Capítulo 10 El Secreto Para Ser Feliz

542 75 156
                                    




Canción: Never Stop. Safetysuit.

Y este va dedicado a ti amiguis, mi Candi Candi

¡Lo prometido!

Siena, historia corta de 10 capítulos. Muchas gracias a las que iniciaron conmigo: Cici, Caro, Ana, Oli, Ceci, Kikis, Yami, Jandy, Gaby, , Candis. Muchiiiiiisimas gracias a cada una por acompañarme, las quiero con todo mi corazón. Mil gracias también a mi adorada Annia (Nena) por la portada de Siena, siempre tan acertada mi vida.

Besos a full color, Dios las bendiga, y Dios mediante, los veo en otra de mis historias


Tres años después.

     Las estrellas brillan incandescentes en el precioso cielo despejado, le están sonriendo a la luna picaras y risueñas, desde el balcón del hotel en el que me encuentro contemplo embelesada el espectáculo ante mis ojos, en el horizonte. Levanto una mano, al aire, quiero tocar ese cielo bonito. Suspiro y al mismo tiempo mi asombro y emoción se hacen presentes al percatarme de la estrella fugaz que cae a lo lejos, rápido cierro los ojos y pido un deseo —en realidad, mi único deseo hecho realidad se encuentra a hora y media de aquí —ese hombre del que me enamoré precisamente guiada hasta ese instituto por mi pasión a la pintura —, el mismo día no lo procesé, esto ha sido con el tiempo, él, me ha confesado lo mismo, jugamos a ser amigos inseparables, aunque por dentro nos moríamos por besarnos. Verlo a los ojos cuando casual me preguntó por el puesto vacío a mi lado fue cuando percibí esa extraña sensación en mi ser por completo, no lo pude comparar con nada ese día, salvo con la... muerte, mala comparación, hoy puedo decir que, esa sensación fue amor, un amor maravilloso, por el que mi corazón late tan deprisa sin importarle el tiempo que hemos tenido juntos.

A veces deseo escribir nuestra historia, de lo que hemos vivido y sobrevivido. De cómo comenzamos nuestra hermosa y extraordinaria relación, de lo que aprendimos el uno del otro, del bien que nos hacemos ¿un amor de cuento de hadas? si, no creía en ellos a decir verdad, hoy, Christopher y yo somos fieles y principales testigos de que existen ese tipo de amores, no solamente en libros o novelas, en la vida real, existen, hay que abrir los ojos y muy abiertos, algunas veces tenemos el amor allí en la punta de nuestras narices, pero no percibimos esas chispitas invisibles cayendo desde el cielo.

Dos meses después y ya recuperada era hora de regresar a clases, Christopher no quiso regresar al instituto de artes plásticas, reconoció que lo hizo por su hermano, era una meta de vida para Steve, no para él, y superado el trauma reconoció que era pésimo en ello y continuar en clases era malgastar dinero y tiempo, lo único que dijo fue que realmente extrañaría de allí: las clases junto a mí. Aun así en ese lugar estaban nuestros amigos y de vez en cuando en sus horas libres se dejaba llegar al instituto, e incluso los profesores le permitían entrar a una que otra clase (donde estuviera presente yo).

El primer día que aparecimos nos dieron una calurosa bienvenida, Rebecca, nuestra profesora, nos abrazó largo y tendido, no hubo nadie en ese lugar que no se enterara de nuestro terrible accidente, supe que un grupo de ellos nos visitaron en el hospital —por Christopher —conversaron con él porque se encontraba consciente, conmigo, imposible, aun así se les permitió una visita rápida de cinco minutos de uno en uno. Aylin, no pudo evitar llorar largo rato frente a nosotros, admirada de vernos en pie, sanos y recuperados. Agradecí internamente que ninguno de nuestros amigos o compañeros nos pidieran detalles del aparatoso accidente.

De la persona que nos impactó, falleció, era un chico joven, tomado y drogado en exceso, acabó tristemente a tan corta edad y casi estuvo a punto de acabar con nuestras vidas también. Lástima por él, por los que se quedaron llorando su partida y sufriendo su ausencia.

Siena BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora