de ese compañero de disquera suyo, Zitao, el vello facial incipiente lo hacía lucir más verde de lo que nunca había sido, los hombros caídos, el pelo un tanto grasoso y para de contar aquellas peculiaridades que hacían de Park Chanyeol un perfecto vagabundo de las calles.

─Lo siento, joven. Ese sabor no suele venderse mucho, así que sólo dejamos una caja, misma que a duras penas ya se acabó.

La mujer a pesar de su notorio desconcierto fue amable con él, pero no tanto como para decirle a Chanyeol que si había del maldito helado que él con tanto fervor estaba buscando. Sólo quedaban dos tiendas más abiertas, y si llegaba a casa con las manos vacías, fijo esa madrugada no dormía.

Con una reverencia cansina, porque a Chanyeol le dolía mucho mover el cuerpo, se retiró rumbo a la otra tienda de conveniencia a probar suerte, y realmente deseaba que así fuera. Que encontrara lo que estaba buscando.

Durante el trayecto en su auto, Chanyeol meditó mucho las cosas, hace unos meses atrás por supuesto, su vida no era tan así, al menos a esa hora de la madrugada estaba envuelto en sus cálidas sábanas y bajo el calor avasallante de la tersura de un cuerpo, su esposo, pero ahora que los números se habían sumado, Chanyeol debía hacer de todo para que cada cosa cayera en su lugar, sin perturbar, sin alterar, sin provocar, claro que en medio de esta travesía, poca voz y voto tenía.

Chanyeol tenía un año de casado, y era feliz no crean, la persona que escogió para compartir eternamente era sin duda el mejor suceso que pudo pasarle; estaba enamorado de Byun Baekhyun hasta el tuétano, aunque enamorado era poco para definir el sentimiento que atravesaba su pecho cuando de ese chico se trababa.

Se conocieron precisamente en la disquera que Chanyeol tenía bajo su poder, era un nuevo talento y Chanyeol casi sintió un flechazo a primera vista, mismo que se intensificó cuando escuchó todo lo que ese chico podía cantar. Consiguió un contrato de forma instantánea, y no, no tuvo que ver el flechazo, Baekhyun se lo había ganado a pulso. Sin embargo, Chanyeol no pudo evitar abonar la semilla de sus sentimientos, y es que Baekhyun era toda una caja de sorpresa, con sus habilidades para cantar, para ser divertido, para agradarle a todos.

No pudo evitar enamorarse, y en el proceso enamorarlo.

Afortunadamente Park Chanyeol fue correspondido, y entre citas, salidas, sonrisas cándidas y sobre todo amor, encontró en Baekhyun la persona con la que quería pasar el resto de sus días y dos años después, ambos se miraban a los ojos aceptando delante de sus mejores amigos y familia, la propuesta de estar juntos hasta que la muerte los separara.

Ha sido un año de eso, de miel sobre hojuela, Baekhyun era un esposo excepcional, increíble, dedicado, centrado, y que le ayudaba en todo momento, pero ahora, debido a la integración de una nueva personita, todo el mundo del par se había puesto de cabeza.

7 Universos → ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora