Capitulo 15 "Visitas Inesperadas (Parte 1)"

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Blake me ha dejado en mi recamara, sin antes dejarme otra porción de medicamentos como lo ordeno la doctora.

- Vendré a verte en la mañana – me avisa. Asiento, le doy las gracias y se marcha.

Ha sido un día largo, solamente espero que todo se solucione al tener los resultados positivos. No he visto a los detectives nuevamente. No he podido olvidar lo que Lorraine me dijo acerca de la prueba de sangre.

Si aquella prueba era de la Srta. Miller, entonces ¿Qué pasara con Diana? Ella aún sigue afuera, escondida en la oscuridad, temiendo por su bienestar. Alejo esos pensamientos de mi cabeza. Como siempre, intento ser positiva.

Es la hora de dormir en el instituto, el corredor principal yace en oscuras, puedo ver las luces de las linternas de los guardias recorrer el pasillo. Sus pisadas me impiden el sueño.

- Todo bien por acá – escucho a un guardia decir. Seguramente estará hablando por su radio.

Apunta su linterna hacia mi habitación, la luz da contra mi cara; me la cubro con la sabana. El hace un gesto de saludo y sigue marchando.

Después de unos minutos el silencio inunda el corredor. La oscuridad toma el control de la zona. Yo aún sigo tratando de descansar, bueno por lo menos no tendré pesadillas dentro de un tiempo.

Mis ojos empiezan a cerrarse, la calefacción del instituto ha descendido, tengo que cubrirme con las delgadas sabanas. Empiezo a bostezar, se adormece mi cuerpo.

Un chirrido me hace volver a la realidad, guardo silencio para escuchar nuevamente. Ahora escucho pasos acelerados, como si alguien estuviera corriendo en el pasillo.

Se acerca a mi habitación, me cubro la cara: estoy asustada.

De repente la manija de mi puerta empieza a girar, será un ladrón el que quiera entrar, tal vez vendrá por mí, así como se llevaron a Diana. Me quedo inmóvil donde estoy, mis nervios están al límite.

Me cubro totalmente con la sabana, esperando que no haga daño alguno. Mi respiración es acelerada, tengo miedo.

De pronto mi sabana ha sido removida de un jalón. No había notado la luz que traía desde el principio, esta me deja ver al misterioso sujeto. Es Blake, tiene la cara empapada de sudor; parece asustado.

- Los guardias me vienen persiguiendo – anuncia. Hago una mueca y a continuación el cierra la puerta con llave.

- Escucha, alguien vino a buscarte el día de hoy; un hombre. Traía una carta, parecía importante para él, le ofrecí entregártela cuando te viera, pero él prefiere dártela en persona. Mañana vendrá después de la comida.

- Pero, a esa hora tengo cita con la Dra. Goldman.

- No confíes en nadie, ni siquiera en ella. Esta igual de chiflada que nosotros.

- ¿Nosotros?

- Escápate conmigo Celeste – me interrumpe – Llevo poco tiempo conociéndote, pero tú eres diferente a los demás. Solamente confía en mí, ¿está bien?

- ¿Qué sucede? ¿Por qué no debo confiar en la Dra. Goldman?

- Es una falsa, su padre no murió en la guerra, ella lo asesino. Ha sido buscada durante 10 años por homicidio y extorsión.

- ¿Cómo sabes eso? – le digo sorprendida.

- Confía en mí, ¿está bien?

Blake se acerca demasiado a mi cara, apretujando sus carnosos labios. Puedo ver sus ojeras. Me besara, no lo dudo.

De pronto la puerta se abre de golpe y entran los guardias junto con la Dra. Goldman.

- Ohh Srta. Byers es muy tarde para estar despierta, ¿no cree? Por favor Blake acompáñanos, no queremos hacer esto a la fuerza.

- Tienes que escapar cuando puedas – me susurra.

- Por favor – dice la doctora. Blake se resiste. Entonces dos guardias lo toman de los brazos y lo arrastran a la puerta.

- No confíes en ella – Grita Blake desde afuera de la habitación.

Puedo ver que un guardia saca una jeringa con un líquido verdoso dentro, otro guardia lo toma de la cabeza y lo hace para atrás, el guardia presiona el embolo y Blake cae desparramado. Los guardias empiezan a arrastrar el cuerpo inmóvil de Blake por el pasillo.

- Espero que mi colega no te haya molestado, te pido disculpas.

- ¿Qué le sucede?

- Durante un tiempo sufrió problemas de esquizofrenia y paranoia, al parecer el problema no se fue del todo. Ahora convenció a todo mundo de ser una estafa como doctora, tengo que arreglarlo.

- Bueno, yo lo veía muy convencido.

- Solamente es otro paciente con problemas mentales haciéndose pasar por psiquiatra. Espero que no se vuelva a repetir este incidente. Nos vemos mañana a la misma hora Byers.

Después la doctora se marcha de la recamara. No se cómo reaccionar, aquella escena me ha dejado sin palabras. Mi único amigo en este lugar resulto ser otro paciente chiflado. ¿Desde cuándo la locura gobierna el mundo?

Intento descansar, desafiando mi siguiente sueño.

...

La hora de comida es muy aburrida cuando Blake no está, la mano me tiembla demasiado, es imposible comer después de aquel sueño.

Solamente recuerdo que estaba huyendo nuevamente, las paredes del pasillo se desmoronaban, no había salida. Una roca enorme obstruye el camino, intento escalarla, pero esta es demasiado alta. Los gritos son agudos, la agonía incrementa. El miedo toma control de mi cuerpo, el pánico me ahoga como el sabor amargo de la medicina que me receta la Dra. Goldman.

Escucho mi nombre a la lejanía, suspirando cada una de las letras que lo conforman. ¿Sera aquella niña que hasta la fecha no he podido olvidar? ¿Esa misteriosa niña que atormenta mis pesadillas por las noches? ¿Vendrá a ponerle fin a mi miserable vida? Soy muy joven para morir, tengo muchas dudas acerca de lo sucedido.

<<CELESTE, CELESTE>> Mi nombre rebota por las paredes del pasillo, reconozco la voz. Como si todo este tiempo supiera la identidad de aquel misterioso sujeto. La agonía me consume en carne propia, la desesperación me introduce a un estado de trance. No sé qué haré, no tengo alternativa. El fin se acerca y no estoy preparada.

<<Solo es un sueño. Otra pesadilla>> me digo.

Las bombillas de las lámparas del techo empiezan a estallar una por una hasta llegar donde me encuentro. Suelto un grito agudo, me arde la garganta. Me cubro la cara con las manos; estas están mojadas. De seguro son lágrimas, soy muy llorona en estas situaciones. Tengo los ojos cerrados a pesar de tener las manos encima.

Tengo miedo, mucho miedo. Intento tranquilizarme, pero no puedo mientras escucho mi nombre al final del corredor.

Me quito las manos de la cara. Me he quedado sin palabras al notar que las lágrimas han sido remplazadas por manchas de sangre, pero ¿en qué momento me he lastimado para salpicar tanta sangre? Reviso por toda parte de mi cuerpo en busca de alguna herida superficial. Nada, ni siquiera una gota. Entonces, si no es mi sangre ¿de quién es?

El miedo vuelve a acechar cuando veo una silueta acercarse a mí. Es humana, tal vez un hombre, tiene los hombros anchos y la espalda recta, no distingo su cara, pero podría apostar que trae barba. Las manos me tiemblan, al igual que mis piernas. El sujeto avanza hacia mí, la oscuridad cubre su rostro.

Me quedo inmóvil, relajo los pequeños músculos que tengo. Retrocedo, choco contra la enorme roca que me impide el paso. Susurros en el aire captan mi atención. Es mi nombre. Mi nombre proviene de aquel misterioso sujeto.

- ¿Qué quieres? – Le grito a todo pulmón. No contesta. Decido enfrentarlo, será en vano; es mucho más grande que yo, pero no pierdo nada con intentarlo. Estoy lista, doy mi último grito de batalla y corro hacia aquel sujeto.

Sin embargo, alguien me toma del brazo y me vuelve a la realidad.

CELESTEWhere stories live. Discover now