Prefacio

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Abrió los ojos lentamente, el dolor corporal que tenía superaba sus fuerzas para moverse. Estaba recostada hacia un lado, y solo veía entrar la luz del sol a travez de un gran ventanal adornado por cortinas blancas.

Sus ojos se abrieron como platos, estaba en el hospital y no sabía cómo había llegado hasta allí. Miró su cuerpo, lleno de cables y tubos, y dos grandes vendajes, uno en cada muñeca. En ese momento lo recordó todo, y en el instante cayó una lágrima a su mejilla. Había intentado suicidarse cortándose las muñecas con un gran cuchillo en la cocina de su casa, pero ¿Quién la había salvado? Su padre había salido de viaje por unos dias.

Cuando lentamente viró su cabeza para ver hacia el otro lado, vió una sombra desaparecer rápidamente, mientras un viento helado la azotó. Entonces se dió cuenta que no estaba sola en la habitación.

La ProtegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora