Capitulo 9: "Misterios por Resolver"

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Han pasado un par de horas y Lorraine no ha vuelto. Ahora estoy sentada en la sala de estar viendo la vieja televisión. No hay nada nuevo, solamente propagandas y más propagandas.

Comienzo a bostezar, tal vez de tanto llorar me haya provocado sueño. Siento mi boca seca, me llevo los dedos a los labios; también están secos. Ahora me doy cuenta de la sed que tengo. Decido apagar la televisión y dirigirme a la cocina.

Un silencio infernal abunda en toda la casa. Solamente escucho el crujido de la madera cuando la piso junto con el maullido de Bigotes; ahora estará en mi recamará en busca de alimento.

La cocina de los Johnson no es más que otra área común; de las ventanas cuelgan unas hermosas cortinas bordadas a mano, los cristaleros están repletos de varios juegos de vajillas, serán de porcelana; inmediatamente se distingue.

En la estufa yace un plato con estofado de ternera y a lado una pequeña nota; seguramente lo habrá preparado Lorraine antes de irse.

"Lamento por lo que has pasado, espero y el estofado te haga sentir mejor. Te quiere... Lorraine"

Leo la nota, la doblo y la boto a la basura. Hago caso omiso al plato y me dirijo al refrigerador. Saco la jarra de agua y me dispongo a servirla en un vaso, nuevamente deposito la jarra en su lugar; cierro la puerta de la nevera.

El vaso se me resbala de entre las manos cuando la veo al momento de cerrar la nevera. Con su cara masacrada y su vestido maltratado me dedica una espeluznante sonrisa. Tengo los ojos como platos; me los frego fuertemente pensando que solo es otra pesadilla.

"No es real, es solo producto de mi imaginación" Me digo a mi misma. He notado que no trae el moño rojo de siempre y su rubia cabellera ha sido remplazada por una capa de piel chamuscada, como mi quemadura, solamente que esta ya sano.

Me hace un gesto con la mano, de esta yace una gran cantidad de ampollas y sus uñas han sido removidas violentamente.

No sé cómo reaccionar, siento un enorme vacío como si mi alma hubiera dejado mi cuerpo. Solamente afirmo y a continuación ella se escabulle.

Respiro profundamente, cerrando los ojos; tranquilizando mis nervios. Desde que tuve aquel sueño, aquella niña se ha presentado de varias formas, cada noche más atemorizante que la anterior.

Los vuelvo abrir analizando mi alrededor, buscando algún rastro de aquella niña. ¿Qué habrá querido decir antes de volverse a escabullir? Sea lo que sea es un misterio por resolver.

Estará escondida en la habitación de Martha, donde siempre la veo jugar con su bizarra muñeca. Últimamente, siempre que paso por aquella puerta le doy un pequeño vistazo, a veces no la veo y algunas veces ella me observa desde el otro lado.

Decido hacerle una pequeña visita, donde sé que estará. Es momento de conocer la identidad de la pequeña desconocida.

...

Pequeños fragmentos de vidrio se han encajado sobre mi pie; no es nada grave, solamente tuve que limpiar aquel desastre en la cocina. Demore algún par de minutos, pero ahora estoy frente a la puerta de Martha.

Comienzo a darle unos pequeños golpes, esperando el mismo gesto como respuesta. Nada, otra vez el silencio inunda la casa. La vuelvo a golpear, esta vez con más fuerza.

Espero unos minutos, solamente escucho los sollozos de mi gato muriendo de hambre. Analizo la manija, evitando que vuelva a suceder el incidente de la otra vez. De esta no influye ningún tipo de energía, la toco; haciéndola girar en todas direcciones. Esta no accede.

La comienzo a golpear con mi hombro derecho, la puerta es más dura de lo que pensaba; tampoco accede.

Me doy por vencida, esta vez con mi hombro adolorido. Comienzo a patear y gritar a la puerta.

Sé que la niña me escuchara y se enojara con tal situación, habré que aceptar las consecuencias. Me dirijo hacia la recamara, el gato ha dejado de sollozar, seguramente cayo rendido.

Estoy sobre la cama, repasando lo que ha ocurrido en el día. Intento descansar, pero no puedo, algo me impide el sueño.

El sol aún sigue en el cielo, este se ha tornado a un color anaranjado. Las horas corren y Lorraine no ha regresado. Me vuelvo a levantar después de mi intento de dormir.

Bigotes descansa sobre la cama, por lo menos el sí puede dormir. Tomo la linterna que se encuentra en el cajón de mi buro. No me daré por vencida, sé que la niña sigue en la habitación. Intentare abrirla nuevamente.

Estoy a punto de dejar la recamara cuando veo la caja plateada de Jeremía, sigue donde la deje; reposando debajo de mi cama hasta el regreso de su dueño.

La desesperación me consume al igual que el aburrimiento.

Por fin decido hacerle caso a mi cabeza; tomo asiento sobre la cama y cojo la cajita del suelo.

Puedo sentir el metal frio sobre mis dedos, voy acariciando su tapa con las yemas. La remuevo y la boto al suelo.

Las fotografías aún siguen como Jeremía las dejo. Voy tomando cada una de ellas y voy recordando su nombre. "Adeline, Sarah, Veronica y por ultimo Alma o mejor dicho Martha"

Esta última tiene algún rasgo familiar que me atrae, como si ya hubiera visto la fotografía antes; la vuelvo analizar, observando detalladamente su figura. La acerco demasiada a mi cara.

La reconozco. Antes la he visto en un retrato familiar junto con Lorraine, es la jovencita que se parece a mí. Mi hermana gemela perdida.

Corro rápidamente al pasillo donde vi aquel retrato. Aún sigue en su lugar. Lo cojo y con la fotografía en mano de Alma (Martha) hago la comparación. Tienen la misma sonrisa resplandeciente, el mismo color de ojos, la nariz puntiaguda. Puedo afirmar que la niña de aquella fotografía junto con Lorraine es Martha, la niña chiflada que mantenían oculta los Johnson.

Volteo el retrato, analizando la nota que dejo Alma:

"Para la Srta. Lorraine Johnson, que siempre me apoyo y confió en mi ..."

De: A. B. H.

Ahora entiendo que el nombre de aquella jovencita es Alma, solo me falta descubrir el resto.

Me dirijo nuevamente a mi recamara sin antes dejar el retrato en su lugar.

...

Estoy sentada sobre mi cama, observando las fotografías de las niñas, pensando en el estado que se encontraran cada una de ellas; en especial Alma.

Mi vista se desvía hacia el fondo de la cajita. Hay un sobre amarillento, como si la carta perdurada años sin ser vista. La cojo y la abro.

"8 de septiembre de 1958

Para: Jeremía Alexander Johnson

Querido Jeremía, no he podido comunicarme con tu esposa, sé que estará muy descontenta por mis acciones de la noche anterior. He tenido otro episodio, perdí la consciencia. No puedo recordar nada. Necesito saber que sucedió, no dejo de preguntármelo todas las noches. Sé que es grave. Mi trastorno es grave. Necesito ayuda, Lorraine no volverá a creer en mí. Eres al único que puedo acudir. Siento un gran sentido de culpa y necesito saber la razón. Por favor comunícate conmigo. Ojalá pueda olvidarlo como siempre lo hago."

Mis ojos se detienen al leer la firma de la carta.

"De: Alma Byers Henderson"

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CELESTEWhere stories live. Discover now