No pensé que haría esto, nunca me vi capaz de hacerlo, pero no se que me ha pasado, me cegué por culpa de la adrenalina. Simplemente no calculé, y ahora qué, ahora que hago, estoy hasta arriba de ella, y el está en medio de la calle, pero fue su culpa no la mía, nunca tuve intención de hacer esto, y él me quería hacer daño, es su culpa, y se merece lo que le ha pasado, se merece incluso más.
Como todas las mañanas de jueves , yo había salido a correr, me resultaba refrescante y gratificante. Esta mañana había niebla y hacía frío, así que no habría nadie por las calles, además, al ser invierno todavía es de noche hasta las ocho y algo de la mañana, con lo cual no tengo que preocuparme de que nadie se vaya a fijar mucho en mi.
Salí de mi casa y empecé a trotar por mi calle, era una calle ancha, poco concurrida, y tranquila; cuando estaba llegando al final de la misma me fijé que en la esquina de la acera había alguien, muy abrigado, y quieto, que miraba a la carretera, así que supuse que estaría esperando a alguien.
Eran las ocho y media y volvía a mi casa trotando, cuando iba a coger mi calle, esa persona seguía ahí, quieta, en la misma posición en la que la vi cuando pasé a su lado.
Solía salir a correr los martes, jueves y sábados, por eso de despejar la cabeza. Pero últimamente solo me daba comederos de cabeza, porque esa persona seguía ahí, día tras día, y lo más preocupante es que a nadie parecía importarle, solo a mi, es más parece que solo existiese para mi.
Ha pasado ya un mes, y esa persona sigue ahí, no me atrevo a mirarla mucho, por si acaso, pero supongo que algún día tendré que hablarle, o por lo menos comprobar si es una persona real.
Estoy decidido, hoy le hablaré cuando pase a su lado, y veré quien es. Así que ahí voy, a preguntar quién era. Le digo buenos días, pero no me contesta, es más ni se inmuta, así que le tocó el hombro derecho, y la noto rígida, decido tirar del hombro para ver quién es, noto algo crujir bajo su ropa, y como el brazo del que he tirado empieza a precipitarse contra el suelo, como acto reflejo separo rápidamente mi mano del cuerpo que empieza a caerse a trozos, de la misma forma que un edificio se derrumba. Además algo que debía de ser sangre debido a su tono rojizo empieza a empapar su ropa y está dejando un gran charco en el suelo, quiero huir, pero la curiosidad por ver su rostro me tienta a acercarme a la única parte que sigue completa de su cuerpo, la cabeza, así que cojo su cráneo y lo giro hacia mi, y lo que veo me deja sin aliento.
Era yo, mi cara, pero manchada de sangre, y deformada, como si se hubiera estampado contra algo con mucha fuerza, entonces lo recordé, recordé porqué me he caído en pedazos, recordé porqué salgo a correr, y porqué siempre es invierno.
Recuerdo que una mañana salí a correr, era invierno, para ser exactos, un martes de enero, y era de noche así que había poca visibilidad, me dió por cambiar la ruta, y en vez de bajar por la calle hacia el parque, subí por ella, hacia el centro, por cambiar el recorrido, fue en aquella esquina en la que me detuve a coger aire, y pude ver como un camión, avanzaba hacia mi a un ritmo desbocado, y en vez de correr yo hacia la luz, la luz vino a buscarme.
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Historias
RandomHistorias que escribiré cuando tenga tiempo o inspiración, puede que las acabe o no.