- Leyenda urbana de Berazategui "El misterio de la casa" -

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En el año 1960, una familia fue a habitar una enorme casa, en pleno centro de la ciudad de Berazategui.
La casa era inmensa, contaba con muchísimas habitaciones, de las cuales, varias tenían aspecto de no haber sido usadas por siglos.
En los primeros años en que la familia estuvo en esa casa, no había ningún problema, ya que estaba todo en orden. Lo que a la familia Ramírez le resultó tan extraño, era la actitud del vecindario ante ellos, pasaban cabizbajos o directamente, cruzaban de vereda y ni acercaban la mirada.
Esta familia estaba compuesta por cinco integrantes: el padre de la familia, la madre, dos hijos grandes y un pequeño, al que absolutamente todo lo que había en la nueva casa, aterrorizaba.
Una noche muy fría, un rato después de que la familia decidiera ir a descansar, se comenzaron a oír ruidos extraños en el ático del hogar y sus alrededores.
Al escucharlos, el pequeño Lautaro, el benjamín de la familia, quien estaba justamente en la habitación más cercana a la escalera, de una forma exaltante, salió de su recámara para dar aviso al resto de la familia.
Sumamente aterrorizados por la intriga de saber quién o qué era lo que andaba rondando, se acercaron lentamente al ático, pudiendo observar una sombra que los acompañaba y que paseaba por los largos pasillos de la casa.
Con el peor de los miedos, siguieron su camino sigilosamente y trataron de seguir a la sombra, que casualmente los llevó hasta el ático de la casa, en donde había una entrada aparte, con una puerta vieja, de madera y rota, pero lo extraño era, que jamás el dueño de la casa, o mejor dicho, el "antiguo" dueño de la casa, les había mencionado de su existencia.
Al intentar abrir esa puerta, para acabar con ese horrible misterio que los llevaba a la desesperación, se dieron cuenta de que estaba atorada por completo.
Queriendo imaginar qué era lo que había pasado, intentaron forzar la cerradura varias veces, sin conseguir respuesta. Luego de una hora aproximadamente, de forcejeo, el padre de la familia, pudo abrir la puerta bruscamente, raspándose su mano, hasta sangrar.
Pero ni eso ni cualquier otra cosa, pudo horrorizar más a la familia, que la imagen que acababan de ver. Era espeluznante, horrorosa, dolorosa para uno mismo, incluso.
Aquel niño, ese, tan pequeñito...de una edad aproximada a los seis años, muerto, asesinado, ahorcado.
Y esa gruesa y vieja soga que rodeaba su pequeño y frágil cuellito, acompañada de un banco de madera, que aparentemente, habría tirado con sus propios movimientos, sobre un inmenso charco de sangre fresca, que aparentemente, salía de su boca, minutos antes de que la familia lo viera.
El padre, inmediatamente, tomó un abrigo y salió a preguntar por el vecindario si alguien conocía a ese niño; mientras que el pequeño Lautaro, sufrió un ataque de pánico que lo dejó totalmente inmóvil. Todos respondieron: "Esa casa no es normal, no debe ni mirarse...Mucho menos habitarla".."Aléjense antes de que sea demasiado tarde"...
CUENTA LA LEYENDA que un 7 de Noviembre de 1912, mientras la familia Oviedo, habitaba la casa, el pequeño de la familia, se encontró en ese mismo ático, brutalmente golpeado y muerto por asfixia, según las recurrentes pericias, y aún ni sus padres supieron porqué...
Sólo se sabe que hasta el día de hoy, a pesar de haber sido sepultado varias veces, por los distintos habitantes que pudieron verlo de esta forma, el niño vuelve una y otra vez a perturbar a las familias con la extraña sombra, las actitudes extrañas en la casa y esa horrible imagen que cambió la vida de tantas personas.

FIN.

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