Capitulo #5

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Zen tomo asiento frente a su computadora. Después de haber estado tan feliz por su nueva interacción con un compañero de su salón de clases esa felicidad había caído en picada gracias a la noticia que el cerrajero dijo.

¿Alguien intentando meterse a su casa?

Nunca había tenido tanto miedo de quedarse sola, y más si la cerradura fue forzada mientras ella no estaba. Aunque había cosas muy raras respecto a ese incidente, la casa estaba completa, todas las cosas en su lugar y sin ningún tipo de sospechas de ser movido más que la chapa para poder entrar.

— ¿Y si me están cazando? –Pensó por un instante corto—

Tenía muchas razones para pensar en lo peor. Quisieron entrar en su casa, ¿Por qué debería de minimizarlo?

— Eso es muy de película, ¿Pero qué tal si se convierte en realidad?

Zen chocaba repetidas veces sus dedos contra su escritorio esperando con ansias la vibración de su celular. Ya que aunque no quisiera en realidad necesitaba decírselo a su madre, el Sr. Min tenía mucho dinero ¿No podía hacerle el favor de poner un poco más de seguridad?

Igual era su propiedad, sus cosas.

Pero ahora solo le tocaba esperar, hace hora que había mandado mensajes al celular de su madre e incluso al del Sr. Min. Sin embargo, ninguno de los dos contestaba, ni siquiera los abrían.

— Pasar la noche sola nunca fue tan difícil — Se dijo a si misma mientras encendía su computadora para prender las cámaras de seguridad que se había negado rotundamente a encender durante todo ese tiempo que había estado viviendo en esa casa—

Zen pensaba que era una pérdida de tiempo y de dinero, así que aunque su madre se lo dijera no atendía la orden y solo se iba a dormir tranquila. Igual no es como que a su madre le importara mucho por lo que nunca se daba tampoco el tiempo de poder verificar si las encendía o no.

Y como no encendía las cámaras obviamente no podía ni siquiera comprobarle a su madre que ella no había dañado la chapa, la ahora Sra. Min (Como ella misma se auto nombraba) no es que fuera una mujer amorosa con su hija, era una persona dura y sin atenciones, pero eso era algo que Zen al paso de las años se dio a entender por cómo había sido la historia de su nacimiento.

Así que ya no le afectaba en lo más mínimo, ni siquiera el quedarse sola.

> > >

A la mañana siguiente la chica despertó de nuevo gracias a su despertador automático en su celular.

De nuevo iba tarde. Incluso más tarde que le día anterior. Tenía permiso para faltar a la escuela 2 días al mes por la situación en la que estaba viviendo, pero no era nada satisfactorio tener que enterarse por poner atención en pláticas ajenas sobre lo que se trató la clase o si había tarea.

Zen nuevamente se levantó apresurada y limpio rápidamente la saliva seca de su mejilla conforme el agua de su regadera resbalaba sobre su cabeza.

Y una vez terminado su rápido baño, busco rápidamente su uniforme en la ropa sucia, de la preocupación según sus recuerdos había olvidado lavarlo el día anterior.

— ¿Dónde está el maldito uniforme? —Dijo en voz alta mientras vaciaba rápidamente el cesto. Cada vez se le hacía más tarde y aun le faltaba caminar hacia su escuela— Maldita sea ¡La toalla! — Rasco y revolvió el cabello de su nuca— Voy a volverme loca, ¿Las deje en dónde? — Respiro profundamente— Deben de estar en algún lugar de esta casa... tranquilízate Zen, revisa el primer piso

Y así lo hizo. Tomo sus sandalias y se apresuró a buscar por toda la planta baja su uniforme, teniendo que recurrir a la técnica del papel higiénico nuevamente gracias a que su grandiosa memoria le hizo una mala jugada.

Eres mía 1°er TEMPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora