Capítulo 6

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Sonríen y me miran.

Sigo sin creerme que estén todos en Sevilla y me hayan dado esta sorpresa. No me lo esperaba, nunca se me habría pasado por la cabeza pasar este día todos juntos, más que nada por el intercambio. Todos lo sabían, y dudo que esta sorpresa se preparara de un día para otro, con que deduzco que lo sabían con antelación y todos eran cómplices de ello. Sin duda saben guardar secretos.
En días así, y con actos como este, me doy cuenta de las personas que valen la pena en mi vida y de lo afortunada que soy en tenerlos. No hay mucha gente como ellos, y no todos tienen a alguien así en su vida, lo que me hace sentirme más afortunada por conocerles.

- Mirad hacia el escenario. - dice mi madre. Todos miramos y el telón se abre, se ve un fondo rojo decorado y globos, muchos globos, dos de ellos en forma de uno y de cinco (15), hay un fotógrafo. - bien, ese fotógrafo es de confianza de los chicos y ha querido participar en la sorpresa, os pondréis de dos en dos, de uno en uno, en grupos.. Como vosotros queráis y os organicéis ahí, delante del fondo rojo y haréis una especie de photocall. En esas cajas de la derecha hay complementos como gafas de fiesta, boas y collares que también podréis usar para las fotos.

- ¡Es genial! - gritamos Clau y yo a la vez, reímos y vamos al fondo rojo, posamos y sacan las fotos.

Nos sacamos mil fotos todos con todos y con muchos tipos de poses: desde la foto más normal sonriendo, hasta la más ridícula que os podáis imaginar, eso sí, cada una mejor que la anterior. Las risas que nos hemos echado han sido infinitas.

Dos días después.

Muchos de mis amigos y familiares han vuelto a Madrid, los gemelos siguen con la gira y mis padres, Calum y Claudia siguen aquí.

¿Lo malo? Yo ya he empezado las clases, ellos están de vacaciones y hacen muchísimos planes mientras yo estoy en el instituto del intercambio. Por lo que me pierdo  todo lo divertido. Y diréis: ''pero de tarde puedes ir con ellos''. No, no puedo. Ya nos han mandado trabajos y algún que otro deber. Con que paso las tardes así. ¿Y los fines de semana? Las mañanas las tengo ocupadas porque, creo que es comprensible, duermo. Y por las tardes paso a limpio apuntes y después sí que quedo con ellos, pero como ya han hecho los planes guays no los repiten conmigo porque ''se aburren''.

Ahora mismo estoy escribiendo las últimas palabras de un trabajo de diez páginas para biología. Le doy a imprimir y, mientras tanto, suspiro aliviada por haber acabado a la vez que me aparto mechones de pelo rebeldes que estaban sobre mi cara. 
Llaman al timbre, dejo que termine de imprimirse mientras bajo y abro la puerta.

- ¿Se puede? - dice apoyado en el marco de la puerta.

- Claro, pasa. - sonrío y me hago a un lado. Entra dándome un beso en los labios. 

- ¿Qué hacías? 

- Estaba haciendo deberes e imprimiendo un trabajo.

- ¿Sobre qué?

- Biología. - digo entrando en la cocina. Abro la puerta de uno de los armarios de la cocina y cojo una pequeña bolsa con regalices. Cojo una. - ¿quieres?
Asiente y le ofrezco la bolsa para que coja las que quiera, a lo que coge un par de ellas.

- ¿Qué tal el instituto? 

- Bien, bueno, echo de menos el de Madrid y la gente de allí, Sevilla es distinta. - me encojo de hombros a la vez que doy un pequeño mordisco a la regaliz.
Se acerca a mí.

- Nos tienes a todos aquí.

- Lo sé, y estoy muy contenta por ello.

- No lo parece. - se encoje de hombros dando un mordisco a la regaliz.

- Porque estoy cansada... - suspiro.

- ¿Vienes a dar una vuelta y despejas?

- Me vendría bien. - sonrío - subiré a prepararme.

- Estás bien así.

- No, no. ¡mira qué pelos! El jersey no queda bien con el pantalón y estoy en zapatillas de andar por casa.

- Estás guapa de todas las formas.

Sonrío.

- Igualmente, me iré a cambiar. - río, subo. Me cambio, me peino y me calzo. Cojo mi móvil, dinero y bajo. - Estoy.

Lo veo apoyado en la pared, de espaldas y con su teléfono móvil. Me acerco a él. Se gira y lo guarda, pasa su brazo por mi cintura pegándome a él.

- ¿Lista? - me da un beso.

- Sí. - sonrío. - ¿vamos?

Salimos de casa con las manos entrelazadas, damos un paseo por el parque mientras reímos y charlamos, con algún beso, mote cariñoso o muestra de afecto por el medio.

Me suena el teléfono.

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Okay, es muy corto y no me matéis. Tampoco lo hagáis por estar taaaan inactiva. Lo siento!

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