I. GRADUACIÓN

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En la vida uno duda de lograr sus sueños, pero un día leí que el mundo conspira para que tus sueños se hagan realidad, eso me daba un poco de esperanza al pensar en ello, pues la vida para mí, al menos iba como quería.

-Aurora!

Escuché a mi hermano Vicente gritarme mientras yo anonadada miraba por la ventana de la camioneta de mi padre, en la que por cierto iba hacia mi escuela, para recoger mis papeles.
Mientras seguía en mi mundo mágico volví a escuchar a los tres en coro.

-Aurora!!!
- Qué pasa?-. Contesté un poco pasmada.

- Te digo. Cómo ves esta mensa, y tú crees que así se graduó?-. Le decía mi hermano a mi novio mientras él se reía, mirándome con sus hermosos ojos marrón.

-Cállate maldito envidioso-. Le grité irritada.- Estás celoso porque yo ya tengo una licenciatura y tú no.

-Sí como no, para estar así de mensa como tú cuando me gradué?, así estoy mejor, siendo un obrero cualquiera.

-Ya déjala en paz Vicente-. Mi madre abogó por mí. Y mi padre me veía con una sonrisa burlona por el retrovisor.

Todos iban muy guapos vestidos, de una manera elegante, bueno, iban arreglados para la ocasión, me iba a graduar y mi familia se sentía muy contenta.
Mi hermano llevaba unos pantalones flojos y una camiseta apretada, con unos Vans blancos; mi padre iba vestido de vaquero, sus jeans sostenidos con un fajo de cocodrilo haciendo juego con sus botas, y su camiseta de cuadros amarilla.
Mi madre tenía un lindo vestido de encaje blanco, su cabello estaba suelto adornado con un pendiente en forma de flor y unas zapatillas beige.
Mi novio se veía guapísimo, como siempre, sus pantalones más flojos que los de mi hermano, su camiseta mega gigante negra, sus tenis de bota negros, por supuesto no podía faltar su famosa gorra, que tanto lo identificaba.

-En que pensabas gatita?-. Me preguntó Damián mientras me daba un beso de piquito.
-En nada y en todo.
-Cómo?-. Preguntó confundido.
-Aaa olvídalo, yo sola me entiendo.

-Eso lo dudo-. Contestó mi hermano interviniendo en la charla.- Si te digo güey, las viejas están bien mensas, nadie las entiende.
Mi madre le metió un sopapo por el comentario contra las mujeres. Se merecía eso y más.

-Y pá que me pega? sí me dolió-. Vicente le contestó sobándose la cabeza.
-Ha pos no te lleves con las mujeres. Estás nerviosa?-. Me preguntó mi madre.
-Eee no, solo que no sé, me siento rara, nunca pensé que fuera a terminar tan pronto la carrera.

-Pues así pasa el tiempo de rápido y ya llegamos-. Dijo mi padre.

Todos bajamos de la camioneta, yo nerviosa pero con valor porque mi confidente novio me estaba apoyando, el solo hecho de que estuviera a mi lado me llenaba de una inmensa seguridad.

-Lista para tu reconocimiento por ser una gatita tan linda y tan inteligente-. Me dijo Damián mientras me besaba la frente.
-Contigo a mi lado siempre estoy lista, hasta para ir al infierno.
-Mejor te llevo al cielo con mis besos o no quieres?-. Me preguntó un poco desconcertado.
-Sí claro, pero quiero disfrutar este momento ahora...

Me interrumpió dándome un beso apasionado en la boca, después se apartó y pude respirar.
Caminamos hacia mis padres, en lo que Damián y yo estábamos en nuestra charla ellos me habían comprado un ramo de flores, eran unas margaritas blancas junto con unos tulipanes morados, me gustó la combinación.
Mi padre me entregó las flores, me dio un abrazo y me hizo un comentario, que supongo hacen todos los padres a sus hijas en esta situación.

-Ya era hora, ahora tendrá que tocarte mantenerme tú a mí.

Todos rieron al comentario de mi padre, menos yo, estaba demasiado nerviosa para reír.
Damián lo notó y me tomó fuerte de la mano. Me besó en la cabeza, cuando volteé a verlo me decía "te amo" con sus hermosos ojos marrón.

EL DESTINO DEL VERDADERO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora