CAPÍTULO UNO

69 5 2
                                    



-Señorita Koller, han venido por usted.- me informo la hermana María.

Asentí y me levante de la cama.

Habían pasado cinco años desde que llegue a este convento. Cinco años sin saber de aristocracia, modales y ataduras. Cinco años sin ver a Alejandro... mi antiguo amor, y al que deseaba ver a pesar de todo.

Pero aun así sabía perfectamente que mi regreso no era porque mi familia me quisiera ver, ni tampoco coincidencia. Con la muerte del Rey Nicolay, su hijo mayor Dante y heredero al trono, estaba buscando una esposa y para mi des fortuna, yo era la única hija soltera de los Koller.

Subí al carruaje junto a mi doncella Amalia y el cochero se puso en marcha; no era un viaje largo, sino más bien tedioso.

-Recibí noticias sobre un baile.- comento Amalia mientras cocía uno de mis vestidos.

-¿Esta noche?- pregunte sin apartar la vista de la ventanilla.

-El Futuro Rey está ansioso por encontrar una esposa.- dice con ironía -. Y piensa elegirla en la cena.

-No quiero ni imaginarme como estará el pueblo.- comento con fastidio.

Cuando vivía en Arlaestai, siempre se armaban revuelos en el pueblo cada vez que había alguna reunión en el palacio.

-No le preocupa ser elegida.- indaga al levantar la vista.

-No.- le asegure al devolverle la mirada -. Lady Katherine me sobrepasa en belleza, inteligencia y poder.- dije con cierto alivio -. A todas de hecho, nadie tiene oportunidad frente a ella.

-Se subestima Señorita.- repuso pensativamente -. Además ambas sabemos que Dante es capaz de pasar sobre cualquier estándar para mantener su secreto.- agrego -. Por algo la dejo vivir.- me recordó.

Mi corazón dio un vuelto al oír eso último. Había dejado en el pasado la noche en la que conocí a Dante y el secreto que lo ataba al trono, y no quería recordarla.

-Jamás lo vuelvas a mencionar.- le advertí.

-Esta noche estará frente a él.- insistió.

Trague con dificultad y baje la mirada, Amalia tenía razón. Esta noche lo volvería a ver en persona y si no tenía cuidado alguien podía notar el miedo que sentía hacia él.

-Lo hemos practicado.- dije intentando sonar segura -. Todo saldrá bien.

Amalia asintió y siguió cociendo. Ambas guardamos silencio en lo que resto del viaje; yo me distraje con la vista y ella continuo trabajando. No necesitaba una conversación de este tipo antes de regresar a la Mansión Koller.

Cuando el carruaje se detuvo Amalia y yo nos bajamos por nuestra cuenta, ya que no hubo ni bienvenida, ni personas que nos recibieran, y realmente no me esperaba algo distinto a esto.

Al entrar al castillo note como la servidumbre se movía de un lado a otro para llevarle a mi madre todo lo que ordenaba, al parecer no había cambiado mucho en el tiempo que paso.

-Tal parece que ella fuera a ser la elegida.- le comente a Amalia en voz baja mientras subíamos las escaleras.

Nos encerramos en mi habitación y comenzamos a prepararme para el baile. Amalia calentó el agua para el baño y me ayudo a despojarme del vestido para luego sumergirme en la bañera. Quería un momento de paz antes del momento caótico, así que mande a cerrar las cortinas y pedí que me dejaran sola.

Me bañe con tranquilidad y silencio, y rece para que la suerte estuviera de mi lado esta noche. Sí Dante se llegaba a dar cuenta que no olvide lo que paso esa noche estaba acabada.

Atada a la RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora