♠ Martes - Almas Gemelas ♥

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Estaba a punto de conseguir el sueno cuando se oyeron unos golpes en la puerta de su piso. Casi le dio un infarto al corazón de Yuuri, al percatarse del sonido. Al mirar el reloj de su habitación sabia que era demasiado tarde para que alguien venga a visitarle, y los golpes dados en la puerta solo podían significar una cosa: que la persona quedada fuera tenia algo urgente para venir a solicitarle a tal hora de la mañana.


"Yuuri."


Se estremeció al oír su nombre pronunciado por una voz que ya conocía bien desde un tiempo. Sin más rastros de sueno se levanto de la cama con prisa, casi cayéndose al suelo con sus piernas enredadas en las sabanas, corrió hasta la puerta y la abro de una vez, haciendo por fin frente al kazajo.


Se veía como siempre, vestido de jeans, una camiseta oscura y una chaqueta de cuero que moldeaban su cuerpo perfectamente. Pero lo que sorprendió a Yuuri fue la expresión que mostraba Otabek. Siempre se veía serio e impasible, sin embargo así como se veía, parado frente a la puerta en el pasillo sin luz, tenia los rasgos de un hombre al borde de la desesperación, a punto de cavar su propia tumba.


"Lo siento. De verdad lo siento pero no puedo aguantarlo más".


Antes de que pueda preguntar al kazajo lo que le pasaba, el menor se había lanzado sobre él, haciéndole dar pasos atrás dentro de su piso, y apenas se detuvo para no caer que las manos del contrario le llevaron hasta que sus caras se encuentren y sus labios se rocen.


No pudo contenerse y contesto el beso con igual fervor, enviando al carajo toda preocupación que pasaba por su mente y de las cuales este hombre era la culpa. Lo único que le importaba en este momento era la manera en la que sus cuerpos se pegaban telas contra telas, su piel aliñada y sus manos buscándose con la luz apagada, tocando toda parte que encontraban en camino mientras se dirigieron a ciegas hasta la cama.


No deberían haberse encontrado en primera instancia. Tenían edades diferentes y grupos de amigos distintos. Lo poco que les unia al principio, sin darse cuenta, habían sido la música y el baile, a pesar de nunca haber hablado con el contrario. Le encuentro por primera vez cuando lo llevo Yurio a la sala de entrenamiento donde practicaban ballet, incapaz de contener su orgullo al presentarles, él y Victor, a su nuevo amigo.


No había sentido angustia al conocer al kazajo. Quizás curiosidad y un deseo sincero de llevarse bien con él, siendo el mejor amigo – si no el único amigo que tenia Yurio –seguro que era una gema de otro mundo. Por su sorpresa se habían llevado a la perfección desde el comienzo, yendo sobre ruedas. Mientras Victor seguía inseguro frente al nuevo amigo de su hermanito quien, "por supuesto" tenia otras ideas yendo más allá de la amistad para él y Otabek, había aprendido a conocer al joven con el paso del tiempo. Siempre hablaban juntos cuando venia el azabache a llevar Yurio por todas partes con su moto, o cuando esperaban hasta que los cursos del día se acaben.


No supo exactamente cuando su impresión del kazajo cambio. Sabia que lo suyo no era nada platónico, y dudaba que sus sentimientos hacia el más joven sean a cien por cien puros. Cuando no estaba el otro y que Yuuri se quedaba solo en su cuarto, se preguntaba a menudo lo que estaba haciendo Otabek, si era solo, si acaso le estaba echando de menos a él, o si su mente también se encontraba nublada y confusa como la suya al enfocarse en sus sentimientos. Sentía un peso sobre sus hombros y un nudo en su garganta cuando pensaba en él, o veía algo que le recordaba a este hombre – quien, de verdad, había dejado de considerar como más joven, sino como un ser maduro al igual que él. Pero al ver a su amigo y prácticamente cunado tan cerca con él, se había resignado a que sus sentimientos ilícitos nunca serian contestados. Decidió concentrarse sobre lo que tenia con Victor, una relación a la cual a pesar de ser cariñosa le faltaba algo que ni siquiera podía identificar.


Ambos no pensaban en sus parejas respectivas mientras estaban juntos, como lo habian sido tantas veces furtivas antes en la sombra de sus novios, menos cuando se sentían atraídos poruna búsqueda mutual del contacto del otro que no podían explicarse, reconociéndose otra vez al recorrer su piel y aprendiendo de vuelta sus rasgos, su perfume y el sabor de su boca. Debían sentirse avergonzados, de tal como reflejo de la traición que era hacia sus amantes, pero aun así ni les importaba cuando se hundiaban dentro del otro, dejándose llevar por los toques clandestinos que se quedarían encerrados entre las paredes de su habitación, sus almas mezclándose hasta que sean una y única como antes.

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Fools in love  - *Otayuuri Week*Where stories live. Discover now