El Despertar del Gen

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Estamos aprendiendo el lenguaje con el que Dios creó la vida. - Bill Clinton.

Capítulo 16

Ransell y Christopher, una vez más se encontraban enfrente de ellos. 

—¿Qué está sucediendo? —Preguntó la muchacha, mirándose las manos—. Esto es...

—Como aquella vez —completó Christopher, con el ceño fruncido—, como la primera vez que nos sincronizamos.

La primera vez que sucedió, fueron capaces de viajar a través de las memorias del tiempo de su madre, donde encontraron verdades dolorosas, pero necesarias para entender toda la locura que habían vivido cuando estaban niños. ¿Se habían sincronizado sin siquiera haberlo hecho de forma consiente? Al parecer sí. 

 —¡Dime, cariño, nunca hablamos a estas horas!... Estoy en el trabajo —Marcos estaba en la escena con el celular pegado al oído, hablando entre susurros y un poco acelerado. Evidentemente sabían que hablaba con Jean.

—Lo sé... disculpa, es solo que Chris ha estado llorando porque supuestamente no vendrás a la casa. ¿Le has dicho algo?  —escucharon en respuesta. Reconocieron la escena. 

—No... eso es muy raro, quizás solo lo ha imaginado. Él es un chico fascinante —Pese a que Marcos alagaba a Chris, la verdad es que tenía un semblante lleno de pesar en el rostro. 

—¿Sucede algo Marcos? Te escucho muy extraño. Sabes muy bien que podemos hablar de lo que sea, ¿cierto?

—Claro cariño, tranquila... no sucede nada. Llegaré temprano a la casa y podremos jugar "Uno" ¿Vale?

Escucharon a su madre suspirar. 

—Vale cariño... Te amo.

—Yo también... —colgó. 

Estaban seguros. Aquella escena era la misma cuando su padre había desaparecido. Lo vieron colgar, y quedarse dubitativo, con preocupación en el rostro.  No estaba solo en la sala de junta, uno de ellos era Rogger.  

—Lo siento Dr. Crawfor, era mi esposa quien llamaba y debía atender. Pero ahora si puedo estar completamente en la operación, junto con el Dr. Mongol Cleor —sonrió al científico. Aquel hombre, resultaba ser el dueño de todo el experimento, prácticamente el que financiaba. Por supuesto, tenía muchos mas años que Marcos, de cabello blanco, con una calvicie que se anunciaba, ojos azules y oscuros, de mirada fría, con un traje elegante.  Le sonreía a Marcos.

—Dr. Notherway, llámeme por mi nombre: Bruno, por favor. Usted también es tan importante en esta operación, como lo es el Dr. Rogger Clinton. Nadie se gradúa con honores en bioquímica, siendo un simple mortal  —le respondió el hombre, alabándole. 

—Debo decir que me siento complacido al escuchar esas palabras de mejor general y genetista del país. Por no decir que también trabajo con el mejor médico especialista en medicina experimental de Canadá, Dr. Crawfor.

—A mí también llámeme por mi nombre, Dr. Notherway  —aclaró esta vez Rogger —. Mi nombre siempre me ha parecido más íntimo para mis amigos, y usted Dr., lo es. Así que, dejémonos de tantas ostentosidades y tratémonos como lo que somos, amigos —agregó el hombre de mediana edad, con el típico tono arrogante que ellos ya conocían.

Se levantaron de sus asientos, y los tres comenzaron a caminar, atravesando una sala principal, llena de trabajadores, para luego adentrarse a un imponente laboratorio; una sala totalmente blanca e iluminada, con diferentes equipos de aquella área especializada. El ruido del termociclador —máquina de PCR— funcionando, era como música para los odios de los tres científicos.

Código Genético: La Rebelión [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora