Introducción: Golpe

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—¡Ey, cuidado!

Shouta Aizawa levantó la cabeza y miró con gesto cansado hacia la fuente del sonido, al otro lado de la calle, naranja por el atardecer. Observó quieto, sujetando la bolsa con su compra, la pequeña conmoción que se había formado en torno a un hombre que parecía haber tropezado y una joven ayudándole a levantarse. Afortunadamente no parece ser nada serio, se dijo a sí mismo, perezoso. El hombre pedía disculpas y la chica parecía tranquilizarle con una sonrisa cálida mientras le servía de apoyo. Saliendo de su pequeño aturdimiento al recordarse que no debía distraerse, Aizawa giró primero el cuerpo y, cuando estaba a punto de apartar los ojos, la chica levantó los suyos y cruzaron miradas. El momento se alargó mientras asimilaban el hecho de que se estaban mirando el uno al otro, a pesar de los metros de distancia. Antes de mantener la mirada más tiempo de lo que se puede considerar cómodo, Aizawa finalmente cortó el contacto y siguió su camino, con la sensación de que ella seguía mirándole por la espalda.

Una pequeña y mimosa gata se restregó por sus piernas ronroneando nada más cruzó el umbral de la puerta de su casa, y él se agachó con dificultad para rascarle amistosamente tras la oreja con cuidado de no tirar la bolsa. Se enderezó, se quitó los zapatos ayudándose de los pies y se dirigió a la cocina para poder dejar la compra. Sus pasos fatigados se iban moviendo por la casa mientras colocaba cada cosa en su sitio, con la gata siguiéndole en busca de comida. Cumplidos los quehaceres y lleno el cuenco de su mascota, se sentó frente al ordenador y empezó a poner papeles en orden y a revisar su correo, tareas que no podía dejar para más tarde. Inspiró lentamente mientras tecleaba y deslizaba los ojos por la pantalla y soltó un largo suspiro, apartándose el pelo de la frente y colocándoselo tras la oreja. Dirigía miradas tentadas a la puerta del dormitorio, pero volvían a centrarse en la pantalla consciente de que debía resistir mientras el trabajo no estuviese hecho. Su gata se subió a su regazo con un maullido sordo y se acomodó, y Aizawa suspiró de nuevo con el amago de una sonrisa, acariciándola.

—Qué suerte tienes —dijo con voz suave y débil, con el subtono del cariño encubierto por el sopor.

Una vez hubo finalizado el trabajo, se estiró y se frotó distraídamente la mandíbula con la punta de los dedos. Miró el reloj pesadamente con los ojos entrecerrados y la boca entreabierta y se levantó cogiendo a la bola de pelo dormida en su regazo entre sus brazos para dirigirse a la habitación. La dejó con cuidado sobre la cama y luego se dejó caer él, resoplando, sin fuerza, sin molestarse en desvestirse. La gata se irguió, se desperezó y le miró con reproche antes de bajarse de allí, molesta. Aizawa miró durante algunos minutos al techo con el dorso de la mano apoyado en la frente y, finalmente, se quedó dormido.

Apenas un par de horas después, la alarma le despertó y le forzó a abrir los ojos de nuevo, quedándose unos minutos más contemplando el techo en silencio. La gata parecía haberle perdonado y respiraba lentamente acurrucada a su lado. No le apetecía levantarse. Giró la cabeza y miró a su mascota, y sonrió con cierta ironía. Tras mentalizarse, se levantó y arrastró los pies hasta la ducha, mirando de reojo su reflejo en el espejo. Se desnudó lenta y metódicamente y se metió en la ducha a la vez que accionaba el agua. Cayó fría sobre él, haciéndole abrir algo más los ojos y apretar ligeramente los labios. Relajó la expresión poco a poco, mientras el agua se calentaba, sin moverse ni un centímetro. Cogió el champú forzándose a reaccionar, maldiciendo para sus adentros, y continuó la rutina de aseo con esa misma manera metódica de quien ya no tiene ni que pensar en lo que viene después. Salió del baño y se secó con desgana. Ligeramente más despierto, sí, pero con el mismo peso del sueño apoyándose en sus hombros. Se vistió, preparó algo rápido para cenar, revisó la hora antes de salir por la puerta, y abandonó su casa.

Apenas eran las dos de la mañana.

Onira || Aizawa ShōtaWhere stories live. Discover now