Desborde.
Del verbo; Desbordar: tr. Sobrepasar, abrumar, superar las previsiones o límites:
"Sus besos lo desbordan".
prnl. Exaltarse, demostrar los sentimientos fehacientemente:
"Y ellos desbordaron en caricias".Uno, otro e incluso un cuarto beso más fueron insonorizados por esa habitación antes de que las preguntas comenzaran a surgir dentro de ellos.
Un acto impulsivo que había dejado al descubierto la tensión sexual mutua entre el mayor y el rubio.Aquellas cuestiones que lograron plantearse ni siquiera llegaron a expresarlas en forma de palabras. Simplemente decidieron seguir explorándose el uno al otro, tal vez así resolverían más rápido los enigmas de sus cuerpos y obtendrían aquellas respuestas que tanto buscaban.
Ya cayendo de aquella nube, Sergi optó por posar sus manos sobre la cintura de David. Debido a los nervios estás ejercieron más fuerza de la necesaria atrayéndolo más hacia él.
El rubio desenfrenado, empujó a Sergi de los hombros suavemente hasta el sillón. Quería hacer algo nuevo, excitante, pero sin perder su esencia.Sentado encima del pelinegro recorrió con sus manos ese cuello y espalda trabajados. Pidiendo permiso con la mirada le sacó la camiseta y ya olvidando el sabor de sus labios, volvió a besarlo.
Sergi temía por sus acciones, él quien siempre fue tan experto con los hombres dudaba de qué le podría incomodar, gustar e imponer al menor. Temía, lo cual nunca había pasado por su mente antes.
Era algo nuevo.
Que se sentía diferente.
Se trataba de amor.David creía conocer sus límites hasta ese momento en el que quiso sobrepasarlos. Sin respuesta por parte del mayor quien aún estaba inmóvil, se deshizo de todo aquello que le cubriera el torso. Tras ese acto el pelinegro saco fuerzas del más allá y alzó al menor para acostarlo sobre la cama. Le miró detenidamente.
Estaba con las manos por encima de su cabeza, agitado, todo rojo y retorciendo sus piernas al rededor suyo en forma de auxilio.Suspiró.
-Te...-
David se detuvo intrigado a escucharlo.-Nada... nada- Se percató el mayor antes de cometer la mayor locura se su vida.
Volvieron a juntarse esta vez más cómodos. Abrazándose. Haciéndose doler.
Dándole importancia a la desnudez, terminaron de lucirla sacándose lo que restaba.
Se retaron, dejando marcas de una guerra interminable.
Al final de la noche ninguno fue capaz de proclamarse ganador. Ambos sentían el premio entre sus manos, ambos acabaron con toda su tropa en pie, ambos vencieron al enemigo antes de que cayera su imperio.