Yoongi ni siquiera supo en que momento había ido a parar a la casa de ese chico, lo que más bien era una residencia universitaria. ¿Podía considerarse casa a ese pequeño lugar? Era incluso más pequeño que su ya antiguo departamento. No lo sabía. Pero aquel chico lo había traído en brazos dándole muchas croquetas de gato durante todo el viaje en autobús, con su guitarra colgada al hombro y un bolso que olía a sudor, crema de menta y coco.
Apenas cruzaron la puerta de la pequeña residencia, Yoongi saltó enfurruñado de los brazos de Jimin, con las energías más repuestas gracias a las croquetas de gato y se escondió debajo de la cama, que quedaba casi a solo tres metros de la puerta de la entrada y el baño. Había un balcón, donde se veía un tendedero de ropa, muchos cactus y flores y una pequeña jaula donde había un canario amarillo. Al otro lado de la habitación respecto a donde estaba la cama, había un escritorio con muchos libros y post-it, una pequeña repisa donde vio una pecera, en la que habitaba un caracol y dos peces pequeños, uno de color blanco y otro negro. En la pared había un gran mapamundi con pinchos de colores (aunque Yoongi fuera un gato, podía ver perfectamente los colores) y le seguía un pequeño mueble que supuso Yoongi que era para la ropa y un espejo de cuerpo entero. A los pies de la cama, habían dos grandes jaulas, donde pudo oler dos tipos de olores distintos, pero no supo a quienes les pertenecía. Frente a la cama, estaba la cocina y un pequeño refrigerador lleno de pegatinas con imanes.
Era un lugar agradable, limpio y mucho más ordenado que su antigua habitación. A Yoongi le hubiera encantado, si es que no hubiera olido un cierto aroma que le hizo rascarse la nariz con la pata y ponerle los pelos de punta, porque al instante vio como Jimin iba rápidamente hacia el balcón y abría el ventanal, donde entraron entre las piernas del rubio, como dos rayos, unos cachorros más pequeños que él, que iban directo hacia él y lo primero que hizo, fue gruñirles y enseñarles los dientes, encorvando la espalda, tratando de huir de esas bolas de pelos cafés que le sacaban la lengua totalmente contentos y amenazaban con tirarse encima de él.
<< ¡Jodidas bolas de pelo! >>
En realidad, no es que a Yoongi le desagrade y odie solo a los gatos -aunque estos le irritan mucho más-, sino más bien a todo el reino animal lindo y adorable. Es su mayor debilidad, por eso se juro jamás tener una mascota luego de la última que tuvo. E ironías de la vida; ahora es un maldito gato. Y aquellos cachorros no dejaban de mirarle con los ojos brillosos, a lo que Yoongi pudo jurar que escuchó que hablaban también.
<< ¡Amigo nuevo!, ¡Amigo nuevo! >>
- ¡Tony y Pacino, deténganse!, ¡Vengan aquí! -exclamaba Jimin ajetreado, agachándose hacia ellos y tratando de tomarlos en brazos, pero estos corrían por toda la habitación, chocando con las paredes y resbalándose con sus propias y rechonchas patas.
<< ¡No puede atraparnos!, ¡No vas atraparnos!, ¡Comida, la comida! >>
Yoongi dejo de tener el vello erizado y aprovecho que Jimin estuviera persiguiendo a los cachorros para subirse encima de la cama, disfrutando del agradable aroma del chico y a lavanda de la ropa limpia, viendo como Jimin tuvo que sentarse en el piso para que los cachorros fueran a él y se le tiraran encima lamiendo sus manos.
<< ¡Croquetas de pescado!, ¡Sus manos saben a croquetas de pescado! >>
Jimin tenía una risa bonita y agradable. Si algo no había cambiado Yoongi de su humanidad, era la facilidad con la que se irritaba por culpa del ruido o las risas demasiado chillonas. La risa de Jimin no era en absoluta chillona. Odiaba las risas chillonas. Y también odiaba el ruido, le gustaba más el silencio y la tranquilidad, aunque eso contrastase con los lugares que solía ir cuando era humano, pero era diferente. A esos lugares tenía que ir por obligación, porque no tenía otra alternativa.
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S A L V A J E // Yoonmin
FanfictionSi hay algo que Min Yoongi odia, son los gatos y que le digan que no. Por eso cuando hace enojar al brujo SeokJin, no se sorprende despertar en un pequeño cuerpo con garras, orejas puntiagudas y una cola peluda. Si hay algo que Park Jimin ama, son...