Y aquí estoy, sentado en la azotea de mi edificio, viendo los coches pasar, suelo hacerlo cuando estoy estresado, o agobiado por el trabajo y las cosas del día, me relaja pensar que todas y cada una de aquellas personas están ahí porque han tomado unas decisiones las cuales les han llevado a caminar por esta calle, al igual que mis decisiones me han traído hasta esta azotea, ahora que lo pienso, está gente que veo transitar por la calle no debe de saber ni que existo, y ni mucho menos les importo, así que si tomase la decisión de dejarme caer hacia el asfalto no me echarían en falta, pero ahí entra mi familia. Mi familia si sabe que existo, y me conocen, pero no creo que les importe mucho, a excepción de mi padre y mi madre, la cual ha soportado todas y cada unas de mis malas rachas, a pesar de que ella no se encontraba en una situación muy buena. Mis amigos y amigas tampoco me echarían de menos, porque en realidad no les importo, siempre estoy ahí para ell@s pero en el momento en el que necesitas ayuda, te dejan de lado, porque solo necesitan a alguien a quien dejar todas sus cargas emocionales y sus problemas, sin importar tu situación. Y por último quedo yo, ¿de verdad me importo?, No creo, soy inútil, rencoroso, egoísta, pesimista, pesado, cargante, sentimental, aburrido, carente de autoestima... Y además trato de engañarme diciéndome que todo va bien, que no me pasa nada, que no estoy obsesionado con el deporte, que es una terapia para liberar estrés y dolor, que me ayuda a sentirme bien, que haciendo ejercicio libero mi mente y me despreocupo, pero más que una terapia se ha convertido en una dependiencia, necesito el deporte, porque sin el no soy nada, sin el no le veo sentido a mi existencia ni me puedo permitir organizar mi vida, necesito entrenar como el agua. Y pensareis quienes leais esto que soy un ratito, pero miraos a vosotr@s mismos y a vuestro alrededor, todo el mundo necesita algo donde refugiarse, un@s en el alcohol, otr@s en leer, en viajar, en autolesionarse...
Ahora que veo a esa gente pasar me pregunto si el mundo cambiaría sin mí existencia y la respuesta la tengo clara, No, no cambiaría nada. Así que sonrío y me lanzo hacia el frío hormigón siendo consciente de que he tomado la última decisión de mi vida.
ESTÁS LEYENDO
Historias
RandomHistorias que escribiré cuando tenga tiempo o inspiración, puede que las acabe o no.