Habían pasado dos semanas ya viviendo en esa habitación y si algo bueno había del hecho de ser un gato, es que podía dormir todo el día y nadie, ignorando a Tony y a Pacino, lo molestaba. Ellos solían estar todo el día jugando en el balcón y solo entraban cuando Jimin llegaba de sus clases en la noche o en las tardes. A veces la pareja de peces solía intentar hablarle, comúnmente rogándole que no se los comiera.
Yoongi no sería capaz de comérselos... por lo menos, no cuando Jimin le sigue dando comida y son tan importantes para él. Jimin hasta le compró una cama -la que no usa porque siempre duerme en la cama junto con él- y un arenal de gato. ¡Es tan humillante tener un jodido arenal! Pero intentar cagar en el baño era una proeza demasiado ardua para él; la primera vez que lo intentó se resbaló cayéndose de cabeza en el retrete y Jimin tuvo que bañarlo a la fuerza con los guantes de cocina para que Yoongi no lo rasguñase ni le mordiera las manos.
Jimin era la persona más extraña que jamás había conocido porque, ¿Cómo llamarías a una persona que lo primero que hace al llegar a casa es traer a un animal nuevo?, ¡De lo que llevaba de las dos semanas, había traído consigo un conejo, un petauro de azúcar, una gata, una tarántula y un saltamontes! Aunque luego siempre se iban y siempre solían ser animales que tenían algún problema o estaban enfermos. Jimin los solía cuidar unos días y Yoongi tenía entendido que luego conseguía dueños para ellos, por las conversaciones que Jimin solía tener con él, que parecían un monologo interminable.
Jimin hablaba más en dos semanas que él en toda su vida, lo que odiaría si fuera humano, pero por alguna razón Yoongi no puede apartar sus oídos ni ojos de él. No podía hacerse oídos sordos como lo hacia con Nikki, por ejemplo, que siempre solía cantar canciones tan animadas en sus siestas que casi se la come para hacerla callar.
En esas dos semanas, había conocido muchas cosas de él y había prestado atención a los detalles más minuciosos, detalles que jamás se había parado a ver en alguien en toda su vida, como la forma en la que se pasaba las manos por el cabello, como solía jugar con su labio inferior cuando estaba pensativo, la forma en la que solía mover la cabeza o mover las caderas cuando escuchaba una canción que le gustaba, su manía de andar solo en ropa interior por la casa y calcetines, ya sea invierno, y solo usar una polera tres tallas más grandes como pijama. Cuando toma té de distintos sabores con dos cucharaditas de azúcar en la misma taza de animalitos todas las tardes siempre que va a leer algún libro, su obsesión por mantener todo limpio y darse duchas largas porque le gusta jugar con las pompas de jabón. El como siempre hace dibujos de erizo en las esquinas de todos sus cuadernos o como mueve los dedos de los pies cuando está comiendo su helado de vainilla, que es su sabor favorito.
Siempre que Jimin abría la puerta al llegar a casa, solía suspirar como si estuviera desarmándose, pero al instante vuelve a inhalar, profundamente, para luego sonreír como siempre. Entra con esa sonrisa encantadora, con esos ojos cansados pero vivos y tras dejar su bolso encima de la cama, lo primero que hace es darle de comer a todos y hablar cosas banales, de cómo le fue en el día y demás sucesos graciosos que haya hecho Taehyung o Jungkook, que son sus amigos más cercanos. Luego pone música en su celular, muy suave y es el único ruido de su habitación porque ni siquiera tiene televisor o un computador. Hace su propia comida, la que suele ser fideos instantáneos o cosas rápidas y fáciles de hacer, se sienta en el piso apoyándose en la cama y habla con Yoongi, de cualquier cosa, mientras mira hacia el ventanal. Casi siempre mira hacia el ventanal, a veces con nostalgia y tan perdido que si no fuera por los cachorros Yoongi juraría que Jimin no se movería jamás. Cuando termina de comer, lava lo que uso, se saca toda la ropa excepto la ropa interior y los calcetines y se pone a estudiar en el escritorio, siempre leyendo en voz alta y clara.
Los días en que no tenía clase ni tenía que trabajar en una tienda de mascotas -la principal razón del porque Jimin solía traer tantos animales-, se quedaba todo el día en cama, cantando, tocando su guitarra, leyendo algún libro o jugando con los cachorros. A veces incluso sacaba a Nikki de la jaula y a la vieja eriza que siempre tenía las puas abajo cuando Jimin la tomaba con sus manos, pero cuando la dejaba caminando, se volvía bolita y hacía un siseo ruidoso que Yoongi detestaba. La vieja eriza solía pinchar hasta a los cachorros cuando se le acercaban y a veces, sin querer, también pinchaba a Jimin haciendo que su piel se pusiera rojiza e hinchada como picadura de pulga. Pero Jimin jamás se quejaba y la eriza siempre solía decir:
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S A L V A J E // Yoonmin
FanfictionSi hay algo que Min Yoongi odia, son los gatos y que le digan que no. Por eso cuando hace enojar al brujo SeokJin, no se sorprende despertar en un pequeño cuerpo con garras, orejas puntiagudas y una cola peluda. Si hay algo que Park Jimin ama, son...