IV

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No has despegado tu vista del libro de lees con tanta efusividad. ¿Acaso es tan interesante? No parece disgustarte estar en esta cabaña. Cada mañana sé que observas hacia la nada, buscas algo, que se encuentra tan lejos de tus brazos. 


Para protegerte es necesario que nadie sepa en donde estas.


Hace tres meses que estas en este pequeño pueblo. Eres astuto, por lo que sé que te has percatado de la barrera que protege a este poblado. No puedes romperla, ni siquiera lo has intentado, ya que sabes que ahora eres tan frágil, tan delicado, tan.... humano.

Veo como llevas una de tus manos a tu vientre de manera protectora. Aunque tú no puedas verme, siempre estoy pendiente de tus acciones. 


Niño hermoso. En el vientre de la Muerte no puede formarse vida. Por eso debo mantenerte aquí. Como pájaro enjaulado.

La Vida y la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora