EL DESTINO DEL VERDADERO AMOR

X. RENOVANDO VIDAS

"Ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes. -F. Nietzsche-.
Cuando salí del hospital me dediqué a planificar mi vida, en mi cuarto desechaba las cosas que una vez me dió el hombre que más había amado, para seguir adelante tenía que acabar con el recuerdo que en los últimos años me hicieron tanto daño.
Recordaba todas esas veces que nos juramos amor eterno, las promesas de morir juntos siendo ancianos. Me encontré el anillo que me dio cuando me propuso matrimonio, Maktub.
Nuestro destino definitivamente no era estar juntos hasta la muerte, pero me dejó algo más valioso que una vida llena de ilusiones, me dejó mi realidad favorita, mi hija. Ella debía conservar el anillo, y se lo entregaría cuando tuviera la edad suficiente para confesarle la verdad de su padre.

Sonó el despertador, me di cuenta del tiempo, era hora de prepararse para ir al trabajo, me duché y al ver mi cuerpo desnudo recordé las veces en las que él lo había amado y de lo cruel y vil que fue la última vez. Un coraje me invadía, lloré de rabia, pero estaba contenta, la justicia había hecho su trabajo.
-Amy, levántate pequeña, debo llevarte a la escuela.
-Sí mami, oye, me prepararas lonche?
-Sí, en lo que te pones el uniforme lo preparo.
Mi hija tenía cierto entendimiento que no lograba concebir, veía las cosas como algo normal, siempre se mostró interesada en mis asuntos y en el de los demás, pero ella siempre guardó tanto silencio.
-Mami, ya estoy lista, me peinas?
-Enseguida.
Al llegar ala escuela, me quedé estacionada pensando en algunas palabras sabias que le pudiera decir, a pesar de que sólo era una niña, era muy lista.
-Amy, quiero y necesito pedirte una disculpa-. Los hijos de mi hija se asombraron. -No he hecho un buen trabajo como madre, pero de verdad me esfuerzo, cometí errores y procuraré no hacerlo más, te amo y sólo quiero verte feliz.
Mi hija sólo me abrazó, soltamos el llanto. El timbre sonó y nos besamos.
-Paso por ti más tarde.

Llegué directamente a la oficina de Joaquín, teníamos un proyecto pendiente.
-Buen día Joaquín.
-Hola Aurora, cómo te sientes?
-Me duele menos la herida, pero estoy bien, en qué nos quedamos?
-En esta semana ya quedaron agendadas las citas de los testimonios, te parece si vamos uno y uno?, son alrededor de 200 personas.
-Será una semana difícil.
-No, será atareada pero no difícil.
-Entonces en marcha.
Sólo pude entrevistar a 4 personas en el transcurso de la mañana, salí disparada a la escuela para recoger a mi hija. La llevé a la casa de mis padre.
-Hija, cómo te has sentido?
-Mejor madre, gracias a las pastillas el dolor de la herida no es intenso.
-Cómo va el trabajo?
-Bien, estoy trabajando con Joaquín en un proyecto bastante bueno y serán unos meses atareados.
-Pues échale ganas, ya no tienes pretextos para cuidar tus asuntos-. Mi padre tan objetivo.
-Así es papá, y no pretendo victimizarme más.
-Mami, quiero conocer tu trabajo.
-Me parece bien, en estos días estaré muy ocupada recabando datos, pero el sábado vamos, te parece?
-De acuerdo.

Al llegar a la oficina seguí dando entrevistas, me preparaba para mi último testimonio de ese día cuando el señor Flores entró.
-Buenas tardes, interrumpo?
-O no, pase por favor, para que soy buena?
-Sólo vengo a informarte de una junta que habrá el sábado en la mañana, es importante que asistas, estaremos todos.
-No hay problema, por cierto, no le he podido agradecer el regalo que le dio a Amy, muchas gracias.
-No fue nada, necesitaban algo de magia natural.
Cuando salió otra persona iba entrando, una adolescente, tenía ciertos hematomas en la piel, ropa rasgada.
-Buenas tardes, puedo pasar?
-Claro, toma asiento, gustas algo de beber?, café, té o agua?
-Un café está bien.
Mientras le preparaba el café l observaba discretamente, ella se sentía incómoda.
-Cuál es tu nombre?
-Clara, Clara Echiveste.
-Un gusto Clara, mi nombre es Aurora, aquí tienes tu café.
Mientras se desarrollaba la entrevista Clara comenzó a tener confianza.
-Es usted psicóloga?
-No, por qué lo pregunta?
-Es que es muy buena oyendo a las personas.
-Gracias, saber escuchar no es privilegio de psicólogos.
-Bueno, eso sí.
La mala vida que había tenido Clara me sorprendía, aguantar tanto tiempo y tan joven a un tipo que sólo la golpea, necesitaba una intervención, le agendé cita en el DIF de Guadalajara para que le dieran el apoyo correspondiente a su situación. Necesitaba tener un soporte para luchar contra ella misma y perder el miedo a buscar merecer algo mejor.
A diferencia de mí, ella no tenía tantos vínculos familiares o sociales para que le dieran fuerza, me identifiqué con su dolor y por eso quise hacer algo más que solo mi trabajo.