Capítulo 10

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Rockport era una pequeña población costera y turística, con bancos de camarones y astillero. A Melody siempre le había gustado por su bahía y sus robles. Los abuelos de Brand vivían en una propiedad frente al mar, a la que se habían trasladado cuando se jubiló el anciano Mr.Travers.

Melody había sido sincera cuando le dijo a Brand que los quería. Habían sido buenos con ella en ese tiempo y siempre había guardado un sitio en su corazón para ellos; pero a medida que iban acercandose a la ciudad, crecía en ella el temor a que, después de tantos años, no fuera bien recibida. Y estaba segura de que si no ocurría así, Brand estaría muy afectado, ya que les tiene mucho afecto. Su propia madre había muerto cuando Tammy tenía solo cuatro años, y su padre murió poco después de que ellos se casaran, dejando la responsabilidad a ellos y sus abuelos de cuidar de ella. Melody no tenía de que preocuparse a causa de los abuelos, pero Tammy era otra cosa, Hasta ahora no había considerado esto. A pesar de lo que le había contado Juanita, Melody no había pensado seriamente en que Tammy no estuviera contenta de verla. De aquí que le causara gran disgusto el comprobar que la rechazaba realmente con disgusto.

Estaban tomando café en la terraza que daba al canal. La motora del abuelo, que usaba a diario para pescar, estaba amarrada en el embarcadero. A lo lejos se veía la placida bahía de Aransas. Melody observó, complacida, que el paso del tiempo apenas había influido en los abuelos de Brand desde la última vez que los vio. Quizá los cabellos del abuelo eran algo más canosos, y tal vez, la abuela había ganado algún kilito; pero eso era todo. Ambos parecían estar tan ágiles y activos como siempre, aunque Brand hubiera confirmado lo contrario, Melody sabía que las apariencias podían ser -y a menudo lo eran- engañosas.

Mientras la abuela repartía trozos de una tarta que ella misma había hecho, el abuelo, que estaba sentado junto a Melody, le preguntó:

-¿Aún te gusta el esquí acuático?

Melody sonrió y se encogió de hombros.

-Sí, pero no tengo demasiadas oportunidades para practicarlo.

-Entonces te llevaré a dar una vuelta un dia de estos -le prometió-. Tammy se está convirtiendo en toda una experta.

Ambos miraron a la chica, pero ésta apartó la mirada de ellos, deteniendo por unos momentos la conversación. Poco después, el abuelo prosiguió, con una risita.

-Si no recuerdo mal, tú y Brand os conocisteis practicando el esquí, ¿verdad?

-Exacto, abuelo -intervino Brand-. Era un domingo por la noche; un grupo de amigos fuimos de excursión y a practicar esquí acuático. Melody fue con el hermano pequeño de uno de mis amigos.

-¡Pobre muchacho! -exclamó la abuela moviendo la cabeza y con un centelleo en sus azules ojos-. Volvió a casa solo por tu culpa  -añadió designando a Brand con la cabeza-. Te comportaste como un pirata, secuestrando a Melody y quedándotela para ti.

Melody sonrió tímidamente y se odió a sí misma por ruborizarse. Sorprendió a Brand observándola, y la alegre expresión de sus ojos le paralizó el corazón. Y si aquella expresión...

Pero no -se desengañó Melody- , no podía ser. Aquella dulce mirada de amor no la podía haber inspirado ella.

-Espero que esta vez no te haya secuestrado para que volvieras -dijo el abuelo cuando se hubo callado la risa.

Esta vez apareció en aquellos ojos oscuros un gesto burlón, que ella entendió perfectamente. Se preguntó que haría Brand si le contara a su abuelo la verdad... que, en lugar de secuestrarla, esta vez la había chantajeado.

Antes de que Melody pudiera encontrar una respuesta, la abuela intervino cariñosamente:

-Bueno, no se como ha ocurrido; lo único que sé es que me alegro. Es maravilloso verte otra vez entre nosotros, Melody, y muy romántico.

Regreso al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora