Capítulo 10

37 2 2
                                    

- Bichito.

- Cosita.

- Enana.

- Idiota. - le echo la lengua y me la muerde sin hacerme daño.

Se queda mirándome sin decir nada.
Me mira a los ojos mientras me acaricia la cintura, sonrío y le doy besos.

- Me comes a besos.

- Estás muy bueno. - le lamo la mejilla y me río.

- Pero cómeme de otra fooorma. - alarga la "o" y pone pucheros.

- Mmm... No conozco otra. - me hago la tonta.

- ¿Ah, no? - niego - yo te enseño.

- ¿Mi profesor? - me muerdo el labio.

- Tu profesor. - me toca el culo.

- Qué profesor más sexy, ¿no?

- Exclusivo para ti.

- Oh, suena bien.

- Mucho. Pero con una alumna como tú tal vez me distraiga y te enseñe mal.

- Da igual. - me levanto y me vuelvo a sentar encima de él, poniéndome más cómoda.

- ¿Estás cómoda? - pregunta poniendo sus manos en mi cintura.

- Sí, la verdad. - le miro. - ¿Por qué?

- Nada, nada, nada.

- ¿Seguro?

- No. - se ríe.

- ¿Qué pasa?

- Nada, ¿no notas nada? - me doy cuenta de a qué se refiere, lo noto y me pongo roja, se echa a reír y escondo mi cara en su pecho. - ¡Mi tomatito!

- Déjame. - me tapo.

- Oh, vamos, no me seas vergonzosa.

- Calla, tonto.

- Lo siento, me pones mucho y te estás restregando. - sigue riéndose.

- Sí, sí, me he dado cuenta. - me incorporo.

- Menudo culo, cariño. - me lo estruja por sexta vez en la noche.

- Menudo torso, mi amor. - paso la yema de mis dedos por su pecho y por su tableta.

- Sigue haciendo eso mientras estás sentada sobre mi amigo que te violo.

- Te noto juguetón hoy. - alzo una ceja divertida.

- Un poco. De vez en cuando. Pero insisto en que si sigues así sentada no pasará nada relajado.

Me río, me acerco para besarle. Rozo nuestros labios y me separo.

- ¿Sabes qué? No me apetece hacer nada.

- Jooo, ¿por qué?

- Mmm... no sé - muevo un poco las caderas encima de él para calentarlo.

- Mi amor, eso no.

- ¿Ah, no?

- No, no, no, no.

- ¿Seguro? - me levanto y me siento al lado, le doy un beso y le acaricio su miembro por encima de la ropa.

- Eres mala, me haces sufrir.

- Yo soy muy buena. - me río.

- Sí, ya veo. - me mira de reojo. - te recuerdo que sé tu debilidad y si te doy besos ahí quién se reirá seré yo, ¿vale?

De CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora