The fire beneath our souls. (P)

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Nuestras respiraciones agitadas se mezclaban en una y yo no entendía cómo habíamos llegado hasta acá. Se suponía que yo tendría que estar con mis hermanas en el evento pero qué buena mentira era decir que me había caído mal la comida de la noche anterior ¿no? No podía estar más alejado de la realidad, pero ¿cómo le decía a mis hermanas "che no, disculpen, no voy a ir al evento porque prefiero quedarme besando (o quizá algo más) a Jazmín hasta que se me desgasten los labios"? No daba. No daba pero esta situación me estaba volviendo loca, tenía ganas de estrenar todas las habitaciones y todos los ambientes del hotel con ella. Y por ahora recién empezábamos con la cocina.

Deslicé mis manos un poco más arriba en sus muslos apretando, y aproveché para abrirlos un poco más. Necesitaba que estuviéramos lo más pegadas posible. Si hace una semana me hubieran dicho que iba a estar con Jazmín sentada sobre la mesada de la cocina y yo entre sus piernas besándola frenéticamente me hubiera reído. Pero qué vueltas da la vida, y lo peor es que me estaba encantando.

-Este... -Empecé a decir pero me volvió a besar. No. Necesitaba decírselo. Me alejé un poco con la respiración agitada, ella me miraba con el ceño fruncido. Dios mío no habían pasado ni diez segundos desde que nos habíamos separado y ya le quería comer la boca otra vez. -Este delantal es muy incómodo y no me deja abrirte las piernas como quiero... -Le susurré mientras me acercaba a ella y pasaba mi pulgar sobre su labio inferior, ¿desde cuándo Florencia Estrella tan desinhibida? Seguro era la calentura. Ella ante la sorpresa gimió y me dejó un poco peor de lo que ya estaba. Se agarró de mis hombros y se bajó de la mesada, ¿qué hacía? Creo que era una de mis fantasías sexuales y ella se bajaba. -¿Dónde vas?

Sin contestarme se sacó el delantal de espaldas a mí, ¿siempre había tenido tan buen culo? Cuando se dio vuelta me notó con la mirada baja y sonriendo se acercó levantándome la cara con una mano.

-¿Qué mirabas tanto? -Me besó, me iba a matar.

Yo sonreí en el medio del beso, era obvio que le estaba mirando el culo, le contagié la risa y eso hizo que nos separáramos.

-¿Qué? ¿De qué te reís? -Me dijo con una sonrisa mientras me acomodaba un mechón de pelo que caía rebelde por mi cachete izquierdo.

-De la pregunta obvia que hiciste recién.

-Y bueno, pero quería escucharte decirlo. -Se mordió el labio.

-¿Qué cosa, que te estaba mirando el culo? Sí, te estaba mirando el culo. -Afirmé -¿Te molesta? -Jugué un poco imitando su acción de morderse el labio mientras sonreía.

-Para nada. -Dijo sonriendo ella también. Se acercó, y agarrándome las manos, se las llevó a la parte de atrás de su cuerpo. Jodeme que me iba a dejar tocarlo. -Podés tocar también si querés. -Sonrió dejándomelas en su culo.

No me aguanté más y me abalancé sobre ella. Era adicta a sus labios, me encantaban, no me podía despegar. Supongo que un poco inconscientemente y otro poco con todas las ganas del mundo le apreté el culo con las dos manos y ella soltó un gemido. La quería arriba de la mesada otra vez. La acorralé en contra dejando mis manos sobre ésta. Sentía la necesidad de apretarme cada vez más a ella.

-Jazmín, subite a la mesada. -Ordené.

Sin chistar Jazmín se subió y volvió a envolverme con sus piernas. Dios, moría por arrancarle todo. Nunca había tenido relaciones con una mujer pero de repente las ganas me estaban consumiendo.

-Me encantás, mucho. -Le dije y sin dejar que contestara volví a chocar nuestros labios.

Se movían en sintonía y de vez en cuando se nos escapaba uno que otro gemido. Ella también estaba caliente. Mordí su labio inferior para después pasar a su cuello, y ahí si se desató todo.

Flozmin One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora