Contigo es diferente [SaNami]

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Petición de CaroPerilla.

Advertencia: Contiene lemon.

-¡Por el amor del cielo, Marimo! ¡¿Cuánto hace que te dije que limpiases la 6?!

Con el brazo estirado señalaba la mesa que aún tenía platos y vasos de los últimos clientes que la habían ocupado. El camarero, lejos de sentirse intimidado por mi orden, se levantó perezosamente de su asiento junto a la barra, donde se encontraba bebiendo en horas de trabajo junto a un cliente habitual.

-¡Cuando vuelva la quiero reluciente!- Amenacé mientras me colaba por la puerta que daba a la cocina.

-Que sí, que sí...- Le escuché decir cansinamente a mi espalda.

-¿Por qué demonios tuve que contratarle?- Mascullé más para mí que para mi ayudante de cocina.

-Porque eres un buen amigo.-Respondió la guapísima morena, que en ese momento cambiaba el aceite a la freidora.

-No, mi querida Robin, lo que soy es imbécil.

Eché un vistazo; al haber pasado ya la hora de la comida, no quedaba mucho por hacer ahí dentro. Suspiré.

-Sal tú a ayudar al inútil que tengo por camarero, por favor, yo termino de recoger todo esto.- Pedí con un suspiro.

Metí todos los utensilios de cocina en el lavaplatos y tiré las comandas de los pedidos que habíamos servido a la basura. Me relaja cocinar, pero limpiar el desorden que se origina también está bien para evadirse un poco de la realidad.

-¡Sanji, se han acabado las Coca-Colas, trae un par de cajas!

-¿¡Por qué no vas tú?!- Pregunté, molesto, mientras entraba en el almacén a sabiendas de que tardaría menos en llevarlas que en discutir con él.

-Porque estoy limpiando la barra.- Me respondió al verme llegar con las cajas.

Al menos era cierto que la estaba limpiando, aunque era obvio que se estaba entreteniendo en eso para no hacer nada más. Me di cuenta de que la otra camarera estaba sirviendo en ese momento una Coca-Cola y mi sopresa no hizo más que ir en aumento cuando al ir a colocar las cajas me encontré con que todavía quedaban un montón de botellas llenas. El Marimo no me dio tiempo a formular la pregunta obvia, sino que señaló con la cabeza una de las mesas.

-¿Puedes atender tú?- Me preguntó.- Todavía no he acabado aquí.

Se empeñaba en frotar con fuerza una mancha inexistente mientras la otra camarera fingía hacer algo con la caja registradora. Entendí de qué iba todo aquello al darme cuenta de quién ocupaba esa mesa; La chica pelirroja.

Desde finales de verano había estado frecuentando mi bar una chica guapísima, con un cuerpo de escándalo y que además era simpática y avispada. A veces venía sola y otras con una amiga que siempre llevaba su melena azul recogida en una coleta. Ni que decir tiene que yo me moría de ganas por conocerla mejor, pero había un pequeño inconveniente: siempre iba vestida con uniforme escolar. Me daba miedo que, a pesar de su apariencia, ella pudiese ser mucho menor que yo. "Si no se lo preguntas no vas a saberlo", había dicho Robin. Y no le faltaba razón, pero no sabía cómo hacerlo.

Total, que me acerqué a ella, que en ese momento miraba su móvil distraída.

-Pero si es la pelirroja más guapa que ha pisado este bar.- Dije a modo de saludo.

-Oh, hola.- Sonrió ella cálidamente dejando su móvil a un lado.- ¿Me puedes poner mi batido de siempre?

-¿Qué clase de monstruo te lo negaría?

One Pieces [One-shots] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora