Capítulo 3
Una semana después, Melody se convirtió en Mrs. Travers por segunda vez. Se casaron en una de las capillas de Las Vegas. Melody no pudo comparar aquella ceremonia con la primera.
La primera se celebró en una iglesia llena de flores; ella llevaba vestido de novia, y estaban presentes amigos y familiares. Ahora, su vestido era floreado, color amarillo pastel, y aunque había flores, el único invitado era Dale. Pero la mayor diferencia estaba en sus respectivas actitudes: en el primer matrimonio, ambos estaban unidos por un desbordante amor y una errónea confianza en su futuro como marido y mujer. En cambio, esta vez la expresión de Brand era pétrea, mientras Melody se sentía entumecida, y no les quedaba la más mínima confianza en su futuro, en cuanto se refería a su relación como pareja.
La primera vez acabó amargamente; ahora empezaba de la misma manera.
Curiosamente, la última semana no había resultados del todo desagradable. Una vez se casaron, Brand suavizó su actitud con Dale. Insistió en que podían pasar los tres juntos los días de vacaciones. Aunque Dale no volvió a jugar, siguieron visitando algunas casinos; disfrutaron de la dorada Nevada, seca y soleada; visitaron Hoover Dam y Lake Mead, y cada tarde asistían algún espectáculo en uno u otro de los lujosos hoteles que había a lo largo de la Strip.
Durante la semana, Brand no hizo nada por quedarse a solas con Melody. De hecho, parecía evitar deliberadamente cualquier oportunidad. Su comportamiento hacia ella era casi idéntico al que mostraba con Dale- alegre y despreocupado-, y si no hubiera sido por el hecho de que Brand la había obligado a casarse, Melody podría haber encontrado esta semana totalmente agradable.
La boda se había celebrado, y ellos debían volver al hotel. Los dos hombres se hallaban en la sala de estar de la suite de Brand, y Melody podía oír sus voces a través de la puerta del dormitorio, donde se disponía a peinarse y a a pintarse los labios.
La mujer echó un vistazo a la habitación, y su mirada pasó fugazmente por la cama, situada cerca de la puerta del lavabo, con su equipaje encima. Tenía que deshacer las maletas, pensó, pero por el momento no lo haría.
Recogió el peine y se dirigió al espejo. Estaba amarillenta y sus ojos se veían apagados, como sus emociones.
Se alisaba el pelo con la mano izquierda mientras se peina con la derecha, cuando percibió un brillo de diamantes. Volvía a llevar puestos los anillos de compromiso y de matrimonio, que se había quitado un cinco años antes, cuando abandonó a Brand. Bajó la mano y, durante un momento, contempló las joyas. Parecían reírse de ella. Se sentía tan prisionera como lo hubiera estado Dale si hubiera ido a la cárcel, y, a pesar de ello había hecho la única cosa posible. No habría dejado que metieran a su hermano en la cárcel, teniendo el poder de evitarlo.
Melody suspiró y, enderezando los hombros, caminó a través de la habitación hacia la puerta.
Mientras ella estaba en la habitación habían traído el champán. Brand estaba junto a la mesa llenando tres copas, mientras Dale hablaba por teléfono. Melody se sentó en el sofá.
Dale colgó el teléfono y dijo alegremente:
-Perfecto. Me acaban de confirmar mi reserva para el vuelo de esta tarde.
Brand ofreció a Melody una copa, alargó otra a Dale y tomó una tercera para él, proponiendo un brindis.
-Por nuestro futuro- dijo, y su rostro se tornó más grave al mirar a Melody.
-Por vuestro futuro- coreó Dale con voz jovial.
Melody alzó levemente la copa. El brindis era absurdo, dadas las circunstancias, pero lo hecho, hecho estaba.
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Regreso al amor
Lãng mạnCinco años atrás, Melody Travers, humillada y furiosa, rompió su matrimonio con Brand Travers. Era un hombre duro, acostumbrado a tomar decisiones y ser obedecido al instante. Ahora la forzaba a casarse con él de nuevo, pero ¿perseguía acaso la ven...