|Capítulo|-|8|

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Llevaba al menos un buen rato mirando aquella marca en su brazo. Repasando su pasado, los gritos de tortura y aquella oscuridad  que tanto lo había embargado en aquel entonces. Creyó que todo ello había quedado atrás, enterrado lo suficientemente cerca del infierno. Que idiota había sido, que ingenuo y estúpido; nunca debió bajar la guardia y principalmente, nunca debió dejar a su familia. Había sido egoísta, como siempre lo había sido de alguna u otra manera... Quitó su mirada de aquel tatuaje grisáceo y volvió a repasar aquel irónico mensaje.

«Puedo guiarte y es lo único que haré por ti»

No había cortesía ni firma, sólo una respuesta y la única que había estado esperando en la modesta guarida de la hija de su prima. Arrugó el pedazo de papel, con algo de enojo, y lo echó al fuego. No se había molestado en observar como ardía, era el menor de sus problemas en ese instante. Aunque no podía negar que había encontrado esperanzas entre aquellas palabras secas y frías de la única persona a la que le había podido pedir ayuda.

Volvió con Tonks y Remus al número 12 de Grimmauld Place, con toda la cautela que pudieron cargar esa noche, por algo de respuestas, se conformaban con cualquier cosa. Grace White se reuniría en dos días con ellos, o al menos eso es lo que le había asegurado en otra de sus secas líneas. Mientras tanto, se había visto obligado a buscar más en medio de lo que se convertiría una desesperante espera.

—Sirius mandó a los niños a casa de James —dijo Remus mirando la chimenea. Su voz, aunque susurrante, logró sobresaltarle en aquel silencio perturbador —, pero los siguieron —Regulus fijó sus ojos en la puerta entreabierta del despacho de su padre mientras escuchaba al hombre lobo —. Aún me pregunto cómo fueron capaces.

—De todos los lugares...

—¿Qué?

—El despacho —apuntó con su mentón —, está intacto.

—No hay nada arriba —escuchó a Tonks decir desde las escaleras mientras sorteaba los escombros y los restos de muebles del camino para unirse a ellos —. ¿Qué miran? —Remus y Regulus la ignoraron para correr hacia la sucia puerta —, ¿alguno puede decirme qué demonios sucede?

El menor de los Black derribó la puerta de una patada después de forcejear con ella; el polvo los cubrió en cuestión de segundos para luego dispersarse con suavidad. El lugar estaba en condiciones  más que óptimas, como si nada hubiera sucedido a su alrededor. A excepción, tal vez, del tapizado de una de sus paredes.

—¡Oigan, vean esto! —Remus y Nymphadora aparecieron detrás de él inmediatamente —. Creo que Sirius se las apañó para dejarnos esto.

RUMANIA


—Esa no es la letra de Canuto —Lupin lo apartó y se acercó a la pared para posar su mano en la pared y repasar la madera astillada con cierto cuidado —. Es la de Peter —añadió mirándolos a ambos —, la reconocería en cualquier parte.

—Supongo que es su modo de redimirse.

—Pero no será suficiente para perdonarlo.

—Odio admitirlo, pero tienes toda la razón. Sin embargo, esto es lo mejor que pudimos encontrar hasta ahora —Remus dejó escapar un suspiro cansino y los miró —. Dile a White el punto de encuentro, mientras tanto, debemos arreglar la forma de llegar a Rumania sin ser detectados.

—¿Que tal en barco? —Tonks llevó su mano a su mentón —, es lo más sigiloso e indectable que tenemos, ¿qué dicen?

—Cualquier medio sirve.

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⏰ Última actualización: Oct 22, 2019 ⏰

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