En el cementerio:
Todos cambiamos.
Desde siempre estamos en constante evolución, pero yo he perdido el motor que permitía avanzar y dejar lo malo atrás. Tú.
Es verdad que yo era muy independiente, digo era porque me di cuenta (tarde quizá) de que una persona puede ser llamada independiente hasta ella se lo puede creer, pero siempre siempre hay alguien más que se encarga de traerla a la realidad; en mi caso eras tú, mi ancla a la vida.
Desde que te fuiste he vivido, mejor dicho no he vivido, pues experimenté las sensaciones más horribles del mundo.
Hubo un tiempo en el que pensé que el mal estaba bien, ¿irónico? Lo sé, pero creía que si me encerraba en las profundidades de mi lado oscuro podría sobrellevar todo lo que viniera después; tú lo verías como el regreso de mis muros, pero que más iba a hacer.
Sé que depender de ti no es la mejor opción, pero fue gracias a ti que pude ver la luz después de haber permanecido tanto tiempo entre las sombras de una capa invisible que permitía que no me mostrará cómo era: vulnerable.
Tenías un poder especial en mi y todos lo notaban.
Creía que la vida me odiaba pero luego caí en cuenta que si me odiara jamás te hubiera conocido ni tampoco habría conocido el poder de la luz en el mundo.
Henry quería darme ánimos pero no podía, lo intentó todo pero de nada servía.
Quizá me oigas o quizás no, pero ahora sé que por más maldiciones que pasen, por más dimensiones que existan o las miles de veces que intente subir mis muros tú estarás conmigo sea físicamente o en mi corazón.
Te lo prometo Robin, jamás me olvidaré de ti.
Te encontraré pasa lo que pase, porque no estás muerto, no para mi.
Sé que suena muy de los Charmings, pero últimamente sin ellos no hubiera salido de mi escondite.
Te amo Robin y te prometo que hallaré la manera de volver a estar juntos.
