My Thoughts On You (JAEYONG)

III

Felicidad es lo que siento cada vez que lo veo pasar por la puerta, cuando sé que puedo ser capaz de presenciar aquella sonrisa que adoro tanto. No es que él sea todo fuegos artificiales y charlas, ya que suele ser alguien tranquilo y centrado, que luego de un día agotador descansa sobre el sofá de la sala. Sólo estar cerca de él me ilumina por dentro, un tipo de serenidad que recorre mi cuerpo al estar cerca suyo. Le gusta llamarme desde el otro lado de la habitación, a veces para hablarme sobre su día o discutir sobre los próximos proyectos que el grupo va tener, hay días en que le gustaba hablar de cosas sin sentido, pero a mí no me molestaba ya que escuchar su voz me calmaba de cierta forma. 

Un día como hoy, en el cual me llamó para que lo acompañara en el sofá, me hizo un espacio y rápidamente descansó su cabeza sobre mi regazo. Aproveché la situación para recorrer mis dedos entre esos campos de color rosado, tan suaves y sedosos. Lo escuché murmurar algunas palabras, cuando suele actuar de esa manera, se asemeja a un gatito y eso siempre me provoca ternura. Cubría sus manos con las mangas de su sweater color negro, luego se acurrucaba un poco más, haciéndose más pequeño.

"Jaehyunnie, me gusta estar contigo..."

"Estoy realmente cansado, cuida más de mí"

"Mi lindo Jaehyunnie..."

Soltaba algunas frases mientras sonaba medio dormido y yo no podía evitar sonrojarme como loco, no sabía si debía preocuparme por aquellas palabras, pero sabía que Taeyong era así, le gustaba ser así con los miembros más jóvenes, pero de alguna manera también era así conmigo, aunque no nos lleváramos tantos años. No es que lo encuentre molesto, es más, me encanta que me trate de esa forma.

Mientras se encontraba dormido, volví a jugar con su cabello mientras observaba cada detalle de su rostro, ciertamente no había ningún rastro de imperfección, hasta aquella cicatriz cerca de su ojo le daba un toque más humano, la única evidencia que me hacía saber que no era una especie de deidad caminado entre los mortales. No dude en acercarme y posé un corto beso sobre su mejilla, noté que frunció un poco el ceño, pero seguía dentro de un profundo sueño. Quien sabe que hubiera pasado si se habría despertado en ese momento.

Tan sólo quedarme junto a él es mi lugar favorito en el mundo, si eso no es felicidad, no sé qué es. Dejaré que esa sea mi única definición, la que guardo siempre conmigo.