Capítulo 2. Estoy aburrido de tanto asustar. ¿Qué es?

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La polilla volaba, un tanto inquieta, alrededor de Muerte, un Muerte perdido en sus pensamientos, pensamientos que no lo dejaban continuar con su labor de todos los años, que ya no se le hacía tan ¿Llamativo?...pero

— "Es mi trabajo" — balbuceo bajito el alto, mientras daba un respiro y la araña de su moño daba una vuelta juguetona.

Bajo del pedestal, para así poder comenzar a pensar recargado en una tumba para luego caminar entre las mismas, con esas largas y torneadas piernas.

"Nadie puede negar

Que soy un tipo singular

Un talento por demás, sin igual

Si se trata de sustos en la oscuridad

¡Nadie hay que me pueda derrotar!

Comenzó con movimientos finos su dulce sonar, mientras su mechón ambarino se movía junto con esa sonrisa de mejilla blanca, a mejilla blanca cocida, comenzaba la melodía con gusto y atinaba a que efectivamente, esta descripción suya, continuaría mejorando.

"Basta una pequeña dosis

De mi encanto letal

Haciendo al más valiente correr

Con tal solo mover mi mano mortal

Hasta al más valiente hago correr"

Continuo enfatizando que en efecto, él era bueno en su trabajo, con sus movimientos delicados, mientras alguien, escondido en una tumba le observaba con bastante admiración.

"Más año tras año todo sigue igual...

Y ya estoy cansado de tanto espantar.

Y yo, ¡Muerte!, el rey de aquí.

Ya me cansé de vivir así."

Con pesar en el cuerpo, en la voz y hasta en los movimientos, nuestro hombre monocromático de mirada ambarina continuaba su tierna melodía descriptiva.

"Dentro de mi huesudo interior

Vacío estoy, vacío voy.

Y debe haber alguna razón

Yo debo hallar la solución."

Un Vida lleno de coceduras tanto en el traje, como en su cuerpo y en su reciente brazo descosido miraba asombrado, pero, cuando noto el pesar en el rostro ajeno no pudo evitar sentirse identificado, tanto que quería ayudarle, y sus piernas le jugaban una mala partida y no actuaban, peor aún, no era un dios de trapo con el suficiente valor para que su subconsciente pudiera hacerlo.

"Soy un profesional del espanto infernal

Y ni un ser hay que aguante mi faz.

No hay en todo el planeta quien conmigo se meta

Mi leyenda no morirá jamás.

Y siendo yo muerto mi cabeza desprendo

Y recito a Shakespeare en versos.

Ni hombre ni animal, me puede imitar

Con la furia de mis gritos y mis gestos."

Y así, de repente, Muerte cambiaba sus expresiones, llenas de felicidad, pero siendo el rey del Halloween, lo hacían verse bastante espantoso. Mientras la pequeña polilla Zero lo seguía, muy divertida de ver a su amo tan feliz y lleno de vida después de mucho tiempo de siempre, hacer lo mismo al parecer.

El susto antes de ¿Muerte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora