IX. SANANDO HERIDAS

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Cuando abrí los ojos, vi una imagen familiar, estaba en el cuarto de un hospital.
-Doctor abrió los ojos! Hijita mía, estás bien! Gracias a Dios!
-Mamá, dónde está Amily?
-Ella está bien, en la casa de tus abuelos.
El médico se acercó para revisarme.
-Está bien, de todos modos le voy a mandar hacer unos estudios, rutina médica, si todo está bien podrá irse en dos días.
-Qué pasó con Charly?
-Él está en la cárcel, tu amigo Max se encargó de refundirlo en el bote, que bueno que nos mandaste ese mensaje.
-Algo dentro de mí me decía que debía decirles, ustedes son lo que tengo.
-Hay mija, sabes que te quiero, hiciste bien, pero ahora ya no corren peligro.
-Pero si su familia, con los que estuvo todo este tiempo se quieren vengar?
-Ellos no harían eso, ellos testificaron lo suyo, no sabían lo enfermo de la cabeza que estaba ese baboso.
-De verdad?
-Sí, Max, Rebeca, Minerva y ese otro compañero, se encargaron de todo eso. Puedes hacer tu vida sin miedo.
-Mi hija, ella vió todo?
-No, ella estaba en su cuarto. Rebeca y Melissa estuvieron con ella en su cuarto mientras los demás nos encargamos de ustedes.
Me acariciaba el cabello, tenía los ojos hinchados, de tanto llorar y no dormir, eso era el amor de madre, ella era mi ejemplo a seguir, luchar y velar por mi hija.
-Quién está aquí?
-Tu padre, Minerva, Iván y ese muchacho del trabajo, ni se han movido. Tu hermano se fue a casa de tus abuelos, allá están todos seguros.
Se me salieron las lágrimas, soy tan afortunada, tengo una familia que me ama, amigos incondicionales, compañeros de trabajo leales. Mi hija está a salvo de cualquier daño psicológico y físico.
-No llores mi bebé.
Mi mamá me abrazaba con tanta ternura, sentía su protección, y así quiero que se sienta mi hija cuando la abrace.
-Ma' quiero ver a mi papá.
-Ta bien, pero ya no chille-. Sonreí.
Mi papá tenía esa mirada desafiante, pero también tranquila.
-Cómo te sientes?
-Adolorida, pero me alegra que Amy no vaya a tener traumas por esto.
-Y ahora qué vas a hacer?
-Seguir adelante, le diré a la niña que Charly se tuvo que regresar a Alemania, y cuando sea mayor de edad, le diré la verdad ella sabrá que hacer. Al final de cuentas, Damián es su padre y ella debe saber que él está vivo.
-Yo te diría que no le digas nada, él estará en la cárcel hasta que se muera, no hay necesidad de lastimarla con la verdad.
-Pa' mi hija es muy lista y madura, sé que le dolerá, pero sería peor si le oculto las cosas, quiero que siempre confíe en mí.
-Pues tú sabrás, pero ya ponte lista y deja de cometer errores, consíguete a un hombre decente.
-No papá, no necesito de ningún hombre para salir adelante con mi hija, yo sola puedo darle todo el amor que necesita.
-No, pues pobre Iván, él está clavado contigo.
-Lo sé, hablaré con él. Cuánto tiempo permanecí inconsciente?
-Ésta vez, solo una noche, no te perdiste ni una semana de tu hija.
-Disculpen por la interrupción, pero me urgía ver a esta niña-. Minerva se asomaba a la habitación, tras ella entraron mi madre, Iván y Joaquín.
-Hola, gracias por ayudarme.
-Mija, sabes que siempre estaremos para ti, sólo quería asegurarme que estás bien para retirarme a descansar, fue una noche movida, ya no estoy para estos trotes.
-Yo vengo en representación de mi padre, de la empresa. Reintégrate cuando estés mejor de salud.
-Muchas gracias Joaquín-. Me dió un beso en la frente, tan suave, sentí paz interior.
También Minerva me besó en la frente y me echó la bendición. Salieron de la habitación murmurando cosas de trabajo.
-Viejo, acompáñame a comprar algo para comer, que éste muchacho le eche un ojo a Aurora.
Mi padre se paró de la silla y me sobó la mano. Salieron en silencio.
-Cómo te sientes?
-Adolorida y sedienta, pero estoy tranquila porque mi hija está a salvo, es lo único que me preocupa.
-La operación no fue tan complicada, porque no te tocó hueso la navaja.
-Sí bueno, dile eso al ardor en mi herida.
Nos reímos, yo con quejidos.
-Aurora, Damián te, te...
-No terminó, no se lo permití.
-No sé cómo puede ser tan cobarde.
-No está bien de la cabeza. Pero cambiemos el tema a otra cosa más importante.
Iván acomodó la silla y tomó mi mano.
-Tú dirás.
Le quité mi mano y la entrelacé con la otra. Su mirada decepcionada me puso nerviosa, todo su sacrificio, su apoyo, y yo no podía amarle.
-Iván, sé que cuándo estaba en coma cuidaste a mi hija, porque se lo prometiste a... Y después sentiste la obligación, porque te encariñaste con ella y conmigo, pero, yo no puedo darte más que una amistad, sé que no la aceptarás, porque estás enamorado de mí, pero de verdad, creo que lo mejor es que nos alejemos y que cada quién siga su camino.
-Me quieres alejar de mi hija?
-Amily es mi hija, no tuya, sé que la amas, pero no es sano que tú y yo nos sigamos viendo.
-No puedo entenderte, qué pasa contigo? Sólo me quieres cuando necesitas de mi ayuda, y qué pasa cuando yo te necesito? Eres egoísta.
No sabía que responder, estaba en su derecho de recriminarme.
-Y no dices nada, te escudes tras el silencio, qué hay de esos besos?
-Yo no sé Iván, estaba alterada emocionalmente, no sabía que hacer tenía tanto miedo y tú me protegiste, me confundí.
-Te confundiste? No Aurora, me enamoraste.
-No, tú te enamoraste de mi desde hace tiempo, no tengo cabida para algo cómo una relación con una persona que tiene el mismo historial de vida que Damián.
-Yo no soy como él, yo si tengo valores y de verdad me importan tú y la niña.
-Iván te debo mucho, jamás te alejaré de la niña, pero por el momento prefiero estar sola, aprender de esto que me pasó.
-Si es tiempo lo que necesitas yo tengo todo el tiempo del mundo.

EL DESTINO DEL VERDADERO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora