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—Tu madre ha salido —dijo Andy al ver que buscaba algo.

—¿Salir? ¿Un domingo? ¿A dónde? —pregunté con el ceño fruncido.

—Ha quedado con el director del Clifton College —respondió con indiferencia.

—¿Qué dices? ¿El director del insti? —pregunté más que sorprendida.

—El mismo —contestó.

—Pero, ¿no se supone que los curas no pueden tener ninguna relación amorosa? —pregunté con el ceño fruncido.

—He dicho que ha quedado con él. No que estén saliendo. No creo que tu madre se enamore de alguien en dos semanas que llevamos aquí —contestó a la vez que cambiaba de canal.

—Cosas más raras se han visto —pregunté mirándole fijamente.

—¿Qué insinúas April? —preguntó mirándome con una ceja levantada.

—No, nada. Voy a darme un baño —contesté subiendo a mi cuarto.

—¿Quieres que me bañe contigo? —gritó Andy desde le piso de abajo, bromeando.

—Como quieras —contesté bromeando también.

—¿Enserio? —preguntó sentado en la cama.

—No —contesté riendo.

—Me has hecho teletransportarme para nada —dijo cruzándose de brazos—. Me debes una —dijo abrazándome por la espalda.

Me dio la vuelta lentamente y juntó su nariz con la mía para segundos después romper el poco espacio que nos separaba. El beso empezó siendo suave y tierno y siguió así hasta que me tumbó en la cama y se colocó entre mis piernas. Levantó levemente mi cadera y pegó más nuestros sexos, haciendo que un gemido escapase de la boca de ambos.

—Estás caliente —susurró en mi oído haciendo que mis mejillas se calentaran.

Andy rió levemente y fue dejando un camino de besos húmedos de mi boca a mi clavícula. Me levantó un poco y se deshizo de mi camiseta tirándola a alguna parte de mi habitación. Hice lo mismo con la suya y después de tirarla a los pies de la cama, me deshice de mis pantalones mientras el hacía lo mismo.

—¡Cariño ya estamos aquí! —gritó mi madre desde el piso de abajo.

Miré a Andy con los ojos abiertos como platos y me lo quité de encima a la velocidad de la luz. Me vestí rápidamente y me di un repaso en el espejo antes de salir corriendo hacia abajo.

—Mamá, no sabía que llegarías tan pronto —contesté sonriendo.

—Sí, bueno, quería presentarte al director de Clifton College. Mark, esta es mi hija April —contestó señalándome.

—Encantada —dije.

—Un placer April —dijo dando un beso en mi mano.

—Sin ánimo de ofender, pero, ¿qué hace él aquí? —pregunté a mi madre.

—Es un tema complicado, te lo explicaré más adelante, cariño —contestó mi madre sonriéndome.

Iba a contestar algo cuando vi como Andy bajaba las escaleras mientras se ponía la camiseta. Y tengo la sensación de que no fui la única, ya que Mark miraba disimuladamente a su direción. Cuando Andy conectó su mirada con la mía sonrió levemente, pero al conectarla con la del cura, esta se oscureció, haciendo que sus ojos se tornaran completamente negros.

—Mamá —dije interrumpiendo lo que sea que me estuviera diciendo—, ¿qué te parece si vamos a preparar el almuerzo entre los tres?

—Es una buena idea, ¿no crees Mark? —preguntó mi madre.

—Sí, me parece bien —contestó fingiendo una sonrisa.

[…]

—No deberías haber bajado —dije entrando en mi habitación sabiendo que Andy estaba dentro.

—No sabía que la visita que traía tu madre era ese cura —contestó con indiferencia.

—Pues deberías saberlo, usa tus poderes demoniacos o yo que mierda sé —contesté.

—Tampoco es para tanto, no hace falta ponerse así —volvió a contestar con indiferencia.

—Puedes ponerte en peligro genio —reproché.

—¿Me estás subestimando? —preguntó señalándose con el dedo pulgar.

—No, solo estoy añadiéndole un poco de sentido a todo esto —respondí.

—Bueno, tú solo no te metas en mis asuntos porque lo tengo todo más que controlado —respondió desapareciendo de mi vista.

—Cariño, Mark quiere hablar contigo —dijo mi madre entrando en mi habitación.

Asentí y la seguí escaleras abajo. Mientras yo salía al patio trasero, mi madre esperaba sentada en el sofá viendo la televisión.

—¿Quería hablar conmigo? —pregunté a Mark que estaba sentado en un banco de madera.

—Sí, necesito que me expliques algo —respondió mirándome.

—Adelante.

—El chico que ha bajado antes la escaleras, ¿quién es?

¿Debería decirle que es Andy? O, ¿debería decir que no había visto a nadie?

—¿Qué chico? —pregunté haciéndome la tonta.

—Usted y yo sabemos muy bien de que chico estamos hablando. Su madre me ha llamado por eso mismo. Porque dice notar una presencia maligna cerca suya. Y es que, la presencia que usted tiene pegada todo el día irradia mucho poder, por lo que es fácil de detectar —contestó mirándome seriamente.

—No sé de que me está hablando —dije cortante.

—Usted no tiene ni idea de lo que esa criatura es capaz de hacer para ganarse su cariño y después destrozarle la vida. Es todo lo que siempre ha hecho, y usted no va a hacer que eso cambie. Le aconsejo que se aleje de él y que...

—Usted no sabe nada —contesté bañando en veneno cada una de mis palabras.

—Sé mucho más que usted, no es la primera vez que lidio con Satanás. De hecho ya es la tercera vez que lo veo en una casa distinta —contestó suavemente.

Apreté los puños y cerré los ojos un instante para relajar todos los sentimientos agolpados en mi pecho. Ira, tristeza, amor, pero lo que más abundaba era la tristeza, causada porque estaba segura de que Andy había estado jugando conmigo y con mi corazón.

—¿Cómo le conoció? —preguntó en un tono suave, comprendiendo el dolor que se escapaba por cada poro de mi piel.

—Jugando a la ouija, escapó del tablero —contesté.

—Hace exactamente un año que conseguimos volver a encerrarlo ahí. Seguramente ha estado esperando el momento perfecto y a la persona indicada, o sea, a la más débil, para poder escapar de nuevo. Tiene que deshacerse de él —aconsejó, más bien, ordenó—. Es por su bien. Y por el de la humanidad, que en cualquier momento correrá peligro.

Y dicho esto, se levantó del banco y se adentró en mi casa.

¿Deshacerme de Andy?


Demons ↯Andy Biersack↯ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora