Dos días habían pasado desde que los niños y Subaru se habían instalado en esa vivienda y la convivencia entre ellos no era muy buena que digamos: a los niños no les gustaba mucho la idea de estar con el albino del cual no tenían lazo afectivo, y el Sakamaki menor estaba empezando a perder la poca paciencia que tenia. En medio de la noche alguno de los dos se levantaba gritando por alguna pesadilla, asustando al contrario y provocando un llanto en dúo; pero solo en esos momentos se dejaban consolar por el menor.
En ese tiempo logró descubrir un montón de emociones encontradas, desde odio, lastima y hasta furia, todo producto del cuarteto de rubios —desde los presentes, hasta los que ya no se encontraban en el mundo terrenal—, pero bueno, solo se limitaba a respirar hondo y no tirar la casa a bajo de un golpe.
No le sorprendía que los niños no se le acercaran mucho, si no era para comer con suerte y lo miraban; aún así por su corta edad aún usaban pañales, por lo que a regañadientes se dejaban cambiar por el albino. No era una ciencia, pero sabía que ellos no querían estar cerca de él y menos exponerse. Los había visto intentando cambiarselos mutuamente —como seguro recordaban que su madre alguna vez hizo con ellos—, pero por sus manos torpes no lo lograron, y se rindieron a dejarlo.
No pensaba presionarlos, si ellos no querían acercarse a él, lo entendía.
Una carta llegó a él entregada por un familiar de su hermano, en la misma había una hoja con una matrícula de kinder para los niños; ya no le sorprendió, era más que obvio que Reiji tenía todo controlado. La leyó de forma correcta, tendría que ir a comprar el uniforme y los útiles junto a unas mochilas. Pero había un requisito importante: los niños no debían usar pañales.
Observó a ambos niños que se encontraban en el sofa jugando con unos juguetes tranquilos, los observaba balbucear entre ellos.
Suspiró.
—Genial, ¿No quería darles más motivos para que yo les caiga mal? —comentó en voz alta. ¿Qué impresión iban a tener de él? Era un extraño con el que tenía que compartir el mismo techo y que ensima les hacia cambiar sus hábitos.
Ambos niños lo miraron curiosos por saber qué decía el albino, pero desviaron la vista al tener contacto visual.
A la mierda con darles tiempo, si iban a convivir todos juntos necesitaban dejarles las cosas en claro; no era una persona lo suficiente paciente.
—Escuchen, pulgas —los llamó y se sentó frente a ellos, lo vieron aburridos—, dejaremos las cosas en claro, soy su tío Subaru, y vivirán conmigo, así que debemos llevarnos bien.
—O queo a mi mama —respondió Hana.
—Pero no se va a poder, lamento decirles que no volverá —soltó, notó cómo se les aguaron los ojos por lo que dijo—. P-pero haré lo posible para ser como ellos.
—No ro sos —habló Hiroshi—. Bau es Bau, no papá.
Se tomó unos momentos para reproducir en su cabeza como serían bien dichas las palabras. Luego reaccionó.
—Es verdad —afirmó—: no soy ellos, no soy mamá, no soy papá, solo soy su tío que va a hacer lo posible para ayudarlos.
Ambos niños se miraron.
—Les prometo que lo intentaré —reafirmó. Ambos niños se quedaron en silencio unos segundos.
—Ueno —aceptó Hana y Hiroshi asintió, él se denominó “tío” como lo hacía Reiji, ¡Así que seguro sería como él y los trataría igual!—. Tío Bau no va a cuida hata que mamá enga.
Iba a repetirles de nuevo la verdad, pero prefirió no hacerlo, al menos tenía un avance.
—Soy Subaru, no Bau.
—Bau —repitieron ambos niños, no se molestó en seguir intentándolo, de momento sería así como logren decirle.
—Bueno, pulgas, empecemos por dejar los pañales —dijo, ambos niños se miraron y comenzaron a correr por la casa, claramente huyendo de él; tenían sus motivos, ahora que lo pensaba había sonado como un pervertido. Llevó una mano hasta el puente de su nariz mientras se abofeteaba mentalmente.
—¡No! —negaban alargando la vocal mientras con un poco de diversión huían.
Claramente como familia tenían un largo camino por recorrer.
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No soy ellos ⚜ﮎ ﮏ⚜
Fiksi PenggemarLos fundadores reclaman nuevamente su poder, llevando así a la muerte al Rey de los vampiros Sakamaki Shū y su esposa Komori Yui, dejando huérfanos a sus dos hijos de existencia desconocida para la mayor parte de la familia Sakamaki. ーDe momento me...