Se estaba muriendo de hambre.
Y no era una exageración, se le veían las costillas y el pelo se le estaba cayendo de la cola.
Y es que Min Yoongi no sabía cuanto más iba a estar así, encerrado en ese cuerpo.
Habían pasado un mes desde que se despertó de esa forma, desde que toda su vida cambió, desde que lo echaron de su departamento a patadas -la madre de Taehyung no tiene piedad- y desde que vive a base de huesos de pollo que encuentra en el basurero.
¿Ser un gato es fácil?
¡No! Si ser humano era difícil, ser gato tampoco era lo mejor del mundo, menos si no naciste así. Menos si extrañas todas tus cosas; tu celular, tu ropa, tu guitarra.
¡Su guitarra!
Y es que en cualquier momento se pondría a llorar, porque estar en la venta de garaje de sus cosas le iba a provocar un maldito infarto.
– ¡Qué demonios le pasa a este gato! —bufó un viejo gordo y canoso, con olor a naftalina— ¡Quiero este jarrón para mis flemas!, ¡Mendigo animal!
Yoongi siguió mostrándole los dientes y gruñendo, emitiendo ese tono chillón que odia tanto, ¡Y no era un jarrón, era un tambor que le regaló Jonghun!
¿Y saben qué es lo peor de ser un gato antes de ser un gato?
¡Odiar a los malditos gatos!
Odiaba como eran tan ariscos y con esa mirada vanidosa, odiaba que fueran de aquí para allá ensuciando su balcón con sus excrementos, odiaba que le dejaran ratones muertos en la puerta, odiaba que a veces se pusieran a jugar en su cordel de la ropa y sus limpias camisetas blancas tuvieran manchas de patas de gato y habían tantas razones para odiarlos.
¡Simplemente odiaba a los gatos!. ¡No los soportaba!
Y ahora era uno de ellos.
Estuvo a punto de saltar encima del hombre, que seguía tratando de tomar el tambor detrás de su pequeño cuerpo, cuando de repente oyó un rasgueo y toda su espina dorsal se erizó, sus orejas se elevaron y escuchó alerta aquella voz suave y aterciopelada en compañía con la voz grave y profunda de Taehyung.
– ¡Que guitarra tan genial! Taehyung-ssi, ¿A cuánto está?
– ¿Eh? Oh... Para ti, unos cinco won.
<< ¡¿QUÉ?!, ¡¿CINCO MISERABLES WON?!, ¡A MI ME COSTÓ DIEZ, MALDITO MOCOSO!>>
– Oh, vamos, Tae, somos amigos.
– Está bien... Te lo dejo a tres won, pero sólo porque me prestaste tu ensayo de historia.
A Yoongi le iba a dar un infarto. De eso estaba seguro.
Se olvidó completamente del viejo y corrió con toda la agilidad que su cuerpo delgado le permitió, bajándose de la mesa para ir donde estaban los dos chicos aun hablando. Ni siquiera podía verle bien la cara al chico que quería su guitarra, así que para que le prestaran atención empezó a rasguñar con sus garras los pantalones de Taehyung.
– ¿Qué pasa, misifus?, ¿Tengo algo en el pantalón? —dijo Taehyung, empezando a moverse por todos lados. Iba a morder sus pantorrillas sólo por la simple razón de hacerlo sufrir y que no vendiera su guitarra a un mocoso que de seguro no sabía tocar una maldita nota, pero entonces vio como una sombra se inclinaba y una sonrisa blanquecina y radiante se dirigían a él.
Se quedó estático, viendo sin pestañear al chico que ahora sonreía como un bobo hacia él. Tenía el cabello rubio, unos ojos diminutos por la sonrisa, mejillas sonrojadas, una afilada mandíbula con tez medianamente tostada y unos labios gruesos y rosados. Era un chico muy tierno. Hasta que habló.
– ¡Qué bonita gata! —exclamó sonriente. Y Yoongi quiso morder su cara.
– Eh, en realidad creo que es macho. —afirmó Taehyung, tratando de tomarlo en brazos pero sólo ganándose rasguños y mordidas—. ¡Auch, duele, auch! Este gato... Nunca he visto una gata salvaje, de seguro es gato, la otra vez casi le sacó un ojo a Soonshim solo por querer oler su trasero y se supone que así se comunican, ¿no?
– Algo así... —balbuceo el chico sin prestarle atención, acuclillado y con su cara entre las manos mirándole fijamente. Se veía como una flor. Extendió su mano hacia él lentamente pero Yoongi hizo ademán de rasguñarlo, sin llegar a tocarlo. El chico ni se inmutó y seguía mirándolo con esa sonrisa boba—. ¿Tiene dueño?
– No lo sé, creo que era de uno de los inquilinos pero desapareció hace casi tres semanas, de hecho, estas son sus cosas. La policía no logra encontrarlo así que mi madre tiene la política de que si nadie reclama, entonces lo vende.
– ¿Eso no es ilegal? -frunce el ceño, a lo que Taehyung se encoge de hombros.
– No lo sé, pero de verdad me preocupa aquel inquilino... aunque él era bastante problemático, siempre lo venían a buscar por temas de dinero -Taehyung se lleva las manos a la cara, abriendo los ojos de par en par- ¡Tal vez los mafiosos lo capturaron y vendieron sus órganos! Bueno, los sanos, porque fumaba como chimenea y bebía tantos cafés como si fuera agua.
– ¿Y cómo se llamaba? -preguntó el rubio, ahora sentándose con las piernas cruzadas mientras sigue intentando que Yoongi salga detrás del baúl donde ha terminado ocultándose.
- Min YoonGi -ante su nombre, el gato mira a Taehyung, que ha empezado a contar el dinero de todas sus cosas. Yoongi camina hacia él, para rasguñarlo y tener devuelta todo su dinero, pero al segundo siente unas manos delicadas que lo cargan y lo levantan.
- ¿Crees que pueda quedármelo? -sonrió el chico, haciendo que Yoongi se retorciera entre sus manos tratando de morder sus delgados y cortos dedos- Es un gatito precioso, ¡Mira sus lindos ojos!
Ante lo último, Yoongi deja de retorcerse y mira al chico con sus grandes ojos de distinto color sin pestañear. Tenía uno color café y el otro color celeste. Había visto gatos con colores de ojo verde y celeste pero jamás del color de los suyos.
<< Es un gatito precioso >>, por la espina dorsal de Yoongi sube un estremecimiento que le pone los pelos de punta, porque además siente los dedos del chico acariciarle como si fuera un peluche. Y Yoongi quiere gruñir, alejarse, darle un manotazo, pero sus orejas se mueven felices contrario a lo que él quiere.
<< A MI NO ME ENGAÑAS, MOCOSO, DEVUÉLVEME MI GUITARRA O TE MATARÉ Y LUEGO... Oh, ¿Eso es comida? Oh, huele bien... >>
Y Yoongi sabe que no puede resistirse a las malditas croquetas de pescado.
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S A L V A J E // Yoonmin
FanfictionSi hay algo que Min Yoongi odia, son los gatos y que le digan que no. Por eso cuando hace enojar al brujo SeokJin, no se sorprende despertar en un pequeño cuerpo con garras, orejas puntiagudas y una cola peluda. Si hay algo que Park Jimin ama, son...