Capítulo 5

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Poco a poco había rehecho su vida, y descubrió que, aunque le faltaba algo, podía vivir sin Brand. Se fue antes de que él regresara, y hasta dos meses después no telefoneó a Dale para decirle dónde estaba. Más tarde la telefoneó Brand, y su voz, sono fría como el hielo; ni opuso reparos cuando ella le dijo que qería el divorcio.

Sonrió sin alegría al recordar al abogado que llevó el divorcio. La tomó por loca, al no tratar de obtener buena parte de los bienes de Brand, conformándose con el dinero suficiente para mantenerse mientras cursaba estudios de secretariado. Y cuando encontró trabajo con otro abogado, Rob Wallis, escribió una nota a Brand diciéndole que no era necesario que le mandara más dinero, aquel dinero que él le enviaba puntualmente. Ni una sola vez intentó verla de nuevo, lo cual hacía más incomprensible... su repentina decisión de casarse otra vez con ella.

Emitiendo un suspiro, se envolvió en el albornoz y pasó a la habitación.

Dos días después abandonaron Las Vegas. Melody se enfrentaba silenciosamente al hecho de que iba a volver a la vida que una vez abandonó y la verdad era que no se las prometía muy felices.

En Dallas tomaron un taxi hasta el apartamento de Melody, donde ésta hizo sus maletas. Mientras Melody recogía los vestidos del armario, Brand bajó a hablar con el casero de los apartamentos. Cuando Brand se fué, Melody cogió inmediatamente el teléfono para llamar a Rob. Dale le prometió que le llamaría y le contaría lo de la boda, pero aún así le debía una explicación personal, y esta era la primera vez que estaba los suficientemente lejos de Brand como para poder hacerlo.

Rob estaba furioso.

-¿Cómo demonios has podido hacerme esto?- le dijo, enojado-. Me abandonas como secretaria y, de pronto, rompes el compromiso de matrimonio. Creí que me querías.

-Sé...sé que parece algo terrible, Rob- replicó Melody-, pero...verás, no es fácil de explicar.

-¿Qué quieres decir?

-No...no puedo decirtelo , pero cuando fuí a ver a Dale, no tenía ninguna intención de encontrarme con Brand ni de... casarme con él otra vez.

Se abrió un largo y tenso silencio, tras el cual, Rob inquirió:

-¿Quieres decir que has sido coaccionada para casarte con ese individuo?

Por supuesto, no podía decirlo.

-No, desde luego que no- negó rápidamente-. Todo...todo fue tan repentino. Sí, eso es. Lo siento de verdad, Rob. No he pretendido herirte, nunca he querido hacerte daño y...

La puerta de la habitación se abrió violentamente, estrellándose contra la pared. Melody, sentada en el borde de la cama, se volvió y vió a Brand, que la miraba con el ceño fruncido.

-Conmovedor... -dijo con desprecio, mientras su cara se oscurecía a causa del desagrado-. Dile a tu amiguito que recibirá el anillo de compromiso por correo certificado.

-Yo...- Melody repitió, con voz apagada, lo que Brand le había ordenado que dijera, y añadió en voz baja-: Ahora tengo que colgar. Te...te escribiré y... te lo explicaré. Lo siento. Adiós.

Cuando Melody hubo colgado el teléfono, Brand cruzó la habitación a grandes zancadas y le agarró los brazos fuertemente:

-Será mejor que no trates de ponerte en contacto con él- amenazó entre dientes-. Ni cartas, ni llamadas, ni visitas, ¿está claro?

-¡No puedes impedirmelo!- replicó ella desafiante mientras giraba los brazosen vano para tratar de liberarse del apretón de Brand.

-Sí puedo- replicó con inquietante frialdad- Si descubro que me engañas, te prometo que te arrepentirás de haber nacido.

Los ojos de Melody se abrieron con estupor y la furia vibró en sus palabras.

-Lo que es correcto para ti no lo es para mí, ¿verdad?- jadeó-. ¿Acaso no rigen también para ti las reglas?

Brand frunció el ceño y bajó el brazo. Melody empezaba a reponerse cuando él le preguntó:

-¿De qué demonios estás hablando?

Melody movió la cabeza. En el calor del momento, había dicho más de lo necesario. Brand se hacía el inocente, que no sabe nada. Pero ni siquiera ahora, quería hablar del vergonzoso asunto de Brand con Lorraine. Esto pertenecía al pasado y quería olvidarlo. Pero el futuro era otra cuestión.

-Seamos honrados ahora, Brand- dijo ella-.Si yo no puedo tener líos con otros hombres, tú tampoco los puedes tener con otras mujeres. No importan las circunstacias en que se haya llevado a cabo este matrimonio, pero no quiero que nadie se ría de mí.

Ante su sorpresa, Brand asintió y añadió:

-Basaremos nuestro matrimonio en la fidelidad, sin pensar en nuestros sentimientos ni emociones para con el otro. Creo que podemos esperar mutuamente eso.

Por supuesto que estaba mintiendo, pensó Melody. Brand no cumplió las reglas de la fidelidad, la primera vez, cuando presuntamente la quería, por lo que no había razón para creer que ahora tuviera que ser diferente. Pero había sido un día largo y agotador y ella no se sentía con fuerzas para discutir  el asunto.

Cansada se volvió y siguió haciendo la maleta.

Regreso al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora