08: Pase lo que pase voy a recuperarte.

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08: Pase lo que pase voy a recuperarte. 

—Lo juro, te extrañaba tanto mi pequeño. —murmura Akira, limpiando sus lágrimas. 

—Yo igual, Toru. No te imaginas cuanto. —aquellas palabras escapan de la boca del pelinegro inconscientemente. 

El rubio suspira emocionado, se separa de Takahiro y toma sus mejillas entre sus manos, sonríe victorioso, puede sentir el poder, creyendo haber logrado su objetivo. 

Mientras que el azabache se encuentra absorto en la persona que tiene en frente, su imaginación juega con él, haciéndole ver de nuevo a Toru por sobre Akira, percibe la presencia de su esposo, como si aquél que dice extrañarlo fuese él. Y quizás, sólo quizás así sea. 

Akira, detrás de ése muchacho que se presenta como un completo desconocido se encuentra el hombre por el cual tanto se lamenta haberlo perdido, quién le causa insomnio cada noche de ausencia, ése al que le entregó su amor incondicional el día de su boda, el bello castaño de las magníficas noches inolvidables, con quién hacía travesuras, el que siempre desea sacarle una sonrisa, ése que cree haber perdido pero que siempre estuvo delante de él, el amor de su vida, su hombre.

Lo tiene frente a sus ojos. 

No obstante, puede que las personas nos asustemos de lo que nos parece irreal, de las cosas imposibles, inimaginables, y lamentablemente en este caso así es. 

Una vez Taka sale de su nube utópica, de forma brusca quita las manos del rubio de su rostro, rechazando por completo la acción de éste. 

Su mente está confundida, ¿acaso puede ser que Akira sea Toru? Pues según él no hay forma de que así sea. Pero su otro lado suplicaba por besar de nuevo al muchacho, porque se encuentra dividido en dos partes, el miedo y el amor. La desesperanza al igual que la adoración hacía el castaño lo confunde. 

Desesperanza a causa de no poder entender cómo es qué él estuviese allí, y que no sea una ilusión o una mentira. 

Y la adoración que pedía de rodillas que se rinda, acepte esa realidad, porque si bien él no sabe qué creer pero la verdad es que sí, Toru está ahí, y lo tuvo delante de sus ojos todo ese tiempo. 

Aún así, la negación gana el juego. 

—Tú no eres él, porque él ya no yace en este mundo, ¿Intentas engañarme jodido imbécil? —posa sus ojos en el rubio lanzandóle el mismo odio—. ¡¿quién te crees para fingir ser él?! Toru es y siempre será la única persona en mi vida, tú no eres nadie, tú no eres él. —susurra lo último con desprecio, sin darse cuenta de cuanto lastima a Akira.

Y para acabar, Takahiro golpea la mejilla del rubio, dejando una marca de color carmín en esta.

Lleva una mano a su rostro, intentando suavizar el dolor y totalmente roto sonríe. 

—Lo entiendo, en serio lo entiendo. —continúa sonriendo pero esta vez las lágrimas hacen su reaparición.

—¿Qué demonios es lo que entiendes? 

—Te amo Taka, te amo tanto. 

El rostro del pequeño no tiene precio alguno luego de oír aquello.

Junto a esas palabras, decide irse. 

Tira su cabello hacía atrás, limpia su cara la cual queda roja debido a las gotas que caen sin frenar, sin piedad, las cosas no salieron a su gusto, pero de todas formas rendirse no era una opción, lo supo desde el primer momento, cuando volvió a ver al pelinegro, estar en su corazón como otra persona no funcionará, pero él no puede decir directamente quién se esconde en Akira, puesto que si él mismo lo dice, desaparecerá. 

Always You ─ Toruka [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora