8. Proteger

700 70 16
                                    

-Narrador omnisciente-

Se tocó el vientre, invadida por los sentimientos...

¿Y qué si no podía hacerse cargo?¿Y qué si no podía darle a su futura hija la vida que merecía?

Ella era un desastre, o al menos eso creía.

Por eso Justino la había abandonado.... Porque era un desastre.

Estaba ahí, eran las tres de la mañana y ella estaba sola, en el living, en la oscuridad, mirando a la ventana, perdida en aquellos pensamientos pesimistas que solía tener. Las lágrimas caían ya hacía rato, tanto que ya las había logrado naturalizar, y apenas las notaba.

A veces deseaba que todo fuera un sueño. Y sabía que ese era un pensamiento muy cruel, no para ella, si no para el individuo que gestaba en su vientre. Pero al mismo tiempo no podía ver lo positivo, no en su estado de ánimo actual.

Se sentía sola.

Aunque claramente no lo estaba.

Se estremeció al sentir que una manta ahora la cubría. Volteó a ver a la persona que le había proveído aquella manta.

—¿Que estás haciendo a esta hora despierta?—Preguntó.

—No, la pregunta debería hacerla yo.

—...No es nada. Ya se me va a pasar.

—¿Estás teniendo ese tipo de pensamientos otra vez?

Asintió. No podía mentirle a ella, aunque no sabía la razón exacta aún

—Las dudas son de débiles. Vos no sos débil.

—A veces siento que sí lo soy.

—¿Y te gusta serlo?

Negó

—Entonces tenés que empezar a cambiar esa actitud. Vamos, intenta dormir un poco.

Ambas se dirigieron a la habitación, la menor algo forzada por la mayor.

Se acostó y miró el techo. Suspiró.

—¿Y si no soy buena madre?

—No digas pavadas.

—No, es en serio, nunca antes siquiera pensé en ser madre.

—¿A vos te parece que eso es algo con lo que se nace? Claramente no. Y a veces una no decide cuándo convertirse en madre, y a veces llega cuando todavía no estás lista. Es así, solo tenés que hacerte a la idea y sentar cabeza. Vas a ver que todo va a estar bien.

—¿Vos decís?

—Si, estoy segura. Ahora dormí.

Asintió y cerró los ojos.

Intentó conciliar el sueño. Sus dudas y su pesimismo ya no eran un obstáculo para esto, pero aún así había algo que invadía su cabeza.

Una inquietud.

Una duda.

Una presencia.

Abrió los ojos y la miró. Seguía con los ojos abiertos, mirándola, tal como hacía unos minutos.

—Juliana...

—¿Si?

—¿Por qué estás acá?

Juliana sonrió levemente, aunque no estaba acostumbrada a hacerlo.

—Creí que no lo ibas a preguntar nunca. Estoy acá porque creo en vos, Silvana, y no te voy a dejar sola en esto.

Silvana sonrió, satisfecha con la respuesta, y estaba a punto de cerrar los ojos para seguir intentando conciliar el sueño, cuando la oriunda de Brasil añadió:

—Además, estamos hablando de mi futura sobrina. Siempre la voy a proteger, siempre las voy a proteger.

La menor sonrió y cerró los ojos, logrando al poco tiempo conciliar el sueño.

Parecía que hubiera sido ayer, en vez de hace dieciocho años. Pero si de algo estaba convencida Silvana, era de que Juliana había, a su manera, cumplido con su palabra de proteger a su sobrina.

Pero las mentiras no duran para siempre. Todos sabían eso.

Las mentiras no nos protegen por siempre.

Suspiró viendo la espalda de su hija, alejándose casi desesperadamente.

Y ya nadie la podía proteger. Ya no se dejaba proteger.

Pero era parte de crecer, ¿Verdad?

Ámbar ya no era un feto creciendo en su vientre, hacía tiempo que se había convertido en una mujer.

----------

Necesitaba un capítulo de flashback para que se entendiera un poco más la conexión, pero terminó siendo medio al revés, como que genera incertidumbre.

Me fuí un poco del Simbar, bah, mucho, ¿Acaso yo dije que está novela iba a ser Simbar?

Ah...

Esperen...

Si lo dije :v

Bueno quizá mentí.

Bah, no sé si mentir, omití la verdad

Ahre.

No sé, quiero ver que pasa por sus mentes después de esto tan confuso ahre

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 22, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Eyes wide open (EC II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora